
La brecha corta
Días atrás publicamos en páginas de EL TELEGRAFO un artículo referido a la diferencia de precios de un lado y otro de la frontera, a partir de un informe que elabora periódicamente el Observatorio Económico del Campus Salto de la Universidad Católica del Uruguay. El último de estos informes da cuenta de la confirmación de la tendencia de los últimos meses: la reducción sostenida en la diferencia de precios entre Uruguay y Argentina. El estudio correspondiente a mayo de 2025 mostró que los productos de consumo básico son apenas un 14,24% más caros en la ciudad uruguaya de Salto que en Concordia, de acuerdo con el observatorio, la menor disparidad desde octubre de 2017, cuando la diferencia fue de apenas un 5,3%. Sin embargo, más allá de este promedio, hay rubros donde la brecha sigue siendo muy significativa, con algunos ejemplos en los que la diferencia de precios supera el 100%.
La diferencia ha venido cayendo sostenidamente desde setiembre de 2023, cuando alcanzó al 180,2%, y era moneda corriente el cruce de los uruguayos a la otra orilla a hacer turismo y compras o pasa “un fin de semana de ricos”, como se popularizó. Un uso que no llegó a hacerse costumbre, porque progresivamente la diferencia se fue acortando. En marzo pasado fue del 24,3%, y, como se expuso, en mayo se ubicó en 14,24%.
Claramente los mayores cambios se han visto en la economía argentina. Siempre según el informe, el peso argentino se apreció un 6,6% respecto al dólar desde el último relevamiento, mientras que el peso uruguayo lo hizo en un 1,6%, por ejemplo. Efecto de esta apreciación, así como de las medidas que Argentina ha aplicado en la región pampeana, la brecha de precios, aunque no desapareció, al menos se redujo. Un fenómeno similar ya había marcado el informe de Ceres para la Cámara de Turismo, que mostraba que el Uruguay se había vuelto conveniente para las vacaciones de los argentinos, con el detalle en contra de que en el mismo lapso Brasil se volvió mucho más conveniente aun.
Ahora bien, esta reducción, sumado a la barrera que supone el costo del peaje en el puente internacional (que en el paso de Salto Grande no existe), pone a cierto resguardo al comercio sanducero, aunque no del todo. Recordemos que el algunos artículos la brecha persiste a niveles de 100% de diferencia, aunque no por ejemplo en prendas de vestir –un clásico de quienes cruzan la frontera–, donde incluso el informe muestra que es conveniente comprar en Salto en lugar de en Concordia: “Contra la percepción común, el rubro de prendas de vestir y calzado muestra una ventaja relativa para los consumidores de Salto. La brecha promedio es de -13%, lo que significa que Uruguay tiene precios más bajos en esta categoría. Los jeans para hombres, por ejemplo, cuestan un 25,7% menos en Salto que en Concordia, y el calzado deportivo para hombres tiene una diferencia favorable del 10,4%. La única excepción dentro de este grupo fue el calzado deportivo para niños, que es un 17,6% más barato en la ciudad argentina”.
Otro rubro estratégico es el del transporte, los combustibles. En este caso lo que marca el informe es que la diferencia es “apenas del 3%”, aunque hace la salvedad que esta aparente paridad obedece a la existencia del beneficio del descuento del Imesi, sin ello, la diferencia sería del 70%, lo que demuestra que en caso de desaparecer será suficiente como para justificar un cruce y, como sabemos, quien cruza a cargar combustible, aprovecha el viaje.
No podemos desconocer que en todo este tiempo se han tomado medidas que benefician a las empresas del sector comercio y servicios de este lado de la frontera como una forma de compensar el desequilibrio y ello —en parte— ha permitido que muchas empresas sigan trabajando a pesar del escenario desfavorable.
Así las cosas no ha de faltar posiblemente quien argumente que sería tiempo de ir quitando estos apoyos. Hacerlo en este momento sería rotundamente un error. No solamente porque, como se plantea en el informe, la brecha aunque se redujo, no desapareció, y además no es lineal en todos los rubros, sino que además hay empresas que además de estos beneficios han tenido que recurrir a otros apoyos, a financiamiento externo para hacer frente a sus obligaciones, por lo que aun encontrándose en un escenario de relativa paridad en ese escenario de competencia transfronteriza, todo este tiempo transitado en repecho han dejado sus secuelas y es necesario no solo encontrar terreno plano, sino que además sería oportuno extender un poco la bajada hasta recuperar.
Pero ojo, esto no es algo que sea exclusivo de las empresas fronterizas del sector comercio, sino que es una particularidad del país, como viene de comentar el flamante presidente del Banco Central del Uruguay, Guillermo Tolosa, quien habló de una necesidad de reducir el costo del crédito en pesos. Lo hizo en un encuentro organizado por la filial Uruguay de la organización de coaching para ejecutivos Vistage, donde planteó como un desafío mejorar el acceso al financiamiento, especialmente para empresas de menor porte. “Uruguay se endeuda en dólares más barato que varios países de la región, pero en pesos nos cuesta algunos puntos porcentuales más. Eso refleja un problema estructural que afecta no solo al Estado, sino a las empresas y los hogares” y en la misma línea, agregó que “las personas en Uruguay también pagan en términos reales significativamente más tasa de interés por crédito en moneda nacional en comparación con varios países de América del Sur”. Y si ya es un esfuerzo adicional para las micro y pequeñas empresas, cuánto más lo ha sido en el contexto de la diferencia cambiaria. Retirar los apoyos actuales no es una decisión que se pueda ni deba adoptar de buenas a primeras cuando el subibaja todavía no está cerca de apoyarse de este lado, más bien que recién empieza a dar muestras de equilibrarse.
→ Leer más