Nostalgia, marca registrada uruguaya

“¡Qué uruguayos locos!” puede pensar cualquier extranjero que haya arribado a este suelo por estos días. Mire que tener una Noche de la Nostalgia, unas horas para recordar lo que ya no es, ni volverá a ser. Pues sí, quizás un poco locos, reconozcámoslo. Pero no los únicos, a los siquiatras gracias. Sin ir tan lejos, apenas cruzando el Atlántico, en España se celebra (digámoslo así) una versión propia de la nostalgia. El segundo sábado de setiembre se vive entre gallegos, catalanes, vascos e ainda mais “La noche de los corazones rotos”, un momento en que separados, divorciados, “ateos del amor” y oportunistas salen a romper la noche brindando por la soledad que los ampara. La nostalgia tiene algo de eso también, aunque –claro– no es tan sencillo reconocerlo. Bailar en unos brazos pensando en otros, mirar unos ojos viéndose en otros, sentir una piel añorando otra. Vamos, que eso también es nostalgia y no solo volver a escuchar aquellas canciones que las cantábamos como “últimos éxitos” hace tanto que uno ya no quiere contar los años. Nostalgia. Si hay que referirse a años, cuarenta exactos. Desde el 24 de agosto de 1978 en que Pablo Lecueder convocó desde CX-32 Radiomundo a bailar la música “viejita”, dejando que los recuerdos movieran las piernas, sin importar que ya no se pudiera mantener el ritmo de antaño. Y la historia sigue. Algunos años con más éxito, otros con menos. Pero ya nadie nos quita la Noche de la Nostalgia. Muchos disfrutaron en las consabidas cenas show ofrecida aquí, allá y más. Otros prefirieron los bailes. Y una tendencia creciente es la del asado con amigos y el parlante a todo volumen pasando la música más o menos vieja, más o menos nostalgiosa, pero a disfrute pleno.
Muchos dejaron el auto o la moto en casa y convocaron un taxi. Quizás por aquellos versos de Enrique Cadícamo: “si las copas traen consuelo/ aquí estoy con mi desvelo/ para ahogarlos de una vez”. Algunos “de esos” recuerdos aprenden buceo, pero no se logra lo que no se intenta. Sirva otra mozo, sirva que hay que brindar. Por la Nostalgia. Por ser así, tan pero tan uruguayos. Y usted, ¿ya sabe qué hará la próxima Noche de la Nostalgia?