Gonzalo y Fernando Indarte: “tenemos el privilegio de trabajar en lo que nos gusta”

La firma Indarte y compañía cumple 25 años, pero la historia se remonta hace 45 años. En 1977, Horacio –padre de Gonzalo y Fernando– comenzó en los negocios rurales junto a otros tres socios y fundó la casa central en Young, su ciudad natal, siempre con el apoyo incondicional de Ofelia “Coca” Gianoni.

Gonzalo rememoró que “un colega veterano que conoció a nuestro padre de toda la vida, dijo que era ‘un adelantado al que se le cruzaron las vacas en el camino’. Él trabajaba como ‘escribiente’ o lo que es un administrativo, en la estancia Don Esteban, en Río Negro. Allí tomó la decisión de salir de su zona de confort. Le iba bárbaro y estaba desde hacía 19 años”.

Ambos hijos de Ofelia “Coca” Gianoni, maestra rural y directora en una escuela en Paso de la Cruz, vivían allí y los fines de semana viajaban a la estancia. “Nos vinimos a Paysandú, cuando yo tenía 9 años”, explicó.

“Nosotros ingresamos en 1996. En Paysandú comenzamos en 1999 y en ese momento había muchas firmas de raíces antiguas en el rubro. El cambio generacional hizo esa transformación”, recordó Gonzalo. En aquellos comienzos tenían dos ferias mensuales en Tres Bocas y en el local de la Sociedad Rural de Río Negro, “con un sistema de comercialización diferente al que hacemos hoy. Seguíamos el rubro de venta de ganado gordo, de reposición y compra-venta de campos. Eran los tres pilares con los que arrancamos”.

A fines de la década de 1990, comienzan los problemas financieros importantes en el sector. “Porque era importante el atraso cambiario que llevó a la gran crisis de abril de 2001, cuando registramos el primer gran golpe del sector con la aftosa. Y fue un terrible golpe para la empresa, pero sin dudas también fue una gran oportunidad ya que si no pensábamos y replanteábamos el negocio, sabíamos que iba a ser muy difícil seguir”.

Ese fue el comienzo de una experiencia exitosa hasta hoy. “Nos pusimos a trabajar con un grupo de colegas en la formación de lo que después se llamó Plaza Rural. Fue un antes y un después, por la llegada de argentinos”.

adelantados

Definió que el litoral es “una zona privilegiada de campos buenos y por esa cercanía física que tenemos con Argentina. De la mano de El Tejar hicimos un arreglo por el cual le compramos todos los campos –con exclusividad en la compra, así como en la compra de ganado flaco y gordo– y lo mismo hicimos con muchos otros productores argentinos que realmente nos hicieron ver las cosas en forma diferente”.

En este punto, recordó las reflexiones de un reconocido productor agrícola-ganadero y referente en los negocios agropecuarios. “Como dijo Toto Gramont, los uruguayos estábamos durmiendo la siesta y los argentinos del sector, realmente empresarios y visionarios, nos mostraron otro camino. A partir de esa gran debacle, empezamos de su mano con una mente empresarial muy diferente a Uruguay”.

Esa impronta mejoró la visión de la firma. “A partir de la crisis empezamos a crecer. Comenzamos desde la casa central en Young a tener sucursales y a negociar en todo el país. Fue un gran cambio de la mano de los tecnológico y nos hizo crecer sin aumentar tanto los costos”.

En aquellos tiempos, la tecnología era una utopía porque en el año 2002, “pasamos a vender las vacas por televisión, a través de Plaza Rural. Y lo hicimos, sobre todo de la mano de nuestro padre, que fue un adelantado en su pensamiento”.

Había que responder y solucionar cualquier problema, de lo contrario, no funcionaba. “Con los cambios generacionales se consolidó totalmente. Hoy es impensado un remate ganadero presencial porque no tiene ningún atractivo. Un comprador lo hace desde su casa, con un volumen sumamente importante en todo el país, en el lugar que desee, con el detalle de antemano del ganado sobre raza y peso. Esas son condiciones que realmente son atractivos para compradores y vendedores”.

Y así llegaron al día de hoy, “con un equipo humano muy importante en todo el país. Con un nivel de profesionales terciarios y técnicos que nos llevó a hacer el gran click, desde la casa central de Young a negocios en Uruguay, con la mirada hacia adelante”.

La firma cuenta con un sistema de franquicias, diez sucursales y 32 empleados directos de Indarte y Cía. “Ese sistema de franquicias fue realmente un cambio cualitativo y cuantitativo que tuvimos, donde en todo el país existe una relación de contrato con los agentes de cada departamento que nos llevó a esa expansión”.

Técnicos en la materia

Un día su padre les dijo “hagan cualquier cosa, menos Agronomía. Ustedes no van a trabajar de esto”. En realidad, “era lo que quería pero fomentó una rebeldía en nosotros para que siguiéramos, precisamente, esas carreras”. Y ambos son ingenieros agrónomos, a cargo de la firma.
Fernando reconoció que si bien no trabajan como técnicos en el asesoramiento a productores agropecuarios, “nacimos en una casa donde se hablaba de negocios rurales”. Opinó que “es fortísima la relación que hay entre saber los conceptos técnicos al momento de hablar con los clientes en el aspecto comercial. Es un plus que da la formación para poder negociar y conocer por qué argumentamos con conocimiento técnico”.

La pandemia

Gonzalo enfatizó que “en comparación a las crisis anteriores, luego de este tiempo de pandemia no tengo ningún tipo de dudas que el sector agroexportador será el motor que sacará adelante al país. Es un momento que llega al sector con buenos valores y un mercado internacional firme. En el comienzo de la pandemia, en marzo de 2020 y hasta fines del año, realmente fue un shock importante con una caída de precios que en general fue brava. A partir de este año, se ha registrado una demanda en todo lo que produce el sector y, por ende, una firmeza en los valores”.

El productor siempre reacciona a los precios y entiende lo que significa producir más. “Eso lo ha demostrado con creces y lo vemos en los niveles de faena de este año que son muy altos. Son superiores a lo que estimaba y eso responde a una lógica de precios”.

Fernando imaginó esta crisis sanitaria, “similar a lo que fue la aftosa para el sector agropecuario y espero nunca más volvamos a aquel momento. Pero hoy, es la aftosa de los servicios, de los hoteles y restaurantes, entre otros. Sin embargo, en el sector productivo y durante la pandemia, los novillos nunca dejaron de engordar, ni el trigo de crecer. Nunca se dejó de cosechar ni de faenar”.

La coyuntura actual

“En estos momentos con el descenso del dólar, si las cosas no valieran lo que valen, los negocios productivos estarían complicados por el encarecimiento de los costos. Subieron los insumos, pero además los impuestos, salarios y combustibles que son en pesos, cuestan más en dólares, porque hoy está más caro que el año pasado”, señaló Fernando.

Explicó que “hoy ocurre que lo compensa la suba del valor de lo producido. Si tuviéramos valores promedio y con este dólar –que es uno de los principales valores– tendríamos muchas quejas y los números estarían sumamente finos”.

Por ejemplo, “hablamos de la soja que está 40% por encima, o el ganado que está casi un 40% por encima, lo que absorbe eso. Pero somos un país muy caro para producir y la logística sigue siendo la misma que hace más o menos 20 años”.

La infraestructura es un gran debe y encarece los costos operativos. “Porque, además, aumentó la capacidad productiva. Pasamos de 5.000 hectáreas de soja a 1.300.000 y la operativa portuaria es un factor importante para abaratar los costos y mejorar los precios del producto”.

No obstante, somos privilegiados en esta Pandemia. Todos nuestros productos tienen valores muy altos, en muchos casos, máximos históricos (en la carne).

Además en lo productivo el 2021 hemos tenido una faena récord, bajando la edad y subiendo el peso del animal.

Y por otro lado, el actual gobierno nacional es muy afin al sector productivo, lo cual nos hace sentir más cómodos.

Apertura de fronteras

Con la medida vigente desde el 1 de setiembre, el sector agropecuario y de los agronegocios se favorecerá con la apertura de fronteras. “Los argentinos, aunque ganen menos plata con los negocios en Uruguay, realmente se sienten cómodos. Ya pasó en la crisis anterior, cuando vinieron y se quedaron por la seguridad jurídica que les pesa mucho. Eso tiene un valor muy alto porque somos un país con políticas de Estado en el sector agropecuario. Las grandes líneas de acción, permanecieron a pesar de los cambios de gobierno”, aseguró Gonzalo.

Ocurrirá algo similar con el sector inmobiliario. Sin embargo, “en el comercio y sobre todo fronterizo, no le hará bien la diferencia con el tipo de cambio porque es muy difícil de solucionar rápidamente y es un problema histórico que hemos tenido”.

Las medidas de Fernández

El presidente de Argentina, Alberto Fernández, resolvió extender el tope a las exportaciones de carne hasta el 31 de octubre. Según la nueva resolución publicada en el Boletín Oficial del vecino país, un tope del 50% sigue vigente en todos los envíos al exterior, con respecto a cifras del segundo semestre de 2020.

“Sin lugar a dudas que nos favoreció. Desde la crisis pasada, las decisiones políticas de Argentina favorecieron al sector uruguayo. Y este es un claro caso. Al dejar ese lugar en el mercado mundial de la carne, es ocupado por otros países, entre los cuales está Uruguay”, dijo Gonzalo.

Reconoció que “Argentina siempre hizo un buen trabajo de marketing sobre sus carnes. En Uruguay, INAC también hace un gran trabajo de promoción. Va a las principales ferias mundiales de alimentación y promueve a las carnes uruguayas que mejoraron mucho. Cada vez baja más la edad de faena de los animales y cuánto más joven es mejor calidad. Por lo tanto, en el mercado internacional ya se sabe quién es Uruguay. Pero llevó muchos años su diferenciación”.

Fernando puntualizó que “anteriormente, Brasil era mucho volumen de todo, Argentina era lo bueno y Uruguay no sabía lo que era. Sin embargo, con mucha política de Estado se sabe que en nuestro país se produce un determinado tipo de carne en condiciones sanitarias muy buenas, cumpliendo con las normativas que exigen los principales mercados”.

Trazabilidad

El Sistema Nacional de Información Ganadera evoluciona en Uruguay desde 2004, con el apoyo de las nuevas tecnología y se posiciona en el mundo como un ejemplo estratégico.

“Ubica a Uruguay como un país serio y, realmente, en el mundo la trazabilidad tiene mucho valor. En un principio, nos costó pero realmente vimos sus frutos. Fue un acierto muy grande que ayudó a vender las carnes uruguayas a un mejor valor y tratar de licuar esos costos altos que tenemos con un mejor valor de los commodities”.

Fernando remarcó que este sistema brinda credibilidad porque el país “tiene el ganado trazado en el cien por ciento de los casos, en forma individual. Si hay, son muy pocos los países que mantiene estas cifras. Cada animal tiene un ‘número de cédula’ hasta dentro de la faena y allí ese número sigue en los cortes. El escánner que se pasa en un mercado de China, por ejemplo, detalla hasta el padrón donde se produjo o engordó ese animal en Uruguay. Es una garantía de origen para el consumidor, además de garantía sanitaria. Hoy lo damos por hecho, pero ese chip en la oreja es pura tecnología que costó su implementación”.

Un ejemplo de la seriedad de Uruguay es que “una empresa japonesa compró un frigorífico uruguayo. Es la primera vez que una empresa de Japón, relacionada con la carne, compra un frigorífico fuera de sus fronteras. Y lo hizo en un país que vacuna contra la aftosa. Porque ellos no compran nada a algún país que vacuna contra la aftosa, excepto Uruguay. Y hay que tener en cuenta que Japón registra el máximo estándar sanitario y si nos aceptó, es porque pasamos todos los exámenes”.

Gonzalo aseguró que “el gran causante de todo esto es INAC, que está formado por los industriales, los productores y el gobierno. No es muy común en el mundo que se sienten los tres y en forma conjunta salgan a vender la carne en el exterior. Por ejemplo, con la habilitación de Japón, es posible después ingresar a los mercado de cualquier otro país”.

La tierra

Fernando precisó que “hubo jugadores muy importantes con el auge de la soja en la década de 2000, con grandes capitales que compraban decenas de miles de hectáreas. Pero eso se terminó en el 2012, aproximadamente. Hoy, la tierra está en manos principalmente de uruguayos y después en las distintas fronteras, hay una influencia del país fronterizo. En nuestro caso, los argentinos y en el límite con Brasil, los brasileños, además de las empresas forestales”.

Sin embargo, contrariamente a lo que se piense, “en Uruguay predomina el propietario mediano a chico. En su mayoría, el propietario es de poca tierra a mediana cantidad y de acuerdo a la actividad que realice. Son diferentes las miradas sobre las hectáreas. Por ejemplo, no es lo mismo la horticultura que la ganadería extensiva. Y con la apertura de fronteras, existe expectativa en que los argentinos vengan a comprar tierras porque nosotros estamos en una zona privilegiada por la geografía”.

Los jóvenes y el campo

Ambos coinciden en que está cada vez más difícil arraigar a las jóvenes generaciones en el campo, enmarcado en una tendencia mundial. En Europa viven en el campo por los fuertes subsidios para la actividad. Allá hay personas viviendo en el campo, se protegen entre ellos y no dejan ingresar a otros para no bajar la cantidad de productores nacionales”.

No obstante, las nuevas tecnologías acercan a las ciudades y centros poblados. “Cada vez tiene menos sentido vivir dentro de un campo y encerrado. Las comunicaciones y las rutas son conexiones que permiten que no se despueble la campaña. Pero será distinta, porque no tendrá a una población como residentes permanentes. Antes, hacer 20 kilómetros era difícil y hoy el tránsito es diario. Ese aspecto mejoró para bien porque van y vienen todos los días a las ciudades”.

Incluso, en el caso particular de la firma, explicaron que “nos costó mucho conseguir gente joven para integrar a nuestro equipo.

Esos diez años de gloria entre 2005 y 2015 fueron increíblemente muy complicados, con mucha demanda de jóvenes para otras actividades. Después pudimos conseguir este equipo que tenemos hoy y es espectacular. Nos encontramos en una etapa de ensamblaje del más veterano con esa sangre nueva que trae la fuerza y las ganas”.

El futuro

Ni Gonzalo ni Fernando condicionan a los jóvenes de la familia para que continúen al frente de la compañía. Porque habrá Indarte y Cía. para rato, a través de otros jóvenes. “No necesariamente hijos nuestros, sino que nos involucramos en la formación a otros en los negocios rurales. Y queremos horizontalizar, al momento de hablar de una sucesión”.

Gonzalo evalúa que, 25 años después, se permite un minuto para mirar atrás con los objetivos hacia adelante. “Es una gran satisfacción llegar a este punto. El resumen es el resultado, es decir, de dónde salimos y dónde estamos, convencidos de que no es casualidad sino un cúmulo de cosas. Como pilares grandes están nuestros padres y la familia entera, mujeres e hijos y una especial mención a todo el equipo desde el primer día”. Explicó que “nosotros comenzamos con tres empleados y dos ya se han jubilado. Tenemos varios proyectos en la cabeza porque los agronegocios van a continuar en la dinámica de los cambios, que pasará por lo tecnológico y las nuevas herramientas”.

Y como agregó Fernando: “Es que tenemos el privilegio de trabajar en lo que nos gusta. Porque, aunque hemos pasado mal muchas veces, se hizo más fácil atravesar las dificultades por eso”.