Pues sí, ¿quién iba a pensarlo? El verano está aprontando su mudanza. Si hasta el carnaval se termina, y eso que es largo, largo. Al pasar por las vidrieras de los comercios se destacan las túnicas que en días los niños usarán, felices del reencuentro con su escuela, sus compañeros, sus maestras.
El calendario aun estira un par de semanas el tiempo de verano, pero se aprecia que hay menos concurrentes a la playa, se le dedica menos tiempo a la costa, sin por eso dejar de recorrerla, de hacer ejercicios, de disfrutar esa zona tan atrapante de la ciudad.
La lluvia se sigue haciendo esperar, aun cuando han sido escasos chaparrones. Y sigue siendo tan necesaria para todos los sectores, más allá que su falta nos regala un Uruguay con una tonalidad extraña para esta zona.
El verano como temporada se va, hay que aprovechar sus últimos días. Para el caso, esta página se despide. Ya vendrá otro verano, ya volverá EL TELEGRAFO a mostrar lo mejor de la temporada estival en este trozo del planeta, tan querido, tan nuestro.