Solicitada

Año Nuevo, ¿“nueva” normalidad?

¿Hemos aprendido algo en esta horrible y prolongada situación?
Supongo que sí, algunos, hemos aprendido a valorar nuestras familias y a valorar la naturaleza. Hemos aprendido a dar importancia a las pequeñas cosas de cada día, cosas que antes pasábamos por alto. En fin, hemos aprendido a valorar el inmenso tesoro de la vida.
Hemos aprendido, o por lo menos somos conscientes de la necesidad de ser humildes. Humildes, no para arrodillarse ante otros, no para dejarse pisotear. Humildad para ser tolerantes con quienes piensan distinto, para aceptar que nadie es el dueño de la verdad, para buscar acuerdos, ver los puntos comunes, para actuar juntos con un mismo fin, el bien común.
Hemos aprendido que necesitamos ser más solidarios y se han visto muchos ejemplos de solidaridad en distintos lugares y en muchas personas. En este mundo cruel, todavía quedan gentes que se preocupan y se ocupan, de sus hermanos humanos. Aún hay esperanzas de redención. Humildad más necesaria que nunca, en estas circunstancias, para poder salir de esta situación nunca antes vivida.
Pero nos queda una gran incógnita: ¿en qué terminará todo este desastre universal? ¿Habrá algún acuerdo entre las dos posiciones opuestas, la del sí se puede y la del no, no es posible?
Porque cunden los videos y las “fotos”, donde se habla de que el virus fue creado en el laboratorio, pero que al final, no es un virus, sino una bacteria. Al final, el científico, o supuesto, inventado científico, ¿se contradice? Porque, ¿cómo se puede crear una bacteria?
Se habla de la espantosa maldad de algunos, que quieren acabar con la humanidad, o por lo menos, con los pobres, que quieren implantar un nuevo orden mundial. Pero es evidente que después de esta pandemia, ya nada será igual, que la “normalidad” será diferente. Por supuesto que hay mucha maldad en el mundo, pero ¿será posible que los “buenos” no hagan nada para detenerla?
Estamos aprendiendo a valorar el esfuerzo de los científicos, aunque existe una gran ignorancia sobre sus actividades. Mucha gente aún cree a pies juntillas lo que ve en algunos videos.
Nosotros, los que no somos científicos, tenemos mucho que aprender. Nuestros saberes son sólo gotas de agua en el inconmensurable mar del conocimiento. Ni siquiera nos conocemos a nosotros mismos. Somos ignorantes con pretensiones de sabelotodos. Ahora sí se entiende bien lo que decía Sócrates: “Sólo sé que no sé nada”.
El conocimiento científico no es cerrado, está sujeto a errores y a revisión. Los científicos investigan en base a conjeturas, a hipótesis, que pueden corroborarse o no, en un proceso que lleva tiempo. No pueden afirmar nada de un día para otro, no pueden generalizar por unos pocos casos. Lo que parece ser verdadero, puede dejar de serlo, porque son muchos los factores que hay que tener en cuenta.
Y la mayoría de la gente ignora completamente algunos detalles importantes, es así que repiten versiones disparatadas que han oído y que causan miedo y suscitan muchas dudas sobre el proceder de quienes están buscando soluciones, como las autoridades.
Hay quienes están apurados por la vacuna y hay quienes no quieren vacunarse, porque han oído sobre los supuestos peligros, porque puede modificar los genes de manera irreversible, según algunas versiones.
En este mar de incertidumbres debemos confiar en nuestros científicos y alzar la mirada al cielo pidiendo orientación y luz para nuestros ignorantes cerebros.

Sanducera