Aislado en la Meseta de Artigas

Carlos Fagúndez está a cargo de la explotación comercial del Centro de Visitantes de la Meseta de Artigas, lo que desde hace un mes es igual a ser nada más que un inquilino, ya que el parque está cerrado al público desde el inicio de la emergencia sanitaria. Fagúndez hace en realidad un mes y una semana que está aislado en el lugar, al comienzo con sus dos hijos, ahora con uno de ellos. También se encuentra en el parque el casero del lugar, funcionario de la Intendencia de Paysandú, con su familia y personal militar que realiza el patrullaje fronterizo, que realiza recorridas esporádicas.
Han sido momentos difíciles, sobre todo la semana de Turismo, que todos los años tiene una muy buena afluencia de público, y que este 2020 transcurrió bajo un clima ideal, pero con nulo movimiento a raíz de esta situación. “Vos mirabas esto y te daba bronca”, afirmó.
El local en el que trabaja Fagúndez no está pensado para que permanezca allí una persona, no cuenta con las comodidades necesarias, no tiene dormitorios, no lo previeron en los planos quienes diseñaron estos centros de visitantes, muchos de los cuales se construyeron en lugares aislados, incluso más que la Meseta.
“Hace un mes y 8 días que no he salido de la Meseta, traje a Tiziano y Valentino, mis dos gurises más chicos, que estuvieron conmigo, el de 14 se quiso ir para Salto, y hemos caminado, hemos salido a buscar plomadas en la costa, pero siempre acá”, dijo a EL TELEGRAFO.
Fagúndez ya comunicó hace algún tiempo que no va a continuar trabajando en el lugar y de hecho aseguró que ha aprovechado este tiempo para preparar su mudanza. La decisión ya estaba tomada, aún sin esta situación que lo ha llevado al límite.

COMPLICADO

“Esto me mató, yo venía complicado, pero tenía la esperanza que tenía el Encuentro de Historiadores el 21 de marzo, ese mismo fin de semana tenía un encuentro de motos para trabajar, después tenía dos excursiones que llegaban el 25, también había arreglado con la gente del Yacht Club que iban a cenar acá, como el año pasado, y después toda la Semana Santa y el 18 de abril otra excursión de Montevideo, que ya habían llenado el ómnibus, 48 personas. Tenía que hacer un paseo histórico, un sendero de los alcornoques, iban a comer el guiso artiguista”, describió. Todo eso es trabajo que se perdió.
Aún yéndose se ha preocupado de mantener el trabajo realizado para quien tome la posta. “Traté de conectarme con la gente de la Meseta, sigo en contacto con los historiadores, me he conectado con músicos que han hecho videos saludando a la Meseta. Estoy tratando que no se apague la llama por más que yo vaya a salir”, señaló.
Durante este mes Fagúndez no ha generado ingresos, pero tiene que seguir haciendo frente a sus compromisos. “Me tengo que ir, este mes tengo que cerrar la empresa”, dijo.

APOYO

Ha sobrevivido gracias al stock del que disponía para las actividades previstas y a la colaboración de vecinos de la zona.
“Ayer un señor me trajo una pata de cordero. Yo no tengo sueldo, estoy complicado, el otro día me mandaron un surtido que está en Chapicuy, no lo he podido traer para adentro. Ayer un matrimonio amigo vino hasta el portón y me trajo algunas cosas, pero no quiero llegar a tener que estar mendigando”, afirmó.
“Lo que compré para trabajar en Semana Santa, todo eso me lo estoy comiendo y ahora viene el invierno, que no se trabaja nada, después llegan los eventos grandes y llegan todos los vendedores con ellos. El 90% de la gente cree que yo soy funcionario público”, agregó.
El panorama no es nada alentador, solo queda esperar que se solucione la emergencia para resolver los temas administrativos pendientes y seguir adelante. Mientras tanto es testigo privilegiado de cómo la vida natural asume su lugar en el parque.
“Acá por ejemplo ahora, un gato montés grandísimo viene a revolver el tacho de basura, andan los tatúes, los pájaros, las urracas pusieron un nido abajo del parrillero ¿Viste como en todos lados la naturaleza avanza? Bueno, acá es clarito, de noche viene un zorrino, los venados andan acá cerca”, relató.