Solicitada

UNA VERGÜENZA
CON MAYÚSCULAS
En Young, el encargado del comedor municipal del Instituto Nacional de Alimentación (INDA), con artimañas y mentiras, no dejó que un abuelo de 80 y con una pierna cortada levantara comida del comedor por basarse en una regla inventada (por él) de que quienes pagan el tique del comedor deben, obligatoriamente, comer allí. Al saberse el problema, familiares se contactaron con la dirección del INDA en Montevideo, quienes afirmaron que, de existir una regla, es una clara excepción y que los reglamentos no corren en estos casos. La responsable explicó que había tenido una charla con la asistente social encargada en Young y que estaba al tanto de la situación, que para nosotros no cambiaba nada, por supuesto. También queda en evidencia la falta de seriedad de parte de responsables de INDA porque, según ella, ordenó al responsable local que solucionara el problema y este hizo caso omiso a su superior.
Tampoco fueron de mucha ayuda las asistentes sociales responsables de la oficina de políticas sociales, quienes cambiaban de historia a cada rato inventando excusas hasta desatenderse del tema.
La indignación mayor fue cuando el encargado en Young comenzó a cambiar su versión sobre la situación haciéndolo ver como un problema monetario y cambiando la historia varias veces cuando, desde un principio, se le dijo que el abuelo no tenía problemas en pagar el tique (un mail comprueba lo dicho).
Una mentira sobre otra, y el octogenario con una pierna menos sin poder acceder a un beneficio que lo ayude a llegar a fin de mes.
Personalmente, a quien escribe le gustaría que Dios castigara a todas estas insensibles personas con una pierna menos y con la energía de un hombre de ochenta años para moverse más de diez cuadras de ida y diez de vuelta. Esta gente ya perdió toda clase de humanidad, aparte de tener un corazón de piedra y no me imagino qué fue lo que les enseñaron a las asistentes sociales que lo que menos hacen es asistir. Este tipo de personas no deberían estar en puestos donde mirar al prójimo con empatía es muy necesario, ninguno de ellos. Cuando andan atrás de un trabajo, son unos pollos mojados, pero se ubican en un puesto y son dioses chicos, olvidándose de quienes son los que pagan su sueldo.
También vale aclarar que este abuelo es el tipo de persona que se ve complicado para su propia existencia, pero toda su vida pagó los impuestos y así es como lo ayudan en sus años de ocaso. Estas también son las cosas que hace la Intendencia, pero no las publicita.
C.I. 3.302.856-6