Paysandú encarriló el pasaje a la Copa Nacional

Duarte abre los brazos y comienza a festejar el gol con el que la Blanca abrió la cuenta en Bella Unión.

BELLA UNIÓN (por Pedro Dutour, enviado especial). A este combinado sanducero le cae bien jugar de visitante. No hay caso. Es el campeonato de ganar lejos de casa. Anoche, derrotó a domicilio con toda autoridad a Bella Unión por 3-1, y así encaminó la clasificación como tercero del Regional Norte Litoral a la Copa Nacional de OFI. El Estadio Artigas tendrá la última palabra, pero la Blanca ya hizo la primera parte de los deberes.
Con el empuje de su público, el local se plantó en cancha rival para apretar a un Paysandú diezmado por suspensiones y lesiones, y golpeado por el último resultado en el clásico ante Salto. Con mayor tenencia de la pelota, Bella Unión tuvo una muy clara a los ocho minutos en los pies de su capitán Vera, pero el mano a mano lo tapó notablemente De León.
Fue un susto que la Blanca capitalizó para salir con mayor fuerza en ataque y no tardó en sacar diferencias. Si bien en los minutos iniciales a la visita le costaba el desdoble hacia ofensiva, con Andrioli y Trinidades sin que le llegaran balones limpios, Paysandú insinuaba con algunos buenos desbordes. Así, en una pelota que quedó bailando en el área, la tomó Duarte de primera para colocarla contra el palo: golazo a los 15 minutos para brindar tranquilidad.
El segundo sanducero llegó enseguida, cinco minutos más tarde, que sirvió para sacarse un poco la mufa de los penales (luego de los dos fallados contra los salteños), en otro señalado a favor de Paysandú por una mano en el área. Agüero no dudó en pedirlo, tomó la pelota, la colocó y la puso contra un poste. Dos goles arriba a los 20 para desesperación de Bella Unión.
Con orden y aplicado tácticamente, la Blanca pasó a comandar las acciones y a jugar a su ritmo. En otra prueba de eficacia y eficiencia, concretó el tercero a los 27 por intermedio de un cabezazo de Trinidades tras gran centro de Duarte. Paysandú demostraba ya ser una fuerza superior difícil de contener para el impetuoso Bella Unión, que tuvo un buen arranque pero que poco a poco se fue diluyendo.
En el resto de la primera mitad, la selección sanducera administró energías, movió la pelota de un lado a otro, siempre dejando la sensación que si le imprimía más ímpetu bien podía caer el cuarto antes del descanso.
Con semejante desventaja, al local le tocaba mostrar cierta vergüenza deportiva a la salida del segundo capítulo. Pero fue otra vez Paysandú, en un muy buen contragolpe, el que estuvo más cerca de inflar las redes. Andrioli dominó en el área, enganchó y su remate pasó lamiendo el segundo palo del golero del equipo rojo. Poco después, el recién ingresado Diego Andrada metió un excelente balón a Duarte, cuyo cabezazo fue atrapado por el número uno del locatario.
Bella Unión, que mostraba por momentos buen trato de pelota, abusaba de los pelotazos, de los centros –siempre bien descolgados por De León o despejado por la defensa sanducera-, mientras entraba a equivocar aún más los caminos a medida que pasaban los minutos.
Paysandú terminó dominando el tramo final del cotejo, más allá de alguna zozobra por algún centro o disparo a distancia. La Blanca se encargó de manejar los hilos, y en alguna contra bien pudo aumentar como en un remate de frente de Diego Andrada o una jugada personal de Laca, que ingresó en el complemento.
La molestia de la hinchada local se hizo notar cerca de expirar el duelo, con el l anzamiento de algunos proyectiles que no pasaron a mayores. Además de ser muy eficaz, en especial en el primer tiempo, la Blanca sorteó con nota esta salida a la frontera en el aspecto defensivo. En ello, la actuación del arquero De León resultó clave, con la tapada en el arranque del compromiso y luego para sostener el cero en su portería. En la hora, realizó dos estupendas tapadas. El penal del descuento en la hora solo maquilló el resultado.
De esta manera, Paysandú sumó otro partido sin perder de visita: en este torneo, de los seis encuentros disputados en esa condición, ganó cinco y empató el restante. Toda una definición de un equipo que se siente cómodo pegando afuera. Como anoche.