¿De qué se ríe el ministro Murro?

En los últimos días el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Ernesto Murro, fue interpelado en relación con la situación en la empresa autogestionada Envidrio, sobre la cual pesan acusaciones de hacer trabajar a sus integrantes “en negro”, sin respetar la normativa laboral y previsional vigente en el país. Luego de su revés como precandidato presidencial debido a la falta de apoyo de los propios votantes frenteamplistas, el ministro se había llamado a un discreto silencio en los medios de prensa, seguramente para tratar de que sus malogradas aspiraciones políticas pasaran lo más desapercibido posible. El llamado a sala del secretario de Estado lo expuso nuevamente a la opinión pública, ocasión en la cual hizo gala de su característica soberbia y falta del respeto por los que piensan diferente a él.
Durante el desarrollo de la interpelación, y mientras hacía uso de la palabra el diputado Daniel Radío (Partido Independiente), el ministro comenzó a reírse en una clara muestra de falta de respeto al legislador mencionado. Esta actitud del ministro no es nueva. En el mes de agosto Murro se retiró molesto y en forma abrupta de una sesión de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados, sin realizar declaraciones a la prensa. Resulta claro que al ministro no le gusta que le pidan cuentas por sus actos y como al resto del Gobierno no les gusta escuchar críticas u opiniones diferentes de ninguna clase.
Así las cosas, no sería de extrañar que en los próximos días el propio diputado Radío sea víctima de la técnica del “escrache” que el presidente Tabaré Vázquez ha inaugurado como una forma de presionar y deslegitimar a todos los que no piensen como él.
De acuerdo con los indicadores difundidos la semana pasada por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el ministro Murro tiene pocos motivos para reírse. En efecto, la tasa del desempleo para el total del país se ubicó, en octubre de 2018, en 8,6%, lo que representa un aumento de 0,9 puntos porcentuales superior respecto al mismo mes del año anterior (7,7%). Hace más de un año el Ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori, señalaba que el país “debe estar preocupado por el empleo, que viene con retraso con respecto a otras variables económicas porque la tasa de empleo ha tenido caídas importantes en los últimos tiempos”. A pesar de las advertencias de su compañero de gabinete, Murro ha tratado de convencer a los trabajadores de todo el país (incluido a los de nuestro departamento) que no existen problemas de desempleo y que se trata solamente de maniobras políticas de la oposición. Salvo que Murro crea que el INE forma parte del “Plan Atlanta”, al cual el Gobierno culpa de todo lo que anda mal en el país (pronto agregarán la leishmaniasis), parecería que las cosas no son tan color de rosas como quiere hacerlas parecer.
El ministro Murro debería entender, de una vez por todas, que sus ambiciones de ser Presidente de la República en las elecciones del año próximo han quedado en el olvido y que tiene que asumir el trabajo para el cual todos los uruguayos (aún los desempleados) le pagan su sueldo: generar fuentes de trabajo sustentables, con empleos de calidad y trabajo decente. El “precioso momento” que el Ministro dijo estar viviendo durante su precandidatura se terminó y ahora solo queda la dura realidad de miles de compatriotas que no encuentran trabajo o que si lo hacen están sometidos a condiciones de informalidad y falta de protección social que atentan contra su desarrollo personal, social y económico.
Los problemas del Ministro no terminan en un tema tan importante ya que en las últimas horas ha trascendido que el diputado Rodrigo Goñi ampliará su denuncia penal e incluirá a Murro en la misma, a raíz del préstamo del Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop) a la empresa autogestionada Envidrio. El propio director de Inefop, Eduardo Pereyra, declaró la semana pasada ante el juzgado especializado en Crimen Organizado en calidad de indagado y manifestó que Murro intercedió para que el organismo le otorgara a Envidrio un crédito de U$S 1,6 millones, debido a que en 2017 el Fondo para el Desarrollo (Fondes) rechazó otorgar un nuevo préstamo a esa empresa. De manera lenta pero inexorable comienza a conocerse que los dineros públicos que se entregaron a las empresas autogestionadas (y en las cuales Murro y el Pit-Cnt tuvieron un papel protagónico) se parece cada vez más a los fondos volcados a la malograda e inviable empresa “Alas U”, aunque en esta tragicomedia de derroche del dinero de todos aún falta saber quién será en esta ocasión “el caballero de la derecha”.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, resulta lógico preguntarse de qué se ríe el ministro Murro. ¿Acaso le causan gracia los altos niveles de desempleo y el notorio incremento en los envíos al seguro de paro que azotan a trabajadores en todo el país y especialmente en nuestro departamento? Es bueno recordar que en agosto de este año el dirigente sindical Manuel López expresó a EL TELEGRAFO que el Pit-Cnt departamental estimaba que “el desempleo es de dos cifras” en Paysandú y que, según un documento del Instituto Cuesta Duarte, las franjas etarias de jóvenes hasta 29 años y entre 45 y 60 años son las que están más comprometidas con el empleo. ¿Será tal vez que la risa de Murro está motivada por el cierre de actividades de la empresa Pili y el consiguiente desempleo de todos sus trabajadores directos, a los cuales hay que sumarle los cientos de trabajadores indirectos que se verán perjudicados por este nuevo golpe para la industria sanducera? ¿Son estos los motivos de la risa del exprecandidato presidencial?
Tal vez los sanduceros nunca sepamos los motivos de la risa ministerial. Nobleza obliga, debemos destacar que tras nuestro editorial del 2 de setiembre de este año, el cual reclamaba la presencia de ese jerarca en Paysandú, en menos de veinte días Murro se hizo presente en nuestra ciudad, celebrando sendos actos políticos de campaña. Terminada su breve carrera como precandidato presidencial, es poco probable que Murro vuelva a visitar un departamento que representa una piedra en su zapato y un espejo ante el cual se desvanecen los relatos de un país sin problemas de empleo o informalidad laboral. Tal vez el ministro pueda aprovechar el tiempo libre que pensaba dedicar a su campaña política para reflexionar sobre la importancia que tiene el Parlamento como órgano fundamental de la democracia y el respeto que ese poder del Estado y sus integrantes merecen. Que el diputado Daniel Radío no pertenezca al Frente Amplio no es motivo suficiente para burlarse de su exposición, de su persona, de su investidura parlamentaria y de los miles de votantes que lo votaron y a quienes representa. Mal que le pese a Murro, los votantes del diputado Radío son tan uruguayos y tienen tantos derechos como los votantes frenteamplistas.
Ante este lamentable episodio, se le aplican al ministro Murro y a su estilo soberbio de política menor, las estrofas de un poema de Mario Benedetti: “En una exacta foto del diario /señor ministro del imposible /vi en pleno gozo / y en plena euforia/ y en plena risa su rostro simple / seré curioso / señor ministro /de qué se ríe / de qué se ríe / de su ventana se ve la playa / pero se ignoran los cantegriles”.