Mensaje de ONU por el Día de la Tierra vincula origen de la pandemia con el cambio climático

“Cuando la Madre Tierra nos manda un mensaje” lleva por título el mensaje publicado por la Organización de las Naciones Unidas en el marco del Día Internacional de la Madre Tierra, que se celebra desde 1970.
“La Madre Tierra claramente nos pide que actuemos. La naturaleza sufre. Los incendios en Australia, los mayores registros de calor terrestre y la peor invasión de langostas en Kenia. Ahora nos enfrentamos a COVID-19, una pandemia sanitaria mundial con una fuerte relación con la salud de nuestro ecosistema”, expone la organización. La razón por la que se vincula esta enfermedad con la destrucción ambiental tiene que ver con su origen zoonótico, lo que es decir que se trata de un mal que pasó al hombre a partir de los animales.
“El cambio climático, los cambios provocados por el hombre en la naturaleza, así como los crímenes que perturban la biodiversidad, como la deforestación, el cambio de uso del suelo, la producción agrícola y ganadera intensiva o el creciente comercio ilegal de vida silvestre pueden aumentar el contacto y la transmisión de enfermedades infecciosas de animales a humanos (enfermedades zoonóticas)”, argumenta.
Según el Pnuma (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente), “una nueva enfermedad infecciosa emerge en los humanos cada 4 meses. De estas enfermedades, el 75% proviene de animales. Esto muestra las estrechas relaciones entre la salud humana, animal y ambiental”, enfatiza.

POSITIVOS, PERO EFÍMEROS

Según ONU, “el impacto visible y positivo del virus, ya sea a través de la mejora de la calidad del aire o la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, no es más que temporal, ya que se debe a la trágica desaceleración económica y la angustia humana”.
En tal sentido, llama a recordar “más que nunca en este Día Internacional de la Madre Tierra que necesitamos un cambio hacia una economía más sostenible, que funcione tanto para las personas como para el planeta”. Pide así, que “promovamos la armonía con la naturaleza y la Tierra”.
Este Día de la Madre Tierra se celebra en el marco del “Súper Año de la Biodiversidad”, y se centra en el papel de la diversidad biológica como indicador de la salud de la Tierra.
Al respecto, ONU afirma que cada vez es “más evidente” el impacto de la salud del planeta en la salud humana. “Los cambios en la biodiversidad afectan al funcionamiento de los ecosistemas y pueden ocasionar alteraciones importantes de los bienes y servicios que proporcionan. Los vínculos específicos entre la salud y la biodiversidad incluyen posibles impactos en la nutrición, la investigación sanitaria y la medicina tradicional, la generación de nuevas enfermedades infecciosas y cambios significativos en la distribución de plantas, patógenos, animales e incluso asentamientos humanos, algo que puede ser alentado debido al cambio climático”.
La biodiversidad se está deteriorando en todo el mundo a un ritmo sin precedentes en la historia humana. “Se estima que alrededor de un millón de especies animales y vegetales se encuentran actualmente en peligro de extinción. Con este panorama general y el escenario del coronavirus, nuestra prioridad inmediata es evitar la propagación de COVID-19, pero a largo plazo es importante abordar la pérdida de hábitat y biodiversidad”, agrega. El mensaje concluye afirmando que “estamos en esta lucha juntos con nuestra Madre Tierra”.

OBJETIVO EN RIESGO

La página incluye un vínculo hacia el “Informe sobre la Brecha de Emisiones 2019”, en el que se afirma que “estamos a punto de perder la oportunidad de limitar el calentamiento global a 1,5°C”. Asegura que “si solo confiamos en los compromisos climáticos actuales del Acuerdo de París, es posible que las temperaturas aumenten 3,2 °C en este siglo”.
Los científicos, dice el informe, “están de acuerdo en que, para encaminarnos a limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 °C, las emisiones deben caer rápidamente a 25 gigatoneladas (Gt) para 2030”. Según los compromisos actuales, las emisiones están en camino a alcanzar 56 Gt CO2e para 2030, más del doble de lo que deberían ser, por lo que reclama “compromisos, políticas y acciones que reduzcan las emisiones 7,6% cada año entre 2020 y 2030”.
Afirma además que si los países hubiesen actuado hace 10 años de acuerdo a las advertencias científicas, “los gobiernos habrían tenido que reducir las emisiones 3,3% cada año. Hoy, necesitamos reducir las emisiones 7,6% cada año”.