El valor del gordo y las condiciones forrajeras inciden en la baja del precio de la reposición

Los precios de la reposición corrigieron fuertemente a la baja hasta alcanzar las menores referencias en dos años, desde el segundo semestre de 2018. Son varios los factores que pesan en esta tendencia, entre ellos los dos de más incidencia sobre el precio de la reposición: el valor del gordo y las condiciones forrajeras.
Según la planilla de la Asociación de Consignatarios de Ganado (ACG), los precios de los terneros a principios de noviembre habían caído por debajo de los U$S 2 el kilo, manteniéndose bajos hasta la última semana de 2020. Los animales de 141 a 180 kilos hicieron un valor medio de US$ 1,94 el kilo, con una consistente caída semanal de U$S 9 centavos, en tanto que los de más de 180 kilos bajaron U$S 7 centavos a U$S 1,86 en promedio. A su vez, los terneros enteros para la exportación en pie sufrieron bajas aún más intensas en la semana, al caer de U$S 2,01 a U$S 1,89 el kilo en pie.
En las últimas referencias de los remates por pantalla pasó lo mismo, con promedios que tienden a ubicarse por debajo de los U$S 2 el kilo. Son las referencias más bajas desde el segundo semestre de 2018.
Según la última publicación de la Asociación de Consignatarios de Ganado (ACG), el mercado está mucho más ofertado, lo que se debería a la suba del precio de la soja que alienta a muchos productores con campos de potencial agrícola a considerar un aumento del área destinada a la oleaginosa en el próximo verano.

LA SOJA SE APROPIA  DE LAS TIERRAS

El precio de la soja de la próxima zafra, que se está comenzando a sembrar, superó los U$S 415 por tonelada puesta en Nueva Palmira. Una cotización más que atractiva que asegura un buen negocio incluso con un rendimiento promedio de aceptable para abajo.
El área que en los últimos años la ganadería le ganó a la agricultura tendrá, al menos, un impasse durante este ejercicio. Si el clima lo permite, la superficie destinada a la soja que, según los datos de DIEA, cayó en algo más de 400 mil hectáreas desde los picos de mediados de la década, aumentará en este ejercicio. Y probablemente lo hagan también los cereales de verano.
Pero para eso se deben dar las condiciones de siembra. Los cultivos de primera ya están jugados, pero quedan las segundas para las que se precisará más humedad en los suelos. De hecho el arroz, cuya intención de siembra era superior a la superficie ocupada el año pasado, finalmente no crecerá porque no había la suficiente agua en las represas como para permitir un aumento del área.
El crecimiento dependerá, entonces, de que llueva y se pueda sembrar. Si así sucede, podrán ser 50-70 mil hectáreas que la agricultura le quite a la ganadería este año. En algunas categorías puede tener un peso relevante.

TAMBIEN LA EXPORTACIÓN EN PIE

La revista Negocios Rurales afirma que hay otros factores que juegan, y cita que la exportación en pie, aunque no ha dejado de comprar, lo hace sin presionar al mercado, acumulando lotes para algún barco que, por el momento, no tiene fecha. La demanda por terneros para la exportación es muy inferior a la de años anteriores.
No se puede dejar de lado la corrección a la baja del precio del gordo, que comenzó a ser significativa y está jugando sobre las expectativas de precios para el año próximo.
Lo numeroso de las categorías nuevas también juega a favor de la demanda. Los ambicionados 3 millones de terneros deberán tener una salida fluida que, con las actuales condiciones endebles en el mundo, como consecuencia de la pandemia, no se ve tan clara.