Migrantes indeseados

Desde hace cuatro siglos las especies exóticas invasoras han contribuido a casi el 40% de todas las extinciones de animales de las que se conoce causa, siendo consideradas la segunda principal amenaza para la conservación de la diversidad biológica a escala global dado que sus impactos generalmente son irreversibles y pueden ser muy perjudiciales para las especies y los ecosistemas nativos.
Se trata de un problema complejo que continúa en aumento a nivel mundial debido al intercambio y transporte de productos y personas a través del mundo por motivos de comercio o el turismo, lo que según los organismos internacionales con competencia en la materia, causa un gran costo para la salud humana, animal e incluso, el bienestar socio-económico y ecológico del mundo.
Las especies exóticas invasoras son animales o vegetales que no corresponden a nuestros ecosistemas nativos y cuya presencia es perjudicial tanto para los ecosistemas en los que se insertan o la salud de la población en general.
Según la Dirección Nacional de Medio Ambiente, en Uruguay fueron introducidos accidental o intencionalmente sesenta y cuatro especies con estatus poblacional invasor en al menos una localidad, incluyendo organismos terrestres (plantas vasculares, vertebrados e invertebrados) y acuáticos que plantean riesgos importantes para la salud humana y animal como el mosquito aedes aegypti (transmisor de los virus que causan las enfermedades de dengue, zika y chikunguya o la fiebre amarilla), o cambios en la estructura de la comunidad y desplazamiento de especies nativas (como en el caso del ligustro y la acacia negra), daños y perjuicios en flora y fauna autóctona así como en cultivos y animales de producción (jabalí), impactos negativos en la producción como la reducción de la capacidad productiva (Capim annoni) o efectos ecológicos en ecosistemas acuáticos generando problemas económicos y sanitarios como los provocados por el mejillón dorado o la rana toro, entre otros.
Su introducción en nuestro país fue en algunos casos voluntaria, atendiendo a un determinado objetivo pero ignorando sus posibles consecuencias en términos ambientales o de salud, mientras que otras especies llegaron al país en forma accidental. Muchas de estas especies de migrantes indeseados compiten –y en algunos casos con gran éxito– con nuestros sistemas nativos por el espacio, el agua o la sombra, por ejemplo.
¿Qué se hace al respecto? Uruguay cuenta desde hace 12 años con un Comité de Especies Exóticas Invasoras (CEEI), integrado por diversas instituciones del Estado y la academia, y liderado por la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama), que elaboró la lista de especies exóticas invasoras en nuestro país, 42 especies no nativas que requieren de atención prioritaria dado su impacto sobre la biodiversidad y la salud.
Actualmente se encuentra realizando el análisis de riesgo de esta lista como insumo para la toma de decisiones y en julio del año pasado diseñó un Protocolo de Respuesta ante Invasiones Biológicas de Especies Exóticas Invasoras, alineado a lo que establece el Sistema Nacional de Emergencias (Sinae) en casos de emergencias y desastres súbitos.
Un primer paso fue la identificación de estas especies y su nivel de riesgo. La necesidad de identificarlas, en un contexto de actualización de la Estrategia Nacional de Biodiversidad, coincide y se corresponde con los compromisos asumidos por Uruguay a nivel internacional, específicamente en el cumplimiento de las metas que se propuso el Convenio sobre Diversidad Biológica.
En este sentido, se prevé que para el año próximo se alcance la meta de identificar y priorizar las especies exóticas invasoras y vías de introducción y se controlen las especies prioritarias, además de establecer medidas para gestionar las vías de introducción a fin de evitar su introducción y establecimiento.
Nuestro país ha venido desarrollando una serie de acciones tendientes a un mayor conocimiento y la toma de acciones en relación a este problema, dado que en un contexto de cambio climático global la llegada, instalación y dispersión de especies exóticas representa un problema para la diversidad debido al desplazamiento de especies nativas, las modificaciones y cambios en los ecosistemas o la introducción de especies que pueden actuar como vectores en la aparición de nuevas enfermedades.
En este sentido es que más allá del trabajo en los ámbitos científicos y formales, hay medidas que claramente pueden instrumentarse a nivel de la población en general, las cuales además resultan estrictamente necesarias para intentar frenar o disminuir los impactos o riesgos causados por algunas de estas especies.
En este sentido, un claro ejemplo de especie exótica invasora que plantea grave riesgo de impactos de índole sanitario, ambiental ecológico, económico o social es el mosquito aedes aegypti.
Días atrás el Ministerio de Salud realizó el lanzamiento de la campaña “Ni una chance al Aedes”, destinada a combatir la reproducción de aedes aegypti enfatizando en que si bien Uruguay ha tenido un solo caso de dengue, preocupa el aumento de esta enfermedad a nivel regional, por lo cual se insiste en la importancia de la aplicación de las medidas preventivas.
La directora general de Salud, Raquel Rosa, exhortó a tomar medias como limpiar completamente los depósitos de agua, como floreros, platos de macetas o el agua de las mascotas, ya que el mosquito pone sus huevos en recipientes con paredes rígidas y cuando hay agua depositada eclosionan.
Por su parte, Giovanni Escalante, representante de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en Uruguay, recordó que el dengue es un problema serio para las Américas debido a múltiples factores, entre los que destacó el cambio climático. Agregó que actualmente se contabilizan unos 2 millones de casos de dengue en la región, por lo cual la lucha contra ese vector es un asunto de relevancia para los países de la región.
Todas las personas que no hemos tenido exposición previa al virus y que vivimos en zonas donde el mosquito aedes aegypti está presente somos susceptibles de ser infectadas si se registran casos importados o autóctonos. Como este mosquito se encuentra disperso en toda nuestra región, es altamente probable que los brotes se extiendan a otros países donde actualmente no se registran casos, como Uruguay, razón por la cual el tema vuelve a estar presente con el regreso de las altas temperaturas.
Se trata de una enfermedad provocada por un migrante indeseado, exótico e invasor pero altamente resistente que una y otra vez nos pone a prueba. Por eso, lo que pueda hacer cada uno de nosotros en nuestro entorno para ponerle un freno resulta crucial en una nueva batalla contra una enfermedad emergente y peligrosa.