A no bajar la guardia

Las autoridades de gobierno –del nuestro o de cualquier gobierno– deberían comprender que cuando hablan, lo hacen para un público que recibe un bombardeo constante y fluido de información que pesa sobre su sentido crítico. Ya nadie puede desconocer el impacto que tienen las nuevas tecnologías sobre la conciencia ciudadana.
A 48 horas de irse, el exministro Jorge Vázquez reconoció que “quizás bajamos la guardia” en el combate al narcotráfico y que “podría haber” laboratorios de droga en Uruguay. El exjerarca quiso mostrar cómo y cuánto se combatió a la narcodelincuencia durante la primera gestión del gobierno de su hermano, comparar con las constantes transformaciones y dinámicas que tiene el narcotráfico a nivel planetario. Tal como lo comprobaron años después.
No es casualidad entonces que en un tiempo récord en los últimos meses se hayan podido incautar 5,1 toneladas de cocaína que salieron al puerto de Hamburgo y a un aeropuerto limítrofe entre Suiza y Francia. También “impactó”, de acuerdo a la descripción del exsecretario, la incautación histórica de más de 300 kilos de pasta base en Artigas, todo lo que hace suponer de la existencia de laboratorios en el país.
Es así que a medida que avanzaban las investigaciones, los uruguayos nos dábamos cuenta que nuestro país era –es– un país de tránsito, acopio y tráfico de la cocaína. Porque hacen falta varios viajes para cargar y transportar esa cantidad de droga. Y es claro que no cualquier criminal de poca monta es el que maneja los hilos de un operativo de esa escala, sino que estamos frente a cárteles internacionales que han extendido sus tentáculos por todo el planeta.
Desde hace años en el mapa de expansión de las mafias criminales, el Primer Comando Capital que ejerce gran influencia en Brasil y Paraguay, comenzaba a asomar en nuestro país. Así, aparecía en escena, el comando que trafica la cocaína producida en Bolivia o en Colombia y que debía sacarlo de estos países sudamericanos con rumbo europeo. En los primeros tiempos utilizaba las vías terrestres por Brasil, pero ante las complejidades de las rutas, optaron por nuevas vías.
La ‘Ndrangheta, o mafia calabresa, con Rocco Morabito a la cabeza, se ocupó de su ingreso a Europa y Asia a través de Uruguay. Justamente el narcodelincuente que hace ocho meses se fugó por la puerta principal de la Cárcel Central en Montevideo y que se presume está protegido por el Primer Comando Capital en Brasil.
La compleja cadena logística del narcotráfico comenzó marcando a un contenedor con soja, o lana o cuero o vinos, para transportar la cocaína hacia su destino final, a través del puerto capitalino. Pero estas cadenas no son rígidas, sino todo lo contrario. Se transforman de manera constante para establecer su propia seguridad. Con la misma flexibilidad debería combatirlo el gobierno, utilizando y optimizando todos los recursos técnicos, logísticos, de inteligencia y humanos con que cuenta. Pero hasta hace apenas unos días ocurría que cada fuerza, oficina e institución actuaba con total independencia y descoordinadamente. Y es así que los personalismos y las fuertes referencias políticas nos jugaron, como país, una mala pasada. Pero sin una cadena de mando con capacidad operativa tanto en las Fuerzas Armadas (Ministerio de Defensa Nacional) como en la Policía (Ministerio del Interior) hoy es imposible hacerle frente al crimen internacional. Estamos frente a un enorme poder económico, en armas y de corrupción que consigue meterse en la interna de los países para lograr su cometido. Es un negocio que mueve más del 10% del Producto Bruto Interno a nivel global y tiene un poder casi ilimitado para comprar voluntades y favores, aún en países como el nuestro donde se consideran marginales los casos de corrupción (por ahora). Es obvio que ya logró permear en el gobierno. Porque para llegar con esos volúmenes de droga a Europa tuvo que birlar mandos medios, Aduanas, autoridades portuarias y aeroportuarias y se siente tan impune.
No obstante, las últimas incautaciones efectuadas son una buena señal porque demuestra al narcotráfico que en Uruguay existen mayores controles. Pero también es cierto que es mucho lo que pudieron pasar a través de las fronteras terrestre, aérea y marítima.
Mientras tanto la pudrición ya nos está afectando como sociedad, y hoy ya son cosa de todos los días los “ajustes de cuentas” con heridos y muertos en forma violenta que jamás hubiésemos imaginado hace tan solo algunos años en nuestro país. Pero mientras la opinión pública reste importancia a este fenómeno y siga pensando que es mejor que “se maten entre ellos”, sólo veremos agravarse el problema, hasta que se vuelva irreversible.
En medio de esta cuestión, Vázquez dijo que el país bajó la guardia, en tanto el Fiscal de Corte, Jorge Díaz, aseguró que en Uruguay “desde 2009 no existe un plan de combate al narcotráfico”.
Un plan no es posible sin articulación y para empezar hay que poner el foco deberá en el narcomenudeo o bocas de venta, así como en el gran tráfico. Y la cooperación interinstitucional debe ser tan fluida como sea posible. Al menos para no tener que explicar después, por qué no pudieron.