Medio centenar de tamberos sanduceros remitentes a PILI enviaron por primera vez su producción a otra planta

Era algo inexorable, pero que pretende ser por poco tiempo. Desde la víspera el camión de otra planta industrial, comenzó llegar a tambos que durante prácticamente toda su vida remitieron a PILI, con las sensaciones cambiantes que eso significa. De todas maneras, un productor –fiel a su decisión de hace meses–, dijo no al envío a otra empresa y cerró definitivamente su tambo.
Son alrededor de 50 tamberos sanduceros que desde la víspera cambiaron su rutina. Más allá de que el ordeñe y la actividad en su campo será similar a todos los días, el hecho de que otro camión venga por su producción, y que la misma viajará al litoral sur y no a pocos kilómetros como aconteció durante años, es una sensación “rara”, como expresó un tambero.
Esos 50 tamberos hoy producen aproximadamente unos 35.000 litros leche diarios. Por el camino quedaron los tambos de PILI, que remitían alrededor de 16.000 litros de unas 900 vacas hasta hace 10 días, un tambero del sur del país con una importante cantidad de litros que enviará su producción a otra planta, y los tamberos de Salto, que desde hace unos meses remitían a la empresa sanducera.
Como es de conocimiento público, los campos que pertenecían a la empresa, como ser “El Encuentro” en Florida y “La Armonía” en Paysandú serán rematados, al igual que las vacas, herramientas y maquinarias de esos predios. Quedará en el recuerdo que en el año 2015 ambos tambos producían, con 9.000 vacas, alrededor de 85.000 litros de leche.
Esta situación seguramente fue tenida en cuenta por algún inversor, porque más allá de pretender muchos productores seguir enviando su leche a PILI, ya no serían los 60.000 que ingresaban diariamente, sino que estos 35.000 serían muy escasos para quien desee contar con materia prima para su elaboración.
Souza enfatizó que “seguimos siendo productores remitentes a PILI. Lo que hace la industria local es venderle la leche a granel a Lactalis, transportándola hacia la empresa” del litoral sur del país.
Sobre el envío a esa industria y no a otra, explicó que “Conaprole señaló que tendría problemas de logística en los fletes y no se pudo negociar con la cooperativa, por lo que se concretó con Lactalis, empresa que tuvo muy buena voluntad para solucionar el tema”.

CERRÓ SU TAMBO
Un tambero de la zona de Quebracho, y que en oportunidad de una asamblea urgente de la APLP había manifestado que “no le voy a enviar mi leche a otra planta que no sea PILI, y si tengo que cerrar lo voy a hacer”, cumplió con su palabra y el martes fue la última vez que ordeñó.
El productor explicó que “la decisión no fue de un día para el otro, porque ya preveía que la situación era complicada, y desde hace algunos meses vengo reconvirtiendo mi producción a ganado de carne”.
Previendo que para diciembre secaría varias vacas, adoptó la decisión de ir cambiando su forma de trabajar, y procura que la situación no impacte en su economía, mientras analiza la venta de esas vacas para ir adquiriendo animales raza carne y reconvertirse en su predio.

ANGUSTIA Y BRONCA
“Estamos con incertidumbre, angustia y bronca”, dijo a EL TELEGRAFO el productor Carlos Lancieri, de la zona de Colonia 19 de Abril. “No sabemos a quÉ hora pasará hoy el camión, pero sí conocemos que la leche irá a Lactalis”, dijo.
Recordó que hasta el mediodía del lunes, “la idea era mandar la leche a Conaprole, y resulta que en la tarde dijeron que no podía recibirnos la leche, por lo que prácticamente hubo que salir a pedir por favor que nos reciban la leche, siendo que en su momento desde la cooperativa nos manifestaron que cuando cerrara PILI nos tomaban la leche”.
“Tenemos bronca porque le hicimos el aguante a PILI hasta último momento, y resulta que ahora todo se terminó”, expresó el productor sanducero.
Aunque los productores no quieren bajar los brazos, entienden que “hay que ver como viene la mano, porque trabajar para perder plata no es negocio. Hay que ver que pasa con el precio de la leche, porque al cambiar de fábrica cambia todo”. Se mostró muy molesto con “la gente del Instituto Nacional de la Leche (Inale), porque se ve que fue creado para hacer favores políticos, ya que prácticamente nos dejó en banda. Pensé que nos daría una mano pero quedó en eso nomás”.
Para el productor “no solo la familia Nolla tuvo que ver con este final. Esto fue financiado por entidades bancarias, que ni siquiera como requisito le pidieron a PILI que hiciera contrato cuando estábamos todos y se producían más de 200.000 litros; no hicieron contrato con los productores y dejaron la puerta abierta, y ahora les entra el apuro que hay que rematar”.

¿QUIÉN PODRÁ SALVARME?
Son varios los productores que reconocen que el “Chapulín Colorado” para PILI es la Cooperativa Nacional de Productores de Leche (Conaprole).
Más allá de reconocer que el monopolio no le hace bien a la producción, es la única capaz de sostener a la industria local y que no cierre definitivamente sus puertas. Incluso, para la cooperativa no sería una compra que desestabilice su economía, porque teniendo en cuenta los 30 millones de deuda de Venezuela, bien podría cambiar esa deuda por la planta directamente con el Banco de la República y hacerla producir.
A esto hay que sumarle el atractivo que significa la planta de suero en polvo ubicada en las cercanías de Pueblo Esperanza, que obtiene ganancias de un producto que antiguamente era para alimentación de los cerdos.
Pero las dificultades para que Conaprole se quede con la planta de PILI pasan por un lado, por la baja del precio de leche de Fonterra, las complicaciones que ya existen para la colocación de quesos –recordemos que la industria sanducera solo elabora este producto–, y los altos costos para mantener la planta, ante la magra rentabilidad de las ventas al exterior.

EL SINDICATO
Y además, la conflictividad permanente con el sindicato. Este ha sido durante el año el gran escollo de Conaprole para producir, y que frena a sus autoridades al momento de analizar quedarse con PILI. Es más, la historia hoy de la industria sanducera habría sido otra, si cuando comenzaron las negociaciones para que 60.000 litros a façón llegaran desde la cooperativa a PILI, el sindicato no las hubiera trancado. Más allá de que desde el sindicato no se lo quiera reconocer, la decisión final de que esa leche no llegara a PILI fue exclusivamente del gremio de la Federación Láctea. Meses después, la empresa se presentó a concurso y de ahí en más la historia ya es sabida.