Casi como peregrinos y casi como frente a un santuario, unos sesenta fanáticos de Los Iracundos se reunieron ayer al atardecer frente al monumento en memoria de Eduardo Franco. Un atardecer especial, el de los treinta años sin el artista, fallecido precisamente el 1º de febrero de 1989, en su Paysandú.
Como siempre sucede, pocos sanduceros. Cuesta que los sanduceros reconozcan la trayectoria y lo que significó a la música hispana Los Iracundos y la lírica de Eduardo Franco. Había sí personas llegadas de diferentes horizontes, atraídos por ese amor que no decae, que se renueva cada año, porque cada febrero retornan para volver a enfrentarse al busto, para tomar otras fotografías, para recordar esas canciones que en su alma quedaron. Que hicieron su historia. Su misma vida. Luego, en la basílica Nuestra Señora del Rosario y San Benito de Palermo, la familia –como todos los años– propició una misa por su eterno descanso.
Hoy culmina la conmemoración del trigésimo aniversario del fallecimiento del artista sanducero. Entre las 9 y 19 se realizará una maratón radial con la participación de quienes conducen en diferentes sitios programas que recuerdan la música de Los Iracundos. Será por radio Charrúa.
A las 9.30 se partirá en excursión desde 18 de Julio y Montecaseros a Chapicuy, donde se encuentra el mural de Los Iracundos. Por la noche, a las 21.30 en el Cine Shopping se volverá a exhibir “Un tal Eduardo” de Aldo Garay, con entradas a 200 pesos.
