Un escritorio en constante crecimiento

Carlos Arbiza, Jorge Recoba y Gustavo “Socho” Meyer.

Carlos Arbiza comenzó a trabajar en 1983 en la firma Bentancor y Cía, integrada por José Bentancor, Wenseslao Echeverrito, Noel Etchebarne y Horacio Indarte, y lo hizo el día que se realizó el remate de Capilla Vieja, una importante liquidación que se concretó en ese establecimiento.

Recordó que fue un remate “extraordinario, comercializándose más de 9.000 cabezas de vacunos y todo lo que tenía el establecimiento”.

Posteriormente –en ese mismo año–, se desarrolló otra importante liquidación, la de los pedigrí de establecimiento “Don Esteban”. “Fue la liquidación Hereford PI con registros, más grande del mundo”, recuerda Carlos.

Cuando se disuelve la firma, comienza Indarte – Etchebarne, con “Barón” Indarte y Noel Etchebarne, y en el año 1996 arranca el escritorio Indarte y Cía., primero con el ingreso de Gonzalo Indarte, que recién recibido de ingeniero agrónomo se pone a trabajar en el escritorio, y dos años después lo hace Fernando, también al recibirse de agrónomo.

“A Gonzalo y Fernando los conozco siendo chiquilines, desde antes de integrarse al escritorio. Ellos venían de gurises al escritorio y salían conmigo a ver ganado. Ese trajinar, hizo que cuando comenzaron a trabajar en la empresa, tenían un conocimiento de cómo había que vincularse, de cómo eran los negocios”.

Recuerda los inicios de la firma Indarte y Cía. “Eran momentos muy complicados, y se salió al negocio a competir con poca cosa, muy de bajo, con mucho entusiasmo pero pocas herramientas, lo que era muy difícil”.

Y acotó que “se encontraron algunos negocios que permitieron comenzar a mejorar”. Citó la liquidación de La Choza, la de Juan Cattalogne, que fueron importantes, y después Gonzalo comenzó a realizar negocios de campo, afincándose la firma”.

Después vinieron los argentinos a comprar tierras a Uruguay y ahí la firma tuvo una presencia fundamental en varios negocios. “Todo esto hizo que Indarte y Cía. creciera, y a la vista está, que hoy cumpliendo 25 años y ha crecido a nivel país”, enfatiza Arbiza.

Arbiza se dedicaba a recorrer los establecimientos para conseguir ganado para las ferias ganaderas, que en ese entonces “era la manera de vender el ganado de los productores –más allá de los negocios particulares y el ganado a frigorífico–. Yo hacía las recorridas y armaba los remates haciendo los lotes para las ferias y clasificando el ganado para embarcar a frigorífico”, sostiene quien ya desde hace algunos años no se desempeña en la firma, al acogerse a los servicios jubilatorios.

En el sector lechero, Carlos era el encargado de los negocios de la firma. “Siempre intervine en esos negocios, y especialmente en los remates del sector, además de trabajarse mucho con las exportaciones de ganado Holando a Brasil y después a México. Se conseguían terneras a productores de la zona, quienes las criaban, luego inseminaban y posteriormente venía la gente de Brasil a clasificarlas y se les llevaban”.

La amistad con la familia y el conocimiento mutuo, es también parte importante para la permanencia en la firma. “Además, la idea de sacar las cosas adelante, buscarle la vuelta, y estar siempre a disposición de los clientes para resolverle sus problemas”.
Para que un escritorio cumpla 25 años de funcionamiento, tiene que haber una atención y un trabajo detrás de eso. Y sobre todo que crezca, como sucede con Indarte y Cía.

Indarte y Cía fue de los primeros escritorios que se puso en contacto con otras firmas para fundar Plazarural. “Eso fue posible por la dinámica de sus principales –Gonzalo y Fernando–, de siempre ir a más”, explica Arbiza.

Una de las anécdotas más importante de la firma fue que días antes del golpe de la aftosa, se realizó un importante remate en el local de la Sociedad Rural de Río Negro. “Por tres días casi nos quedamos con todo el ganado en el predio de la agropecuaria.

“El último remate entregado fue dos días antes de aparecer los casos de aftosa y prohibirse el movimiento de ganado”, explica quien se desempeñó durante varios años en la firma.

De varios departamentos llegaron vacunos, lananes y yeguarizos a la feria. “Se desató la fiebre aftosa, y después de ahí prácticamente no se hicieron ferias ganaderas, con el advenimiento de los remates por pantalla”.