Escribe: Lic. Ps. Yasmin Buono: Culpa y error: cuando el pasado sigue pesando

Todos cometemos errores, desde decisiones que han sido impulsivas hasta palabras que no debimos decir. Equivocarse es parte de nuestra propia humanidad. Muchas veces lo que nos marca no es el error en sí, sino lo que sentimos después: la culpa. Esa emoción que nos recuerda que de alguna manera hicimos daño, algo no estuvo bien, fallamos a nuestros propios valores.
Lo menos adaptativo es cuando la culpa se vuelve excesiva, paralizante o crónica; muchas personas no logran soltar los errores del pasado, los reviven una y otra vez y es entonces donde se convierte en una prisión que tortura y no permite reconocer lo valioso que está en el presente.
Desde la Terapia Cognitiva Conductual, el abordaje que guía mis consultas, se reconoce que los errores no son hechos aislados, sino eventos que interpretamos a través de filtros mentales. Estos filtros suelen tener raíces profundas en la historia personal, la educación recibida y los mandatos sociales.
Dos personas pueden cometer el mismo error, pero mientras una dice “me equivoqué, qué puedo aprender de esto” la otra puede decir “soy un fracaso, no valgo nada”, “lo que hice es imperdonable”, “hago todo mal”.
Es importante tener en cuenta que muchas veces la diferencia está en el pensamiento, no en el hecho.

Manejo de los errores

García Mongue expresa que una de las fuentes más habituales de baja autoestima es la conciencia autoagresiva de los errores cometidos en nuestra vida. Autoinculparnos por conductas que resultaron equivocadas para los fines que pretendíamos.
Para el tratamiento adecuado del error primero es importante saber qué es y luego en la medida de lo posible cambiar su interpretación.

Aspectos a considerar

El error es un requisito de cualquier proceso de aprendizaje, tanto aprender a vivir como aprender el manejo de una técnica. Es importante entonces considerar el error no como un palo para golpearnos todo el día sino una información que nos dice qué es lo valioso para mí en esta situación.
Poder reflexionar sobre qué es lo que realmente deseo o estoy necesitando y cuál sería la mejor manera de conseguirlo. Es decir, poder pensar en las decisiones como datos a considerar.

Conciencia

Sobre el pasado ya no podemos actuar, sí en el presente. Para eso es importante la conciencia de nuestros actos.
Para poder aumentar este aspecto tan importante sobre la responsabilidad y la consecuencia de lo que hacemos, decimos, te dejo preguntas que tal vez estimado lector puedan dar claridad a alguna situación particular de tu vida.
¿Qué es lo principal que deseo obtener en las decisiones que tomo?
¿Valen la pena las consecuencias dado lo que deseo obtener?
A corto plazo, largo plazo: ¿qué consecuencia podría esperarse como resultado de la decisión que deseo tomar? ¿Estas decisiones me acercan o me alejan de la persona en la que deseo convertirme?
Es muy importante la elección de conductas constructivas, ya que esa elección va a tener un impacto directo en nuestra autoestima repercutiendo a nivel personal, familiar, laboral y por supuesto mejorando nuestra salud mental.

097352937

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