Mucho por remar aún

De acuerdo a un informe de la Agencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (Unctad), junto a la Organización Mundial del Turismo (OMT), el sector sufrirá en el mundo este año 2021 pérdidas por entre 1,7 y 2,4 billones de dólares. Los números son, acaso, apenas mejores que los del año pasado, cuando la pérdida fue de 2,4 billones de dólares a raíz de la pandemia.
El impacto este año será comparable a entre un 1,9% y un 2,7% del Producto Bruto Interno (PBI) mundial. En Latinoamérica, una de las regiones más afectadas por la COVID-19, se repetirán los números del año pasado.

El informe indica que la disminución del turismo puede suponer caídas de hasta el 9 por ciento del PBI de Ecuador, del 2,4% en Argentina o del 2,3% en Colombia. Algo menos, por el menor peso del turismo en la economía nacional, podría ser el descenso del PBI para México (entre el 1,3 y el 1,6%) o en Brasil (0,6%), mientras que Centroamérica podría retroceder un 11,9% de su PBI en el escenario más pesimista y el Caribe un 2,5%.
El informe advierte sobre la posible generación de un escenario de recuperación “a dos velocidades”, dado el desigual avance de la vacunación entre países desarrollados y en desarrollo.

Se indica que podría ocurrir “que el turismo se recupere parcialmente en regiones como Europa o Norteamérica, pero todavía no en zonas en desarrollo, calcula que las llegadas caigan sólo un 37% en lugares con alto porcentaje de población vacunada, pero se siga desplomando un 75% en aquellos con niveles de inmunización más bajos”, y señala que “los principales obstáculos son las restricciones a los viajes, la lentitud en la contención del virus, la poca confianza de las personas para viajar y un entorno económico deficiente”, concluye la Unctad.

La secretaria general del organismo, Isabelle Durant, abogó por masificar la vacunación como forma de dar un paso adelante hacia la recuperación de la actividad turística.
“El mundo necesita un esfuerzo global en favor de la vacunación que permitirá proteger a los trabajadores, atenuar los daños sociales y tomar decisiones estratégicas respecto al turismo”, declaró. Es que también en Latinoamérica los países con elevados niveles de vacunación serán los que podrán atraer viajeros y alcanzar antes una moderada recuperación. Claro, no es este el único factor.

No debemos dejar pasar –y ya refiriendo más en específico a nuestro país– las diferencias económicas con nuestros vecinos. De hecho lo hemos venido viendo estas últimas semanas, conforme se va acercando el momento de reabrir las fronteras, como la preocupación por las diferencias de un lado y otro de la frontera pueden provocar un desbalance comercial. Si la diferencia es tan amplia –que lo es–, no debe ser demasiado tentador cruzar a veranear a Uruguay, por lo menos afrontar los gastos que ello supone.

Por supuesto que el gobierno está al tanto de todo esto. No en balde el lunes, en un evento organizado por la Cámara Uruguaya de Turismo (CamTur), con motivo del Día Mundial del Turismo, el gobierno, representado por el presidente Luis Lacalle Pou y tres de sus ministros, anunció una serie de medidas tendientes a amortiguar estas diferencias para quien elija cruzar el charco, cuando se pueda. La ministra Azucena Arbeleche anunció la eliminación del IVA para turistas no residentes, un incentivo que –reconoció– tiene que ver con esta cercana apertura de fronteras.
La batería de medidas también tiene como destinatarios a diferentes rubros relacionados con la actividad turística, como ha venido aconteciendo desde el inicio de la emergencia sanitaria, hace ya más de año y medio. En ese caso están incluidos los organizadores de fiestas y eventos, tengan local propio o no; la organización de congresos o ferias, nacionales e internacionales; las agencias de viaje por supuesto; el transporte de grupos turísticos y excursiones; salas de cine y teatro; alojamientos; artistas y actividades conexas; el alquiler, servicio y soporte de equipos y los servicios audiovisuales; la educación deportiva y recreativa, entre otros.

Todas estas medidas son sumamente necesarias, aunque no garantizan de por sí el éxito de la temporada, porque todavía queda mucho por resolver, pero facilitan, aportan un grano de arena.
Hubo otro mensaje por parte del presidente Luis Lacalle Pou. Fue un llamado a los actores del sector turístico a no pretender “recuperarse” demasiado rápido.
“Uno estima que quienes viven del turismo van a entender que toda la cadena tiene que tener los precios justos en esta temporada. Yo la llamaría temporada de recuperación”, dijo.

No hace falta agregar mucho al respecto. Debemos estar muy conscientes de que, si se abren las fronteras, como todo parece indicar, también habrá medidas en la otra orilla tratando de mantener dentro de sus fronteras a los turistas. Y no hablemos solamente de decisiones gubernamentales, basta recordar el revuelo que ocasionó en agosto la difusión de lo que les costará el cambio a los argentinos.
“En Uruguay piden $880 por un dólar: el insólito tipo de cambio que espera a los argentinos en la próxima temporada”, tituló el 25 de agosto Infobae. Claro, en el desarrollo de la nota se explica que la situación obedece en primer término a la realidad de la economía argentina. Pero también es cierto que esa realidad es la que es, y eso no se puede dejar de tener en cuenta en la planificación.