Concierto en la Basílica homenajeó a Eduardo Gilardoni

A pesar de la llovizna y el mal tiempo del martes por la noche, el público sanducero se hizo presente para disfrutar del concierto “Diálogos del Barroco y el Siglo XX – Homenaje a Eduardo Gilardoni”, que tuvo lugar en la Basílica Nuestra Señora del Rosario y San Benito de Palermo. La actividad, organizada por la Comisión del Órgano Gamba y Comoglio, estuvo a cargo de un ensamble de intérpretes de destacada trayectoria internacional: la soprano María José Badano, el clavecinista Leonardo Valiante y el violonchelista sanducero Enrique Porro.

La propuesta llegó a Paysandú en el marco de un proyecto impulsado por Valiante, quien vive desde hace 25 años en los Países Bajos, y Badano, quien reside actualmente en Montevideo, tras haber vivido y desarrollado su carrera en países como Estados Unidos e Italia. La propuesta tiene como objetivos fortalecer la interpretación histórica del Barroco, propiciar el intercambio con artistas locales y acercar al público experiencias artísticas que unan excelencia técnica, investigación y sensibilidad cultural.

Del Barroco a Gilardoni

La velada comenzó con Badano y Valiante interpretando Lagrime mie (Lágrimas mías), un lamento cargado de dramatismo y refinamiento armónico perteneciente a la cantata Diporti di Euterpe (Diversiones de Euterpe), de la compositora italiana Barbara Strozzi (1619–1677). Luego, Valiante interpretó solo en clave dos de las Sonatas prusianas de Carl Philipp Emanuel Bach, piezas fundamentales en la transición del Barroco hacia el Clasicismo.

A continuación, se sumó el violonchelo de Porro y, acompañada por ambos músicos, Badano dio vida a las arias Se pietà di me non senti (Si piedad de mí no sientes) y Piangerò la sorte mia (Lloraré mi suerte), de la ópera Giulio Cesare in Egitto (Julio César en Egipto), de Georg Friedrich Händel, ejemplos de la intensidad expresiva del Barroco.

El homenaje al compositor uruguayo Eduardo Gilardoni (1935–2022) ocupó un lugar central, con la interpretación de cuatro piezas: Preludio, Presencia, Todo reverdece y Noche de cuatro lunas. Las dos primeras, con textos de Mario Miani, evocaron presencias intangibles y metáforas de la naturaleza, mientras que la última, sobre un poema de Federico García Lorca, exploró una fusión entre canción popular española y vanguardia musical.

El programa concluyó con Herr, führ uns nun zum Ziel des langen Leids (Señor, condúcenos ahora al final del largo sufrimiento) y Dann tönt der Laut’ und Harfe Klang (Entonces resuena el laúd y el sonido del arpa), del oratorio Judas Maccabäus de Händel. Ante los cálidos aplausos del público, como bis interpretaron nuevamente Piangerò la sorte mia.

La música trasciende todo”

Tras el concierto, los músicos visitantes dialogaron sobre la experiencia que vienen llevando adelante por distintos puntos del país. Destacaron que el recorrido había comenzado la jornada anterior en Salto, y que, tras pasar por Paysandú, continuaba el viernes en Montevideo, en la Basílica de San Francisco, y el sábado en Punta del Este, en la Parroquia La Candelaria. “Estar aquí fue un placer. El público es muy cálido, nos sentimos en casa y queremos volver”, expresó Badano. “Es fundamental que la música antigua siga trascendiendo en el país. Y en esta oportunidad también hicimos el homenaje al Maestro Gilardoni, como forma de enraizarnos en nuestra cultura. Él es un gran ejemplo”, agregó Valiante.

Consultados sobre el desafío de acercar este repertorio a públicos diversos, Valiante señaló que el Barroco “tiene mucho de espiritual, porque trabaja la retórica y la interpretación del texto. Hay que saber también improvisar en esos campos, y eso realmente requiere mucho trabajo”. Badano, por su parte, añadió que la música “trasciende todo. Te conecta desde lo espiritual, desde la vibración”.

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