Un barrio fuerte como un “Roble”; a los 56 años de fundado, llegó la urbanización

Manuel Silva, secretario de la Comisión Vecinal, hace 54 años que vive en el barrio.

Alrededor de mil vecinos del barrio El Roble, en la zona Noroeste de la ciudad, detrás de Norteña, tienen un barrio urbanizado en forma “casi completa”, tras la inauguración formal de las obras que incluyeron pavimento de carpeta asfáltica, cordón cuneta, iluminación, rampas de accesibilidad, bocas de tormenta y tuberías para los desagües pluviales.
“En 1963 compré el terreno, yo trabajaba en Norteña y fuimos haciendo la casa de a poco y en 1965 nos radicamos acá”, dijo a EL TELEGRAFO Manuel Silva, secretario de la Comisión de vecinos y uno de los habitantes con mas antigüedad en el barrio.
Haciendo un poco de historia, comentó que “todo esto era una quinta, que fue loteada por el dueño, un señor Basso. Y en el medio de la quinta había quedado un roble que tenía mas de cien años, y de ahí salió el nombre del barrio. Estaba en el medio de la calle Gianelli, y era tan grande que tuvieron que tomarle un pedazo de terreno a los vecinos linderos al árbol para ensanchar la calle, porque no pasaban los autos”.
Así las cosas, “este barrio se pobló con casi toda gente de las industrias locales, porque nos quedaban cerca Norteña, Paycueros, Azucarlito, Paylana, e incluso hubo gente de la planta de portland de Nuevo Paysandú que también compraron acá. Al principio fue muy difícil, los ómnibus, la ambulancia y hasta la policía venían hasta Norteña, porque acá era intransitable, y cuando llovía había que salir a caballo, era casi imposible. Y los vecinos nos juntamos, nos reunimos, cuando la Intendencia de Garrasino le pedimos tosca y no tenía, que nos prestara una máquina y no podía, por lo que hicimos todo a pulmón”.
Continuó recordando que “compramos los caños para hacer las alcantarillas, trajimos la línea de UTE para el barrio, que demoró más de 15 años desde que nos mudamos, pedíamos presupuesto y UTE no tenía elementos, querían que pusiéramos un transformador al lado de la 39 (la radio) que salía un millón de pesos de aquel entonces, que no teníamos de donde sacar, éramos un grupo de laburantes. Y después, con el tiempo, los vecinos compramos los cables, colocamos los palos de columna. Es un barrio hecho por la gente de acá”.
Consultado si quedan muchos de los primeros vecinos, lo afirmó señalando que “decimos que hoy es un barrio de jubilados, porque en aquella época éramos todos trabajadores. Hay algunos jóvenes, pero muy pocos, que es uno de los grandes problemas, porque la juventud moviliza todo mucho más”.
El barrio fue dividido en 200 padrones, “pero no son 200 familias, son más porque hay padrones donde hay dos o tres casas, porque los hijos construyeron en el fondo. Tenemos cerca de mil personas en el barrio”. Ahora el barrio tiene los servicios necesarios, “después de 35 años de lucha conseguimos que OSE nos hiciera la red cloacal, que pagamos nosotros en más de 780 Unidades Reajustables, pero el presidente de OSE, Machado, nos exoneró la tasa de conexión intradomiciliaria. Y otro mecanismo que usamos fue presentarnos todos los años al Presupuesto Participativo y con eso amortizamos bastante. Cuando terminó la instalación de la red, nos quedó como deuda solamente una Unidad Reajustable, que eran 1.200 pesos, pero se pagó”.
Mirando a su alrededor, Silva dijo que “el barrio está casi completo, solo nos faltan las veredas y hacer alguna garita para los ómnibus, que habían dejado de pasar por el estado de la calle, pero los de Copay anunciaron que a partir del 1º de enero empieza a pasar otra vez por Luis Batlle Berres. Y después nos queda plantar árboles”.
Destacó el trabajo de la Comisión Vecinal, presidida por Julio Amaro, pero agregó que “todos los años llamamos a elecciones, pero no sé si es por comodidad que dicen que sigan los mismos”.