Planta de tratamiento integral de residuos eliminaría el Vertedero; fue planteada hace año y medio a la Intendencia

La situación del Vertedero Municipal “provocaría risa si no se tratara de un tema tan importante y preocupante. Porque parece que todos tienen la receta mágica cuando ingresan al Departamento de Servicios y cuando se van, lo dejan peor que antes, cada vez más basurero, cada vez menos vertedero”, opinó el edil Miguel Otegui del Partido Nacional.
“Cuando ingresó Marco García parecía que iba a solucionarse todo, estaba todo previsto y bajo control. Cuando se llamó a sala al Intendente Departamental –que por cierto no fue– así parecía. Podían jugar de taquito. Pero se fue y quien ocupó su lugar, Federico Álvarez Petraglia, encontró un desbarajuste enorme y según él mismo declaró que la Intendencia había perdido el control del lugar, que había pasado a manos de los hurgadores”, agregó.
“Trasladó a todo el personal, puso otros funcionarios y una cooperativa social, como si no tuviera trabajadores municipales de sobra. De paso, casi provoca un conflicto con el sindicato. Ahora habrá que esperar qué ocurre y cómo ocurren las cosas. Ante la experiencia, por lo menos se tiene que dudar que habrá buenos resultados”, subrayó Otegui.
“Lo que realmente sorprende –dijo también– es que se sigue aferrado a un modelo que el mundo desarrollado va dejando de lado, porque en lugar de enterrar la basura lo que hay que hacer es eliminar los basureros y transformar todos residuos en productividad y dinero. Se puede hacer y de hecho se hace”.
“Paysandú tuvo al alcance de la mano un proyecto de estas características por una empresa privada con gran experiencia y representado por Facundo Trías. El consorcio construía la planta de reconversión de residuos con su dinero y la Intendencia efectuaría el repago con las ganancias de venta de diversos productos, incluyendo algo muy novedoso como las algas spirulina, de enorme potencial que fuera utilizada por astronautas en el espacio, como suplemento nutricional”.
“Obviamente el tema debía pasar por la Junta Departamental, pero ciertamente no creo que ninguna bancada podría oponerse a un proyecto vanguardista que podría eliminar el basurero y reconvertir el cien por ciento de la basura”, aseguró Otegui antes de indicar que “el proyecto jamás fue considerado y la desidia de Guillermo Caraballo y sus directores no solo no puede solucionar los problemas del basurero sino que vaya a saberse por qué razón, displicentemente no quiere encarar una solución definitiva, que además incorporaría dinero a las arcas municipales”.

La propuesta

La propuesta presentada a fines de octubre de 2017 se refería al diseño, construcción, financiación y operación –por un tiempo determinado– de una planta integral para el tratamiento de residuos sólidos domiciliarios (RSD) orgánicos e inorgánicos y efluentes cloacales.
Al reciclarse los desechos inorgánicos, tratar los desechos orgánicos para la producción de biogás, bioenergías y biofertilizantes y con la obtención de suplementos dietarios a través la producción y procesamiento de algas como último producto de la planta integral propuesta, se alcanzaría “basura cero”, esto es haría inútil contar con un Vertedero Municipal.
La planta integral tendría capacidad de absorber y procesar los residuos sólidos domiciliarios y efluentes cloacales generados por una población de hasta 100.000 habitantes, suficiente por tanto para la ciudad de Paysandú. Teóricamente, se determinó un kilo de residuos sólidos generados por cada habitante, por lo que la planta podría procesar cien toneladas diarias. Empero actualmente Paysandú deshecha 60 toneladas diarias de residuos domiciliarios.

Transformación en bioenergía

La planta puede compactar los distintos materiales a reciclar (papel, cartón, plásticos y otros) a instalaciones de reutilización más alejadas. Esto también es válido para los metales y materiales inertes limpios. El material sería embalado en cubos y cargado en contenedores para su posterior transporte.
En tanto, el material orgánico sería sometido a la biodigestión anaeróbica (con ausencia de oxígeno) y termofílica (calefaccionada).
Para eso se planteó la construcción de biodigestores metálicos cilíndricos verticales, isotérmicos mediante espuma aislada a los efectos de mantener el rango termofílico adecuado para la biodigestión. El material durante el tiempo de residencia a digestar (normalmente tres semanas) debe ser agitado de manera permanentemente a fin de evitar la estratificación del sustrato.
Una parte importante de la sustancia orgánica digestada se puede transformar en biogás. Si se tratara de una planta que procesara 100 toneladas diarias y si de estas el 50% fuera orgánico permitirá tratar 1.500 toneladas mensuales de residuos orgánicos, que entregarán 150.000 metros cúbicos de biogás. Dependiendo del tipo de materia orgánica procesada, entre el 55 y 60% del biogás será metano (CH4) y el resto básicamente dióxido de carbono (CO²).
El biogás podrá ser inyectado en redes de distribución, envasado en garrafas, o utilizado para la cogeneración térmica eléctrica. Se preveía que hasta su destino final el biogás se almacenaría en tubos cilíndricos horizontales que ecualizan la presión y el volumen de salida.
Por otra parte, la misma planta podría producir 1.350 toneladas mensuales de biofertilizante, cuyo uso ideal se sugiere para suelos improductivos, arenosos, de difícil humectación y que presentan problemas de erosión o salinidad. La incorporación del biofertilizante en estos tipos de suelos aumenta la productividad de las cosechas y permite realizar un uso más intensivo del suelo.

Algas spirulina

Por otra parte el proyecto planteó la posibilidad de cultivo de algas spirulina en bateas cubiertas (invernaderos) de 10 por 100 metros, nutridas con parte del biofertilizante obtenido (5% de la producción). El escape de los grupos electrógenos será inyectado y burbujeado en las bateas de cría de algas. Las bateas contarán con circuitos de agua circulante, calefaccionada y filtrada y los invernaderos se mantendrán también calefaccionados.
El producto resultante es apto para el consumo animal o humano, dado que es un suplemento dietario rico en proteínas, ideal para combatir la desnutrición infantil. Incluso Naciones Unidas ha creado un organismo especial para llevar adelante planes al respecto y, bajo su tutela, ya se están llevando adelante campañas en África y otras zonas. La planta proyectada podría producir 20 toneladas mensuales de algas a granel.

Costos y recuperación de la inversión

El costo de la planta fue fijado en trece millones quinientos mil dólares, que sería aportado íntegramente por el consorcio proponente. Posteriormente la Intendencia de Paysandú debería pagar el costo invertido a partir del momento en que la planta sea entregada funcionando en las condiciones y con los rendimientos que se hubieran pactado. El plazo de financiación podía llegar a los 15 años, con pagos anuales, y una tasa de interés, sobre saldos adeudados, que no superaría el 4% anual. Eventualmente, se podía obtener un período de gracia para el pago de capital e intereses. Asimismo, la Intendencia proporcionaría la tierra donde instalar la planta, un área de 7 hectáreas.
Empero, se estima que la Intendencia podría no solamente recuperar la inversión sino obtener ganancias, a partir de una Alianza Público Privada.
De esa forma se compartirían los resultados de la comercialización de los productos obtenidos como resultado del tratamiento de los residuos, es decir el reciclado de los productos inorgánicos, el biogás, la bioenergía, el biofertilizante y las algas spirulina, correspondiendo a la Intendencia el 80% de los rendimientos obtenidos y al consorcio proponente el 20% restante.
El biofertilizante se puede comercializar a 200 dólares la tonelada, lo que dejaría a la intendencia un ingreso anual bruto de dos millones y medio de dólares.
La spirulina a granel se puede comercializar a 10.000 dólares por tonelada, generando dos millones de dólares adicionales –por año– a la Intendencia.
Considerando esos dos ingresos, que suman ingresos brutos anuales por cuatro millones y medio de dólares, la planta podría amortizarse en solo tres años.
Por otra parte, se podrían –establece el proyecto– ahorrar otros 550.000 dólares anuales al no tener que gastar en manejo y disposición de los residuos, que normalmente no son menores a 30 dólares por tonelada.
En esta ecuación económica la empresa proponente dejó sin considerar –a título expreso– los ingresos que le puedan corresponder por la comercialización del reciclado de inorgánicos, ni tampoco la posible comercialización de biogás o bioenergía.