La situación del Hospital Escuela del Litoral

En los últimos días el equipo de dirección del Hospital Escuela del Litoral (HEL) Galán y Rocha, integrado por la directora Ángela Almeida, la adjunta Cecilia Sánchez y la directora administrativa Natalia Borrelli, dieron explicaciones sobre la falta de funcionarios que determinó que 36 camas –de las 132 que tiene el HEL– no puedan estar operativas por no tener quien atienda a los pacientes que pudieran ocuparlas.
De acuerdo con Almeida, “esto sucedió por el acuerdo que se hizo con muy buenas intenciones entre la presidencia de ASSE y la Federación de Funcionarios de Salud Pública, donde se estableció no descontar el jornal a los funcionarios que tuvieran certificado de enfermedad. La idea era que cada funcionario que no pudiera trabajar por problemas de salud, cobrara todo su salario, mientras que antes se le descontaban los primeros tres días, como es en la actividad privada”. Sin embargo, había excepciones coordinadas entre el HEL y el sindicato, cuando se trataba de enfermedades graves, como pacientes oncológicos, a quienes se les abonaba el salario completo.
Pero, este acuerdo determinó que “hubiera un abuso, ya que aumentaron tres veces más las certificaciones (con relación a los años anteriores, en que se descontaba) y eso llevó a que a esta altura del año ya no tuviéramos más recursos para contratar suplentes que son exclusivamente para los sectores asistenciales, no los administrativos”. Como hubo que reducir las contrataciones de suplentes por haber agotado los recursos presupuestales, “lo que se hizo en todo ASSE fue disminuir el número de camas, a medida que iban quedando libres no se volvían a ocupar, y se redistribuyó el personal para con los funcionarios presupuestados cubrieran la asistencia de los usuarios de manera correcta. Y como la normativa nos exige que debe ser un auxiliar de enfermería cada ocho o hasta nueve camas, debimos bajar a 96 camas que están ocupadas”.
El 2 de diciembre, la Asociación Médica de Paysandú (AMP) resolvió informar a la población de la situación crítica por la que atraviesa nuestro hospital, destacando que no se compartía la visión expresada por las autoridades del HEL. En esa ocasión, los médicos manifestaron su profunda preocupación por el cierre de camas de internación en ese centro asistencial, debido a la redistribución de personal dada la falta de presupuesto para contratación de suplentes hasta el 15 de diciembre del corriente año, destacando además que la disminución de camas corresponde al 30% de la capacidad habitual pasando de 155 a 110 camas en el momento actual, lo cual influye directamente en la calidad de atención de los usuarios, provocando traslados a otros centros, así como la saturación del servicio de urgencia ya que los pacientes esperan camas en este servicio y no cuentan con traslados eficientes. Según la AMP, todo ello se verá agravado por el inminente cierre de la totalidad del block quirúrgico por la reforma del mismo a partir del 15 de enero del 2020 y durante aproximadamente dos meses, con la consiguiente problemática que ello trae aparejado.
Previamente, la Asociación Médica de Paysandú había denunciado otras situaciones en el HEL a través de un comunicado de fecha 12 de noviembre y que fuera publicado en nuestra edición del 29 del mismo mes. En ese documento, los galenos sanduceros manifestaron, entre otros conceptos, “su preocupación por el deterioro en la calidad de atención de los usuarios de ASSE de nuestro departamento, así como las deficitarias condiciones de trabajo a la que estamos sometidos para brindar dicha asistencia” como por ejemplo en el Servicio de Urgencias, donde las esperas pueden llegar a ser interminables por la falta de ejecución de un sistema de triage que es lo que resolvería el 80% de las consultas que son banales. En cuanto a los traslados de pacientes, argumentan que falta un sistema efectivo y permanente, formado por personal capacitado en las destrezas y conocimientos requeridos para trasladar pacientes críticos con las mínimas complicaciones y la máxima seguridad”. Asimismo, sostienen que en reiteradas oportunidades faltan guardias de diferentes especialidades y existe una insuficiente dotación de recursos humanos en policlínicas centrales, generando largas listas de espera, por ejemplo: en Cardiología y Neurología (mayor a seis meses) y Oftalmología (un año y medio). En cuanto a la parte edilicia, la AMP alertó que la reparación de los techos del block quirúrgico y las reformas planeadas, que llevaron de contar con cuatro salas de operaciones a sólo dos salas, se han extendido por todo el año 2019 con el consiguiente perjuicio de que muchos pacientes vieron vencida su valoración preoperatoria debiendo hacer los trámites nuevamente para tener la oportunidad de quedar en una larga lista de espera.
La gestión hospitalaria en el sector público resulta especialmente sensible tanto social como económicamente, teniendo en cuenta que el mismo se financia a través de los impuestos que pagamos todos los uruguayos sin distinciones. Si bien de acuerdo con el Poder Ejecutivo el presupuesto asignado a ASSE se ha triplicado en los últimos quince años, es evidente que el mismo no ha sido debidamente administrado. Queda claro que ASSE gasta mucho y gasta mal, y las víctimas de esa mala gestión son precisamente los usuarios de la misma. Como lo reconoció oportunamente Martín Pereira (Presidente de la Federación de Funcionarios de Salud Pública e integrante del Secretario Ejecutivo del PIT-CNT) las irregularidades descubiertas en ASSE se deben “a la falta de control, a las cuotas políticas. Son varios factores que hicieron que ASSE no se controlara como se debía. Algunos errores se corrigieron y otros se habrían solucionado más fácilmente si no hubiera pesado la cuota política por encima del organismo.
Además, en ASSE nadie paga la mala gestión. Es decir, al director o administrador que remueven de determinada unidad ejecutora, lo mandan para otra con un cargo similar y no pierde salario. Un trabajador comete un error, termina con un sumario y posiblemente cesado. Ahora, en la gestión se equivocan, pierden millones y lo que hacen es mover al responsable a otra parte”.
Más allá de los planteamientos gremiales formulados por la Asociación Médica de Paysandú o por el Presidente de la Federación de Funcionarios de Salud Pública, existe una situación cuya gravedad y urgencia las autoridades del HEL no pueden ni deben desconocer ni minimizar, especialmente teniendo en cuenta que está en juego la salud de amplios sectores de la población sanducera que continúan confiando en un centro asistencial que, hace mucho tiempo, supo ser motivo de orgullo para todos los que habitamos este departamento.