Sangra por partida doble

El deporte ha estado en el ojo de la tormenta desde que la pandemia de coronavirus llegó a nuestro país. Las medidas adoptadas por el gobierno a lo largo de este poco más de un año desde que se conocieron los primeros casos en Uruguay, siempre han implicado una restricción de las actividades deportivas, lo que ha generado situaciones complicadas en ámbitos específicos. Y han despertado lógicamente polémica, teniendo en cuenta la innegable relación entre el deporte y la salud.
El deporte está sufriendo una complicada situación económica producto de las restricciones, aunque esto alcanza en menor medida a las dos disciplinas que se practican de manera profesional en el país: la competencia de la Asociación Uruguaya de Fútbol y de la Federación Uruguaya de Básquetbol ha podido continuar, aunque a puertas cerradas.
Esto ha llevado a que las personas vinculadas a cualquier actividad deportiva se pregunten por qué el deporte amateur no ha tenido la misma suerte. Pero hay una realidad: para el deporte amateur es imposible poder mantenerse sin la venta de entradas, lo que significa la presencia de simpatizantes. En el profesionalismo la situación es diferente, teniendo en cuenta que genera ingresos más allá de que el hincha pase por boleterías. Y en su momento se agregó que la continuidad del deporte profesional, televisado, colaboraba con aquella premisa de quedarse en casa para evitar el contagio, más allá de que en los últimos días se solicitó posponer el reinicio de la competencia.
Pero para el deporte amateur la situación es otra, y las restricciones han llevado a que las instituciones comiencen a tambalear económicamente. Si bien se habla preferentemente de los clubes de fútbol y básquetbol, de aquellos que participan en competencias, hay muchos otros sectores que sufren especialmente las consecuencias de la pandemia y que están ligados directamente a la práctica deportiva.
Mientras al menos los clubes que compiten no generan los siempre indeseados déficit, hay que tener en cuenta que para las instituciones deportivas en general, los que desarrollan el deporte de manera social, las medidas adoptadas perjudican sensiblemente, ya que debieron primero cerrar sus puertas, después cumplir con un aforo determinado y desde hace varias semanas volver a cerrar.
Y ni hablar de los emprendimientos particulares vinculados al deporte o a la actividad física como gimnasios, academias de artes marciales o escuelas de danza, que sin poder cobrar una cuota deben subsistir, sin que exista un subsidio que verdaderamente pueda contribuir para tener una estabilidad en tiempos complicados. Y también están en esa lista los complejos de canchas de fútbol.
El cierre de estos emprendimientos particulares siguen generando reclamos por parte de los propietarios, que entienden insuficientes las medidas adoptadas por el Ministerio de Economía. Es que el razonamiento es básico y también muy lógico: se prohíbe abrir, pero no se brinda el apoyo necesario como para poder sostener, en la mayoría de los casos, la vida familiar detrás del emprendimiento.
Desde la Cámara Uruguaya de Gimnasios y Afines (Cuga) se ha señalado que en el país existen unos 1.985 gimnasios y afines registrados, pero también que seguramente sean muchos más, estimándose que unas 40.000 personas viven directamente del sector. Pero los reclamos aparecen por partida doble, ya que si bien se ha apuntado al aspecto económico, el deporte todo entiende que es parte de la solución. Por eso Cuga levanta la bandera que reza que deporte y salud van de la mano, por lo que se ha comenzado a trabajar para presentar un proyecto de ley con el objetivo de declarar al deporte como una actividad esencial.
El camino fue marcado en España, donde ese paso fue dado por la Comisión de Cultura y Deporte del Congreso, cuando también los gimnasios y demás mantenían sus puertas cerradas. Pero mientras del otro lado del Atlántico se tomó esa postura, por acá parece que con el paso de los días esa posibilidad pierde fuerza, más allá de que se sigue abrazando la idea. Y se habla, entonces, de un doble discurso con respecto al deporte.
“No existe ninguna evidencia científica ni estadística que diga que los gimnasios deben permanecer cerrados. Al contrario, el deporte es clave en la pelea contra el coronavirus”, dijo el referente de Cuga en Paysandú, Gonzalo Sueldo, quien anunció que se realizará el lunes una caravana en nuestra ciudad para reclamar por la situación.
El deporte y la actividad física están directamente relacionados con la disminución de los casos graves de la enfermedad, de lo que lógicamente se abraza el sector para pedir a gritos poder volver a abrir las puertas de manera cuidadosa, respetando los protocolos que están aprobados por las autoridades correspondientes, lo que disminuye sensiblemente la posibilidad de contagio.
El reclamo es claro, y se parte de la base de que en el deporte no se han generado focos importantes de coronavirus. Pero la pregunta es cómo se continuará cuando se levanten las restricciones. Se habla de que la posibilidad de reabrir está cerca, protocolo mediante, aunque es difícil pensar en cómo hará el sector y las familias que dependen de estos emprendimientos para salir adelante.
Porque está claro que no será borrón y cuenta nueva tampoco para el deporte, que sangra en medio de la pandemia, y por partida doble al considerarse parte de la solución para pelear contra la pandemia.