Los perros Maremma y su particular eficacia en control de depredadores

Los perros pastores (Maremmanos) continúan integrándose en nuestra cultura productiva ovejera y demuestran su particular eficacia en el control de depredadores. El ingeniero agrónomo Andrés Ganzábal de la Unidad de Comunicación y Transferencia de Tecnología del INIA, sostiene que desde hace más de una década los perros pastores “han ido lenta pero inexorablemente ganando un espacio cada vez más importante en nuestras majadas, integrándose en nuestra cultura productiva y demostrando su particular eficacia en el control de todo tipo de depredadores, desarrollando su protección de una manera amigable con la naturaleza y con el entorno social en el que realizan sus tareas”.
Sostiene el profesional que “han demostrado ser eficaces durante todo el año, protegiendo a los ovinos adultos y siendo especialmente útiles durante las pariciones con los corderos recién nacidos, amparándolos como si fueran sus propias crías desde el momento de su nacimiento”.
Es frecuente recibir relatos de productores que describen como sus Maremmas o Pirineos “esperan pacientemente al pie de una oveja parturienta, son espectadores del alumbramiento, lamen al cordero, ayudan a eliminar las membranas y por sobre todas las cosas, con su majestuosa presencia desestimulan la acción de cualquier depredador”. No han faltado testimonios de productores que describen como “sus pastores avisan al productor cuando una oveja está mal caída o tiene dificultades en el parto” y en varias oportunidades como “han acompañado a un cordero ‘guacho’ y solitario hasta que el productor se hace cargo de él”.
El programa que INIA ha desarrollado en todo el país, junto con varias instituciones y programas, (MJA, SUL, CLU, Sociedades de Fomento, Anpco, Proyecto Competitividad Intendencia de Florida-ANDE-OPP, Proyecto Regional MJA-ANDE) juntamente con criadores particulares, permite estimar que en la actualidad hay más de 1.000 productores ovejeros utilizando esta herramienta en el Uruguay. Las evaluaciones realizadas por dicho programa establecen que nueve de cada diez cachorros entregados y evaluados han sido exitosos en su tarea de protección, estableciéndose diferentes grados de satisfacción por parte del productor, desde perros de excelente comportamiento a aquellos que ofrecieron algunas dificultades durante las primeras etapas de su formación.
Como resultado de este proceso, es posible también concluir que la educación dentro de su primer año de vida (impronta y socialización) puede ser esencial para mejorar su comportamiento, su funcionalidad y por consiguiente el grado de satisfacción de los productores. En general la impronta es una práctica que el productor adopta con naturalidad, sin embargo, es frecuente que se cometan algunos errores que pueden generar dificultades en las etapas posteriores de integración con las ovejas y de relacionamiento con el entorno social, en el que el ejemplar va a desempeñar sus tareas de custodia. En cambio, la socialización suele no hacerse, a pesar de que la consideramos una práctica imprescindible cada vez que introducimos por primera vez un cachorro en un rebaño o cada vez que incorporamos ovinos (ovejas o carneros) a un predio que ya tiene un perro pastor trabajando.

ELECCIÓN DE CACHORRO

Es muy importante prestar especial atención a los registros genealógicos y funcionales de los padres, ya sea que adquieran un ejemplar en un criadero o que lo obtengan a través de la Red Solidaria de Pastores, que el Programa INIA ha estimulado y coordinado desde sus orígenes. “Debemos tener la certeza de que ambos padres sean pastores puros: Maremmanos o Pirineos. También están dando excelentes resultados los ejemplares producto del cruzamiento entre estas dos razas. Además, ambos progenitores deben haber demostrado excelente funcionalidad, presentando afinidad por las ovejas y equilibrio en la custodia y no deben estar emparentados entre sí”, aclara Ganzábal.
En Paysandú se encuentra un criadero que oportunamente fuera habilitado oficialmente por el Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL) y el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), perteneciente a la familia Brasesco Gómez, del cual han salido una gran cantidad de cachorros que ya habitan en campos de Uruguay, Brasil y Argentina.