Una cosa seria

Pese a las grandes evidencias al respecto, hay quienes –como el caso del presidente de Estados Unidos, Donald Trump– niegan la existencia del cambio climático y del calentamiento global, y aseguran que todo es un cuento. Por estos lados estamos pasando el habitual frío de invierno, pero en el otro hemisferio los calores son fenomenales, fuera de lo común incluso en esta época del verano boreal.
El jueves París alcanzó en horas de la tarde los 42,6°C, superando así los 40,4° que desde el 28 de julio de 1947 eran su techo histórico. El termómetro marcó el récord a las 16.32 hora local (11.32 en Uruguay) en el observatorio del parque parisino de Montsouris.
En la noche del miércoles al jueves, la mínima fue de 25°, la tercera más elevada de la historia, por debajo del techo de 25,5° de agosto de 2003. Según los servicios meteorológicos, a nivel nacional fue la noche más calurosa desde que existen registros, con una temperatura mínima media de 21,4°.
El fuerte calor que se inició a comienzos de semana ha agravado los problemas de contaminación por ozono en el área metropolitana de París, donde desde el martes está prohibida la circulación de los vehículos más contaminantes. Ese mismo tipo de medidas se tomaron en Lyon, Lille y Estrasburgo.
Las elevadas temperaturas también batieron récords en el Reino Unido y Holanda. El Reino Unido sufrió el día de julio más cálido de su historia, con 36,9°. En el sur de Holanda, la temperatura superó el jueves los 40° por primera vez en la historia, según el Real Instituto Meteorológico de los Países Bajos y rompió el récord nacional de 39,3° del miércoles. La marca nacional anterior de 38,6° se había mantenido durante 75 años. En el Reino Unido los trenes se vieron obligados a reducir la velocidad para evitar que las vías se deformaran por el calor.
Los especialistas en clima explican que las olas de calor son cada vez más frecuentes como resultado del calentamiento global por las emisiones de gases de efecto invernadero. Y que por supuesto no resultan ser un cuento como algunos se empeñan en creer.
De acuerdo a un informe del diario El País de Madrid, no ha habido un período tan universalmente cálido como el actual en los últimos 2.000 años.
El reporte, en base a una investigación que ha reconstruido la evolución de las temperaturas medias anuales desde el año 1 hasta el 2000, señala que a pesar de la variabilidad natural del clima, en estos dos milenios hubo cinco grandes períodos, tres cálidos y dos dominantemente fríos. Sin embargo, según este trabajo, los cuatro anteriores tuvieron un impacto continental o no se dieron en todas las regiones de forma simultánea. Solo el actual calentamiento se está produciendo en el 98% del planeta y a la vez.
“La conocida máxima de que el clima siempre está cambiando es bien cierta. Pero incluso cuando ampliamos nuestra perspectiva hasta los primeros días del Imperio Romano, no vemos ningún evento que sea ni remotamente parecido, ya sea en grado o extensión, al calentamiento de las últimas décadas. El clima de hoy se distingue por su tórrida sincronía global”, dijo el paleoclimatólogo de la Universidad de Minnesota, Estados Unidos, Scott St. George, y citado en el artículo de El País madrileño.
Lo concreto es que este año 2019, que está lejos de haber terminado, ya registró varias olas de calor y batió récords de temperaturas, desde Europa hasta el Polo Norte, fenómenos que concuerdan con los impactos del cambio climático provocado por las acciones del ser humano. Las sucesivas olas de calor son un síntoma inequívoco del calentamiento del planeta, aunque –cabe decir– los científicos en general suelen ser reticentes a atribuir un hecho meteorológico extremo a un desarreglo climático, del tipo que sea.
“La OMM (Organización Meteorológica Mundial) estima que 2019 figurará en el top 5 de los años más calientes y que 2015-2019 será el periodo de cinco años consecutivos más calientes jamás registrados”, señaló en un comunicado Johannes Cullmann, director del departamento del clima y el agua de dicha organización.
Se necesitan políticas públicas más determinantes para combatir el calentamiento global, pero se choca con los intereses que están en juego que aún son muy difíciles y costosos de dejar de lado. Se trata de rehacer muchas costumbres, de cambiar algunos paradigmas, de introducir variantes que tornaría diferentes la vida de las personas, de dar un giro en la ecuación económica de muchos.
Mientras tanto, el ciudadano común bien puede tomar medidas en ese sentido y estarían muy bien que todos tomemos real conciencia de nuestros actos. Porque en definitiva, lo pagaremos de algún modo y eso sí que será costoso y caro.
El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU ha brindado algunos consejos que podemos seguir en ese sentido: utilizar el transporte público, caminar o andar en bicicleta, en lugar del carro reducirá las emisiones de carbono; ahorrar energía; tratar de consumir menos carne roja porque su producción lleva a un número significativamente mayor de emisiones de gases de efecto invernadero –qué difícil es esto para el uruguayo–; reducir y reutilizar incluso el agua. El calentamiento global es cosa seria.