Recomendaciones para poder racionalizar el uso de carneros

Archivo El correcto manejo de los carneros es muy importante para lograr un buen porcentaje de preñeces.

El margen para mejorar el desempeño de los reproductores machos, buscando aumentar la fertilidad de la majada, es variable entre establecimientos, sostiene un trabajo elaborado por el doctor Daniel Pereira Machín, y presentado entre las recomendaciones que el Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL), brinda a los productores, y referente exclusivamente a la racionalización en el uso de carneros.
En la práctica esta mejora se traduce en una reducción de falladas, y un aumento de la proporción de vientres que paren en los primeros 15 a 20 días, y en el uso de un menor porcentaje de carneros (intensificación en el uso), agrega el profesional sanducero, que durante años trabajó en la institución lanera.
Para que los machos expresen su potencial, previamente se deben haber priorizado y atendido los aspectos fundamentales vinculados a las hembras, y es imprescindible disponer de carneros aptos para la reproducción (revisados recientemente).
El régimen de uso de carneros en inseminación artificial, que permita mantener su fertilidad y condición física, se estima en 3 a 4 saltos por día, con un descanso de dos a tres días cada 20. Esto se cumple sin necesidades de desplazamientos (ni búsqueda de hembras en celo) y en buenas condiciones sanitarias y de alojamiento.
Fácilmente se comprenderá que, en condiciones de campo, las exigencias son muy superiores. Durante el período que dura una encarnerada (40 a 45 días) se produce una declinación paulatina en la calidad seminal de los machos, así como un desgaste físico general de los mismos.
En cuanto al servicio a campo, el porcentaje de carneros que se recomienda, en forma general, es de 2 a 3% aumentando a 4% si son borregos, aunque se sugiere usar carneros (no borregos) con las borregas.
El repunte de las majadas una vez al día significa una ayuda, dado que acerca los animales entre sí y amortigua los efectos de algunas conductas reproductivas sociales como las preferencias de ciertos carneros por determinados grupos de ovejas.
Por dos razones no se deben magnificar los resultados de esta medida, salvo que el porcentaje de carneros sea muy escaso (1%) y los potreros muy grandes y quebrados. La primera es que las razas con algún porcentaje de sangre Merino se agrupan naturalmente de una a tres veces al día: en los dormideros, al mediodía, y en las aguadas. Además, los vientres en celo también buscan estar en la proximidad de los carneros.
Por lo dicho, esta maniobra de repunte, debería tener más impacto en las borregas, que presentan una conducta de celo menos evidente, según el doctor Pereira Machín, quien hoy desempeña tareas de investigación en las islas Malvinas.
Respecto a la monta a corral, la forma más práctica es mediante un encierro nocturno, y en este caso se pueden utilizar carneros al 1%.
La posibilidad de usar dispositivos para identificar las ovejas que fueron servidas cada noche (mediante la colocación de arneses o tierra de color en el pecho de los carneros) es discutible por dos razones: la primera es que no todas ellas quedarán preñadas en ese momento y la segunda es que esa información se puede recoger posteriormente en la ecografía (edad fetal) con mayor confiabilidad y menor trabajo.

MONTA DIRIGIDA

Durante la noche se utilizan retarjos o capones androgenizados que detectan y “pintan” los vientres en celo. Por la mañana las hembras marcadas se apartan y juntan con los carneros. Las mismas pueden ser extraídas a medida que van siendo servidas.
Necesita tiempo, vigilancia y supervisión de personal idóneo en el tema, pero permite un uso de carneros al 0,5%, habilita la utilización eficiente de dos dientes, y hace factible el uso de corderos aptos, controlando que no se desgasten.
Como vemos, las alternativas sugeridas favorecen en mayor o menor medida, los siguientes aspectos, precisa el profesional. Aumenta la probabilidad de encuentro entre machos y hembras. Reducen el esfuerzo de desplazamiento y búsqueda que realizan los reproductores machos para acceder a las hembras en celo. Todas ellas admiten ciertas variantes y consideraciones, cuya descripción haría este artículo muy extenso.
La disponibilidad de tiempo, mano de obra, pericia de los operarios y presencia de instalaciones adecuadas, deben ser evaluadas en cada caso. Se sugiere realizar todas estas maniobras en los primeros 15 a 20 días de encarnerada, período durante el cual se incrementan

TENER MUY EN CUENTA

Cuando se utiliza un solo carnero, (majadas chicas o planteles) en cualquier porcentaje, es conveniente tener precauciones. En esta circunstancia se debe tener la total certeza de que el carnero sea fértil y efectivamente cubra los vientres durante todo el período, pues al no tener compañeros, el riesgo de fallas masivas por imprevistos es grande (más aún si es borrego).
Las sugerencias son, estar siempre muy atentos a lo que sucede y agregar otro reproductor (si son más de 30 a 40 ovejas), o efectuar un repaso con otro animal luego de 15 a 20 días de servicio. El manejo de los borregos merece una atención especial, dado que por su inexperiencia e inmadurez, se desgastan fácilmente y son dominados por los carneros. Todo esto se acentúa cuando son chicos o inmaduros. En este último caso se hará especial hincapié en que trabajen separados de los carneros y con ovejas adultas, a un porcentaje del 4%.

ALGUNOS ERRORES DE CONCEPTO

“Cuanto mayor es el porcentaje de carneros, mejores son los resultados”, sostiene Pereira Machín. “Fuera de los porcentajes recomendados (3 a 4%) a campo, empiezan las peleas entre carneros (interferencias y dominancias), sin aumentar los beneficios”.
Las ovejas no se preñan porque “cortan el celo”. Esta aseveración proviene de la comparación con los vacunos. Una vez en estación de cría, los ovinos siguen ciclando (no cortan el celo). No se preñan porque no retienen el servicio, es decir, hay monta pero no concepción. El carnero debe buscar las ovejas en celo en todo el potrero.
Las hembras (no tanto las borregas) se acercan a los carneros cuando están alzadas, facilitando su tarea. Además las majadas se agrupan naturalmente entre una y tres veces por día. Usando muchos carneros al inicio de las encarneradas de otoño, se logra concentrar los celos. El efecto macho se alcanza en época de transición sexual, es decir, en diciembre – enero para la raza Corriedale, y en octubre – noviembre en las razas Merino, Ideal y Merilin