Ganadería argentina genera menos emisiones de Efecto Invernadero

La hembra es la que mayor huella presenta, sostiene el informe.

Un estudio realizado por el INTA Manfredi –Córdoba– junto con el INTI y la empresa ganadera Tigonbú analizó la huella de carbono que dejan los sistemas mixtos de producción de carne en la zona semiárida central de la Argentina. El estudio se enfocó en un sistema con cría a campo en pasturas naturales e implantadas y recría más engorde en feedlot para tres categorías de animales: macho liviano, hembra y macho pesado.

Del análisis comparativo de las tres categorías de animales, se desprendió que la hembra es la que mayor huella presenta, en tanto, se requieren más días de recría y engorde para alcanzar el mismo peso de venta que los machos y eso implica mayor cantidad de recursos de alimento, y más días emitiendo metano.
De acuerdo con Rodolfo Bongiovanni –especialista en análisis de huellas ambientales del INTA Manfredi–, “encontramos que los puntos críticos de impacto se encuentran en la producción primaria, notoriamente en la emisión de metano por fermentación entérica que representa entre el 62 % y el 64 % del impacto total”. Y agregó: “Dentro de este punto aparecen con mayor valor las emisiones de la vaca madre, seguidas de las emisiones del propio animal de engorde y finalmente el aporte del toro, que es mínimo”.

Por otra parte, están las emisiones derivadas de la gestión del estiércol, que ocurren principalmente en la recría, donde la acumulación de excretas en lagunas anaeróbicas genera emisiones de metano y óxido nitroso que representan el 11% y el 15% del impacto total.
En esta línea, Leticia Tuninetti –especialista en análisis de ciclo de vida del INTI y autora junto a Bongiovanni del estudio– indicó que “en tercer orden de importancia aparecen las emisiones en la producción de los alimentos de la recría y el engorde (maíz grano, burlanda y maíz picado ensilado), que suman entre un 12% y un 15% del total; y, en cuarto lugar, las pasturas implantadas, que representan un 4% debido a que implican uso de insumos, como agroquímicos y combustibles”.

“Si bien los valores encontrados en este trabajo son similares a los valores internacionales publicados por algunas bases de datos para la producción de carne en feedlot, siguiendo los mismos métodos y protocolos adoptados internacionalmente, los resultados están considerablemente por debajo de los estudios que muestran resultados para producción de carne en sistemas extensivos a campo”, destacó Tuninetti.
Dentro de los puntos a destacar del sistema productivo estudiado, “se encuentran las menores emisiones relativas generadas en la recría a corral y el engorde en feedlot, con alimentación a base de granos, silo de maíz y burlanda, que tienen factores de emisión de metano inferiores a animales alimentados con pasturas”, señaló Bongiovanni.
Las emisiones generadas por el alimento burlanda y la vinaza, que se suministra a los animales, son bajas por tratarse de subproductos de la producción de etanol. Debido a que ocurre en el mismo predio y aunque se llevan parte de la carga ambiental del proceso de la minidestilería, no reviste relevancia y, además, evita traslados.

“Otro punto de interés es que no hay emisiones por gestión del estiércol en el feedlot, ya que las excretas se utilizan como insumo del biodigestor”, destacó Tuninetti y agregó: “Tanto el consumo de subproductos de baja huella de carbono, provenientes de la destilería de etanol, como la ausencia de emisiones por manejo de efluentes durante la etapa de engorde, explican la menor huella de carbono comparativa de este sistema productivo y refuerza los objetivos de la economía circular”.

“Tanto la actividad agrícola como la ganadera no están exceptuadas de emitir gases de efecto invernadero, pero sí pueden disminuirlas con un manejo sustentable de las dietas”, puntualizó el especialista del INTA.