En los últimos días, en marco de la celebración de los 113 años de UTE, la ministra de Industria, Energía y Minería, Fernanda Cardona refirió a la posibilidad de adecuar las tarifas eléctricas para el norte del país. Concretamente decía: “Estamos trabajando con UTE como empresa del país para tener una cabeza disruptiva del punto de vista tarifario, no solamente para los empresarios y el ambiente productivo, sino también para la ciudadanía y su servicio para todos los hogares, pensar en cuál es la realidad del Uruguay en estos momentos. Una de las cosas que planteé siendo directora por la oposición en el perÍodo pasado, cuando íbamos al norte en verano, la gente de Artigas, Salto, Paysandú o Rivera, con las temperaturas a las que se llegaba, se concluía que tener aire acondicionado no es algo superfluo, sino una realidad de calidad de vida”.
Agregaba Cardona que una medida de este tipo “tiene que ver con algo que UTE tiene como desafío, pensar cuál es la demanda tanto de la población como de la industria y tener un pliego tarifario acorde a esa demanda. Claro que hay que considerar todo esto a la vez, qué recursos tenemos, qué estructura damos, tenemos todo el negocio, generamos, distribuimos, organizamos pero tenemos que tener siempre en cuenta la demanda real de la población”. E insistió en que “hace muchos meses venimos pensando una tarifa distinta para el norte del país y lo estamos trabajando con los cargos fijos, la potencia e incluso nos han planteado el mismo tema desde el sector rural”,
Cardona valoró el rol de las empresas públicas uruguayas y recordó que el acceso a la energía “es un derecho humano y con esta visión ha trabajado UTE a lo largo de los años”. Refirió al respecto que existe una tarifa universal por la que todas las personas pagan lo mismo, independientemente del lugar dónde estén. “Eso es equidad territorial y justicia social. Y es una decisión política, sostenida en el tiempo”, y señaló que “cuando hablamos de acceso hablamos también de inclusión, de dignidad y de cuidado”.
La idea de una tarifa diferencial no es nueva, aunque hay que reconocer a la actual ministra el rol en mantener el tema vigente actuando en minoría en el anterior directorio del ente, como representante entonces de la oposición, y reflotarlo ahora, cuando ocupa la silla más importante de la cartera.
En 2022 Gustavo San Andrea impulsó desde Salto una campaña que recabó unas 10.000 firmas que presentó a la presidencia de UTE, solicitando un beneficio en la factura eléctrica de los meses de diciembre, enero y febrero al norte del río Negro. La iniciativa no prosperó y, viéndolo en retrospectiva, considera que faltó que se involucraran actores políticos detrás de la idea, comentaba más recientemente a EL TELEGRAFO.
El propósito de la campaña no fue otro que el compensar el mayor consumo que genera el uso del aire acondicionado por las elevadas temperaturas de esta zona del país. “Fue en febrero del 2022”, recuerda. “¿Te acordás que hubo una ola de calor impresionante, que se decía que fue el día más caluroso del año a nivel mundial? A raíz de eso empecé a publicar en las redes que en el norte, por sufrir estos calores, merecíamos una tarifa diferencial. Porque hoy por hoy, acá en el norte, sabemos que el aire acondicionado no es un lujo, es una necesidad”. La respuesta desde el ente fue negativa, aunque no fue unánime y en esas respuestas aparecieron argumentos que citaban antecedentes como descuentos que se hicieron en respuesta a diferentes fenómenos climáticos, tormentas, sequías, inundaciones. “Todo eso se hizo descuento en tarifas de UTE, se hicieron por franjas, o sea que se podía hacer. Si hubiera voluntad política”, afirmaba San Andrea. A la postre, el argumento para la negativa fue que “si nos piden en el norte también nos van a pedir en el Este y así”. Esta respuesta no es aceptable, considera San Andrea.
“En el Este con 25 grados están sofocados de calor, en Montevideo con 30 grados ya están desesperados, y acá sufrimos 50 grados. No es lo mismo el calor del norte que el calor del sur”. Pero sumado a esto hay otro elemento que se debería tener en cuenta a la hora de evaluar todo esto y es el costo de trasladar la energía desde donde se genera hasta los grandes centros de consumo, que están en el área metropolitana, y que a partir de la instalación del nuevo data center en proceso de construcción ese peso será aún mayor. Como decía Cardona: la tarifa eléctrica es la misma en todo el país, sin embargo no cuesta lo mismo entregar la electricidad en Salto, Durazno, Tacuarembó, Paysandú, Soriano y Río Negro que en Montevideo, Canelones o Maldonado.
En los hechos podríamos hablar –muy burdamente, por supuesto– de un subsidio desde el Norte del país al Sur, pagando un sobrecosto eléctrico para equiparar el precio. A la postre no se trata de tener en forma permanente una tarifa más barata, sino de contemplar las condiciones notoriamente diferentes entre una zona y otra del país, que inciden en el costo del confort para las familias. En el gobierno, al menos en la ministra de Industria, Energía y Minería, hay disposición para encontrar una solución, esperemos que lo que no falte esta vez sea el acompañamiento político que en los días de su campaña reclamaba San Andrea, y no encontró.


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