Ante lo que ocurre en Europa, la consigna es no recaer en la COVID

“La contagiosidad es realmente alta”, con la salvedad de que “ningún caso de estos últimos ha reportado gravedad. Eso solo puede querer decir que la vacuna está dando resultados. Siempre se aclaró que no evitaba el contagio, pero que sí protege para que la enfermedad no pasara a un nivel peligroso. Hoy no tenemos ningún internado en CTI”, fue la última evaluación formulada a EL TELEGRAFO por el director departamental de Salud, Dr. Carlos Leoni, respecto a la situación de la pandemia de la COVID-19, cuyos casos vienen creciendo nuevamente en Paysandú, como en Uruguay y en el mundo.
En el plano departamental, el jerarca consideró que de los cuatro casos nuevos identificados el lunes, dos corresponden al mismo centro educativo en que se había detectado un brote el domingo, un tercero está vinculado a ese mismo centro y el cuarto es una persona mayor de la que aún no se ha constatado el origen del contagio, por lo que por este lado estamos ante una incógnita para más o menos poder desentrañar la madeja.
Mientras tanto, en nuestro país desde hace ya varios días se viene registrando un promedio de unos 300 casos diarios, por lo que en el plazo de unas pocas semanas prácticamente se ha triplicado la incidencia de la COVID- 19, y lo mismo ocurre en Argentina, donde se registran entre 5.000 y 6.000 casos por día, aunque al igual que en nuestro país, se ha constatado una fuerte disminución de la gravedad de los casos, posiblemente también por efectos de que se ha superado abiertamente el 70 por ciento de la población con las dos dosis y en el caso de nuestro país, hay una fuerte respuesta a la tercera dosis.
Argumenta con tino el Dr. Leoni que hay que seguir con los cuidados, “porque si bien con estos números la pandemia está controlada en Paysandú, no sabemos qué puede pasar si en vez de tener un centenar de contagios como tenemos hoy, tuviéramos el doble”. Es que precisamente esta película ya la vimos, y la diferencia fundamental es que los casos se redujeron y sobre todo las muertes, una vez que se avanzó en forma contundente con la vacunación, hasta llegar al presente en que a la peligrosa variante Delta le sigue la Omicron, una evolución que aparece como más contagiosa, pero que encuentra a la población menos vulnerable debido a la vacunación masiva.
Pero la cosa tiene ribetes diferentes en otros países, sobre todo en el Hemisferio Norte, donde está ingresando el invierno, y se apuesta fuertemente a reducir la presencia de la población en lugares cerrados o semicerrados, como la medida más efectiva para evitar la difusión de la patología.
Es así que a una semana de las fiestas, se multiplican nuevamente las restricciones ante la variante Omicron de la COVID-19, con el confinamiento en Holanda y la cancelación de fiestas y cierre de sitios culturales en otros países, mientras crece la presión sobre los no vacunados.
La variante, identificada un mes atrás en Sudáfrica, ha sido detectada en cerca de 80 países y avanza aceleradamente en Europa, donde podría convertirse en dominante para mediados de enero, según prevé la Comisión Europea. Ante este escenario, varios países europeos reforzaron las medidas sanitarias al acercarse las fiestas de fin de año o están a punto de hacerlo.
Alemania anunció el sábado que incorporó al Reino Unido a la categoría más alta de zonas con riesgo de contagio por la COVID-19, lo que implica numerosas restricciones de viaje. La decisión, que entró en vigor a la medianoche del domingo, se dio en respuesta a la rápida propagación de la variante Omicron en territorio británico, en tanto Alemania ya había clasificado a Dinamarca y Francia como zonas de riesgo.
Por su parte, en Holanda comenzó el confinamiento el domingo, anunció el primer ministro Mark Rutte, por lo que todos los comercios no esenciales, restaurantes, bares, cines, museos y teatros deberán cerrar hasta el 14 de enero.
En el Reino Unido, que registró por tercer día consecutivo un récord de contagios (93.045 casos), el alcalde de Londres, Sadiq Khan, dijo estar “muy preocupado” por la propagación de Omicron, dominante en la capital británica, y puso en marcha un procedimiento de alerta para coordinar los servicios públicos.
En Francia, el gobierno pidió a las alcaldías cancelar los conciertos y fuegos artificiales previstos para la noche de Año Nuevo. En París se anunció este sábado la anulación de celebraciones en los Campos Elíseos, mientras que en Irlanda, los bares y restaurantes deberán cerrar a las 20:00 a partir del domingo y la medida se mantendrá hasta finales de enero.
Dinamarca a su vez cierra durante un mes los teatros, cines y salas de concierto, así como parques de atracciones y museos.
Las medidas se acompañan de presiones crecientes sobre las personas que no están vacunadas, que en algunos casos van más allá de la obligación de inocularse, medida que varía de acuerdo a la nación de que se trate y en Estados Unidos, de cada Estado.
En Los Angeles, California, todos los empleados de la ciudad, incluyendo policías y bomberos, que no hayan recibido una exención por motivos médicos o religiosos, deberán estar vacunados a partir del sábado so pena de ser puestos en licencia administrativa. Según los servicios de la alcaldía, poco más de 43.800 empleados, o sea el 79% del total, estaban al día con la vacunación esta semana. Según la televisión NBC, cerca de 80% de los policías de Los Angeles están vacunados contra la COVID-19 y más de 2.500 pidieron exenciones.
El viernes, una corte federal estadounidense reinstaló la vacunación obligatoria para empleados de empresas grandes, como lo pidió el gobierno, luego de que fue suspendida en noviembre por un tribunal de apelaciones de Texas.
En Suiza, a partir del lunes, solo personas vacunadas o recuperadas del virus tendrán acceso a restaurantes, sitios culturales e instalaciones deportivas y de diversión, además de cualquier evento en interiores, en tanto un requerimiento similar entrará en vigor en Francia a inicios del próximo año, y ya no bastará con un simple test negativo, como hacían hasta ahora las personas no vacunadas.
Lamentablemente, la perspectiva de erradicación en un plazo más o menos cercano de la COVID-19 se presenta muy problemática, sobre todo porque no solo se mantiene un porcentaje del orden del 20 por ciento de la población mundial que resiste la vacunación, sino que además se observa un relajamiento de las medidas preventivas como el uso de mascarilla y alcohol. Además se han incrementado sustancialmente las reuniones de personas en lugares cerrados sin tener en cuenta que el virus sigue circulando, mientras no es cumplida a rajatabla la disposición a exigir vacunación con dos dosis a quienes ingresen.
Y cuando estamos entrando de lleno a la temporada turística, aunque atípica por las restricciones, es pertinente recordar más que nunca que debemos cuidarnos entre todos, que lo más expuestos son quienes no están vacunados, pero también –vacunados o no– sectores de riesgo, como las personas de mayor edad y susceptibles por diversas falencias crónicas o temporales, caso del sistema inmunológico, por lo que como nunca es fundamental tomar conciencia y actuar con responsabilidad, cuando tenemos el espejo de Europa para mirarnos y asumir lo que ocurre cuando se baja la guardia.