Ganó la razón

La organización profesional del fútbol, que en nuestro país representa mucho más que un deporte, comenzó a ver la luz el pasado jueves al cabo de las elecciones de la AUF que convergieron en el nombramiento de Ignacio Alonso como presidente por los próximos cuatro años. Medio año después de la intervención de la FIFA, con un nuevo estatuto de por medio y pese a los malos pronósticos que prometían un fracaso de la comisión interventora encabezada por Pedro Bordaberry, el fútbol uruguayo comenzará a transitar una nueva época con mayor transparencia.
Los coletazos del viejo orden se hicieron sentir en la convulsionada jornada del jueves, el día que se tenía que elegir un nuevo titular de la AUF que sustituyera a la comisión que colocó la FIFA para ordenar la casa, luego del papelón de los comicios de julio del año pasado. Antes que Alonso se erigiera como nuevo presidente –un hombre de 40 años y que ya había trabajado en el Ejecutivo de Wilmar Valdez–, se sucedieron en la capital una serie de aprietes, de ofrecimientos de cargos y de dinero que empañaron el acto eleccionario.
El papelón mayor lo ocasionó la Organización del Fútbol del Interior (OFI). Este organismo peleó desde su fundación en 1946 por un lugar en la AUF y lo consiguió en el marco del nuevo estatuto que exigió la FIFA, y lo hizo de la mano del Ejecutivo presidido por Gustavo Bares. Pero ya con Mario Cheppi encabezando a OFI, las cosas comenzaron a cambiar, y el ente que rige el fútbol del Interior viró hacia la zona que domina Tenfield y sus intereses.
Los días previos a las elecciones en la AUF, se había acordado votar por Alonso. Sin embargo, el mismo día de los comicios dieron vuelta el voto hacia el otro candidato, Oscar Curutchet, cercano a la empresa que ostenta los derechos de televisación del fútbol uruguayo. En una reunión convocada en la sede de OFI en Montevideo, en la que se debía decidir quiénes serían los nueve representantes en el Congreso de la AUF y se oficializaría el apoyo a Alonso, se realizó un comicio interno para definir a quién se votaría.
Y por 6 a 5 ganó la opción de Curutchet, con el voto de varios suplentes de los consejeros de OFI ante la ausencia –insólita, claro está– de los titulares. Este viraje se intentó explicar por el ofrecimiento de dos miembros de OFI en un hipotético Ejecutivo del exjerarca de la Intendencia de Montevideo y de un dinero para proyectos de formativas. Luego en la AUF, cinco delegados de OFI se decantaron por Alonso y salvaron en algo la vergüenza del Ejecutivo que lidera Cheppi que quedó manchado para siempre.
Alonso terminó ganando en segunda vuelta por esos votos y por el soporte de los grandes, Peñarol y Nacional, en una elección que –gracias al nuevo estatuto– fue con sufragio secreto, como debió ser toda la vida. Y como dijo Bordaberry ayer “era claro lo que representaba uno y otro candidato”. Es que el ganador Alonso representa el nuevo orden y es el que mejor puede hacer prevalecer el nuevo estatuto, que marca un antes y un después en el deporte más popular del país.
Mucho tuvo que ver la labor de Bordaberry y la Comisión Normalizadora designada por la FIFA y Conmebol, en la que también trabajaron Armando Castaingdebat y Andrés Scotti. Cumplieron con el proceso de encauzar institucionalmente al fútbol local y de devolverle la dignidad a un lugar denigrado. El triunfo de Alonso también responde a la gestión de estas personas.
Desde un principio se quiso menoscabar la presencia de Bordaberry en esta instancia por tratarse de un senador de la República, pero sobre esto ya se ha pronunciado la Jurídica del Parlamento Nacional a pedido de la vicepresidencia. La también insólita reacción del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) de impugnar las elecciones por este motivo, deja ver en claro quién era el candidato del poder político.
A su vez, Curutchet –quien renunció a su cargo de dirección en la Intendencia capitalina para lanzarse a presidir la AUF– demostró ayer ser un mal perdedor. “Hubo un proceso de menoscabo a la ley nacional, y lo llevó a cabo un senador de la República como Pedro Bordaberry”, dijo ayer en el programa radial “Las voces del fútbol” de la 1010 AM.
“No me sorprende que Wilmar Valdez haya estado en el festejo de Ignacio Alonso porque es la continuidad de un gobierno teñido de irregularidades y falto de transparencia”, siguió atizando Curutchet en esa entrevista.
El vínculo de Alonso en el anterior Ejecutivo de Valdez no lo deslegitimiza como un presidente que representa lo que necesita el fútbol uruguayo. Curutchet, en cambio, es lo que el gran público visualiza: cercano a Tenfield y a los manejos de utilizar este deporte para puros intereses económicos, alejados de la deportividad y de las buenas prácticas.
Y OFI cayó en esa redada. El repentino interés de Tenfield por transmitir los torneos del fútbol del Interior –tanto de clubes como de selecciones– no era por un puro amor a las ligas que juegan más allá de Montevideo. No iba a ser gratis. La idea apuntaba a condicionar a OFI y lo consiguió, ante un Ejecutivo que –en el poco tiempo que lleva presidiendo– ha hecho el ridículo y, para peor, aceptando migajas sin chistar por lo que ofrece la empresa de Paco Casal.