Los verdaderos problemas no estuvieron en los titulares

Los incidentes ocurridos en Artigas entre el ministro del Interior, Eduardo Bonomi, y un grupo de trabajadores tabacaleros ocupó los titulares y desplazó la inauguración del Instituto Tecnológico Regional Norte de UTEC, en Rivera, o la habilitación de la ruta 30 a pesar de las críticas por la calidad de las obras presentadas el lunes.
El entredicho comenzó tras el retiro del presidente Vázquez y mientras el ministro de Transporte, Víctor Rossi, resaltaba la obra en la carretera, largamente reclamada por los vecinos.
Los manifestantes intentaron llegar a la primera fila para que se leyera su pancarta y en los videos particulares junto a los emitidos por los canales de televisión presentes en el lugar, se aprecia la ubicación de varias personas y el secretario de Estado delante de la pancarta de protesta.
Así sobrevino el forcejeo que finalizó con la detención por algunas horas de dos hombres identificados como trabajadores tabacaleros que reclamaban por la continuidad de la producción del sector en Artigas, mientras mostraban una cajilla de cigarrillos de una marca paraguaya que ingresa al país de manera ilegal.
Los manifestantes fueron retirados por los guardaespaldas del ministro y cuando le preguntaron por las razones de dichas detenciones, Bonomi se limitó a responder “No sé. Estaban tratando de desvirtuar un acto público”.
El jerarca aseguró que los trabajadores no solicitaron encuentros con ningún ministro, ni presentaron reclamos por las vías acordes a lo establecido en los denominados consejos de cercanía, o encuentros con el gabinete en localidades del Interior. Una modalidad que, por cierto, se había interrumpido y se retomó a finales de este año. Las versiones –siempre inciertas y subjetivas–, sirven en un año electoral que promete ser caldeado y con mayores desencuentros. La legitimidad de las protestas en democracia están fuera de discusión, pero los grandes ausentes son los temas de mayor preocupación de los artiguenses, al igual que el resto de la población que reside al Norte del Río Negro.
Por ejemplo el desempleo en Artigas, que se ubica por encima del 20% –con un informalismo aún mayor con el 41%–, con escasas posibilidad de reactivación y movilización industrial, enmarcado en un panorama que se deteriora año tras año. El elevado índice del seguro de desempleo afecta a los trabajadores de la piedra, los free shops, el comercio, el arroz y sólo se observa a las instituciones públicas como fuertes generadores de trabajo.
Y el panorama se complicará con la instalación de Lojas Francas en Quaraí, que harán peligrar a decenas de puestos de trabajo, por tanto los trabajadores y empresarios tienen urgencia que el Poder Ejecutivo se comprometa a buscar soluciones y negociar con el futuro gobierno de Jair Bolsonaro que se instalará el 1º de enero. Los comerciantes de las zonas francas propusieron que se instrumenten las mismas condiciones que tendrán sus similares del lado brasileño, pero hasta el momento no hay respuestas o planificaciones estratégicas que lleven tranquilidad a la comunidad.
Artigas es el segundo departamento con mayor proporción de hogares en situación de pobreza. Y a eso no lo gargantea la oposición, sino que se destaca en el informe Observatorio Territorio Uruguay (OTU) de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP). El 54,4% de las personas tienen al menos una Necesidad Básica Insatisfecha, lo que ubica al departamento con mayor porcentaje en el país. Más del 40% de la población no tiene conexión al saneamiento, el 5,7% no tiene conexión al servicio de agua potable para beber o cocinar, el 2,4% de la población mayor de 15 años es analfabeta y es el guarismo más alto del país, de acuerdo a un relevamiento realizado el año pasado. En cuando a la educación en las personas de 25 años es de 8,4 años y solo el 13% de la población tiene estudios terciarios.
Artigas está rezagado en el acceso a las nuevas tecnologías con el 44,8% de los hogares con conexión a Internet, mientras el promedio nacional se ubica en 64,3%. En Artigas faltan médicos en determinadas especialidades y la complejidad de este problema se reveló tras la muerte de un paciente de 65 años, mientras esperó durante tres meses por el resultado de una biopsia ante la ausencia de un anátomo-patólogo en su departamento.
Ahora está en curso una auditoría a la historia clínica que poco puede aportar a estas alturas a su familia, al igual que la intervención al centro de salud artiguense, resuelto y anunciado a la prensa con bombos y platillos tras la muerte del hombre.
Con la viralización de videos a través de las redes sociales, aún se observa –a pesar de la intervención– las demoras en la atención de pacientes en la Emergencia del Hospital y la indignación que provoca con el paso de las horas. Porque en este territorio pequeño y sin grandes accidentes geográficos, aún se desconoce lo que ocurre a 700 kilómetros de los escritorios donde se resuelven algunas cuestiones cruciales para los seres humanos.
Y algo similar ocurre con el tratamiento de otras patologías, como los pacientes psiquiátricos, cuya sala ya inaugurada nunca se habilitó para tales fines y el especialista presentó su renuncia. La gran pregunta es cómo se abordan los casos y si las derivaciones a departamentos cercanos continuará presentándose como la única opción para la solución al problema.
Esos problemas son los que atraviesan a la población de Artigas y generan una desigualdad no resuelta, a pesar de la soberbia de las respuestas del primer mandatario cada vez que sale al Interior. Esos y no otros que van más allá de las protestas. Porque en este país ni un régimen totalitario pudo amedrentar al “río de libertad” que salió a las calles hace 35 años y consiguió unir a adversarios políticos de todas las horas.
Hoy están separados por mezquindades y si la población afectada reclama por sus derechos no contemplados, salen a cobrar al grito, cuando en realidad son problemas que se arrastran desde todas las administraciones.