Solicitada

Es fácil ver a lo lejos sobre hombros de gigantes; es difícil seguir el camino de maestros y más aún, continuarlo
(Dr. W. Osler)
A un año de haber dejado de ejercer la medicina, cumpliéndose hoy el día del médico, he sentido la necesidad de reconocer, homenajear en breve reseña a colegas con quien he compartido la profesión y que han enaltecido, a mi entender, la medicina asistencial de Paysandú, llevándola a un sitial de referencia a nivel nacional.
DR. WASHINGTON LANTERNA
Desde mi arribo a Paysandú, fue con quien más horas compartí en cirugía. Fue sin dudas un creador e impulsor de varias ramas de la medicina en nuestro medio.
Un gran estudioso, siempre estuvo un paso adelante, de generosidad intelectual desbordante. Ejerció como neurólogo durante varios años antes de que arribaran médicos de la especialidad. Un hábil cirujano general; colaboró prácticamente con todas las disci-ispuesto a apoyar, sobre todo en las lógicas innovaciones del quehacer quirúrgico.
Fue pionero de la angiografía en todos sus aspectos diagnósticos, sobre todo en neurorradiología cuando no se contaba con equipos ni materiales hoy disponibles. Los catéteres eran artesanales; realizaba estudios de todo el árbol vascular cerebral, estudios que actualmente se derivan a centros de Montevideo. Realizó todos los procedimientos neuroquirúrgicos que se realizaban en nuestro país, con resultados equiparables a centros de referencia nacional. Poseía una visión tridimensional del campo neuroquirúrgico que lo hacía todo fácil.
Su desaparición en esta especialidad fue insustituible. Dio el puntapié inicial a la Cirugía Vascular y fue gran impulsor en el posterior desarrollo e implementación de la cirugía vascular moderna.
Merece un comentario la microcirugía vascular.
Nos propuso concurrir a un curso que se inauguraba en la clínica de cirugía plástica del Prof. Irigaray (1984).
Luego de un mes practicando cirugía en arterias de cobayos, se entusiasmó y propuso continuar realizándola en su casa en un elemental laboratorio de cirugía experimental.
El mantenimiento del laboratorio fue muy trabajoso. Su esposa Nelly Díaz, fue un pilar en el funcionamiento. Tres veces a la semana incluidos fines de semana, durante meses se realizaban secciones de 6 a 8 horas para mantener el training hasta haber adquirido suficiente destreza. Los cobayos fueron destinados al Laboratorio Rubino.
La microcirugía quedó incorporada rutinariamente en neurocirugía; se obtuvieron mejores resultados en cirugía vascular en niños, y arterias de pequeño calibre y nervios en adultos. Permitió la reimplantación de dos miembros superiores. Incorporó los estudios vasculares no invasivos. Su asistencia era requerida en gran parte del litoral uruguayo y argentino. Publicó varios trabajos científicos siendo dos de ellos galardonados por la Academia Nacional de Medicina. Luego de retirarse se dedicó a investigar la historia de la medicina de Paysandú, sobre todo del hospital Galán y Rocha.
DR. JORGE BURJEL
Sin dudas fue quien me decidió por la especialidad quirúrgica. Una personalidad avasalladora que generaba empatía a la profesión y su manera de ejercerla. Fiel representante de una generación en la que, como expresa el fundador de la Soc. de Cirugía, Dr. Stagano, “no concebía la cirugía sin pasión”. La cirugía uruguaya ocupó en ese entonces puestos de relevancia a nivel latinoamericano.
Desde el pregrado nos reunía a un grupo, en su chacra a las 5 de la mañana a diario estudiando a la par y aclarando conceptos por su experiencia. Todos los que concurrimos fuimos cirujanos. Su desorden en la vida diaria, contrastaba con su metodología intelectual.
Estudiante aventajado, luego de recibirse de médico, concursó con una generación más adelantada y entró como Jefe de Clínicas, luego como Profesor adjunto en la clínica del Prof. J Puiquinela. Se especializó en Cirugía Pediátrica, operaba con idoneidad las malformaciones abdominales y gastrointestinales, manejaba en estas circunstancias los instrumentos con delicadeza acorde a las circunstancias, que no eran reflejo del tamaño ni morfología de sus manos. Trabajador incansable, exigía lo mismo de sus colaboradores, quienes no cumplieran, se iban excluyendo Se autonominaba “Percherón de la cirugía”.
Tal vez la cirugía compleja de urgencia sea de las disciplinas más desafiantes, fue donde el más se destacó. Era habitual integrante de las reuniones científicas a nivel nacional y en Argentina. Su presencia nunca pasaba desapercibida, siempre tenía un activa participación jerarquizante.
Debido a su prestigio, se realizó en el año 1977 el Congreso Uruguayo de Cirugía en Paysandú, siendo en esa circunstancias Vicepresidente por razones no muy justificables. En pleno esplendor de la cirugía de Paysandú, nos visita y dicta conferencias el Prof. Henry Bismuth de París, considerado la mayor figura mundial de la cirugía hepática de ese momento. En el año 1994 es designado Presidente del Congreso Uruguayo de Cirugía realizado en Punta del Este. Contrae una diabetes de rápida evolución que subestima y no controla adecuadamente, imponiéndole el cese del ejercicio de la cirugía.
DR. CARLOS STAGNO
Pasará mucho tiempo para que en este medio surja un médico como el Dr. Stagno.
En él se conjugaron todas las virtudes, que idealizan a un médico. Dedicación, como se expresa actualmente, fue un Life Time de la pediatría. Bajo ningún concepto ni excusa dejó de brindar lo máximo, al niño y a sus padres, sobre todo los más desamparados, que requirieran de su asistencia, en todo momento y en cualquier lugar.
Un servicio de pediatría ejemplar en el que colaboran colegas y personal de enfermería que supo involucrar con especial liderazgo. Pilar en la creación de la unidad materno infantil con escasos recursos materiales, partiendo de cero. Gestor del futuro CTI Pediátrico, que hoy es referente nacional, habiendo incorporado el primer equipo de gasometría en el Interior, de cuyo calibrado se ocupaba personalmente. Estudioso, supo obtener para el servicio el Galardón Nacional Pedro Beiso con un trabajo sobre Diarreas Infantiles. Respetado católico que ejercía el dogma sobre todo en su vida diaria, en silencio, más que en los templos y ceremonias. Ocupaba su valioso tiempo, junto a su esposa, llevando a los barrios carenciados, materiales aislantes contra el frío, logrando disminuir la incidencia de neumonías infantiles estacionales.
De las pocas personas que atesoraba su mayor riqueza en su cerebro y su corazón. La medicina ha cambiado, la tecnología ha logrado grandes avances, es más eficiente, tiene mejores resultados. No ha sido acompasado con la humanización de gran parte de quienes la ejercimos y ejercen.
Hoy en el modelo asistencial, no hay pacientes, son usuarios. Cambiaron los valores sociales fomentando que las nuevas generaciones desestimen este estilo de vida como referencia.Se han priorizado otros modelos con diferentes compensaciones.
No se juzga, es la realidad. Dr. Armando Lanfranconi