El camino hacia el encuentro

Junto al autor, participaron de la presentación la profesora Rosario Molinelli y el cantautor Luigi Lemes.

En La Posta del Libro se presentó el libro “Las aventuras de Juan Lucero”, de Ramón “Pancho” Machado. La nueva obra del escritor y docente, nacido en Tacuarembó y radicado desde hace muchos años en Paysandú, tiene como protagonistas a un grupo de animales a los que se atribuye características y cualidades humanas, como señaló en la presentación Rosario Molinelli. “Dialogan, tienen sentimientos, buscan encontrarse a sí mismos, como los propios hombres y mujeres de este siglo”, expresó la docente, que junto al cantautor Luigi Lemes tuvo a su cargo la presentación. Molinelli compartió con el público presente una mirada sobre la obra “que no pretende ser la única”, nacida del acto personal de la lectura. Algunos teóricos sostienen “que hay novelas de personajes, de sucesos, de tiempo”, dijo. “Y si tuviera que categorizar la novela de Pancho diría que es una novela de personaje, porque Juan Lucero es el que guía en la historia”. Este personaje, que da nombre al libro, es un lagarto joven, “que recorre el camino en busca de un mundo mejor. Es casi un nómade, un buscador. Y en el camino se va encontrando con toda la gama de personajes, esa fauna autóctona de nuestro terruño. Es una buena seña de los encuentros a que nos somete la vida, en el recorrido”. El concepto de camino como símbolo de la vida, “como una metáfora que muchos escritores toman como sinónimo de búsqueda personal, de recorrido”, que también motiva de reflexión para la docente. “Me atrevo a decir que es como una pista para los lectores”. Otros grandes temas en la novela son el encuentro, y la soledad.

Un relato que propone

Tras analizar si esta novela puede ser considerada literatura, la docente concluyó que sí. “Antes que nada, lo que tiene que pasar para que sea literatura es que tiene que conmover. Es decir, tiene que mover algo adentro. La literatura es antes que nada arte, y es arte verbal. Y el arte conmueve, no se interpreta. El arte se siente. Y en la literatura, uno siente a partir de las palabras. ¿Que significa eso? Que es creación, no recreación de la vida”. Machado logra esa recreación a partir de un uso poético de la lengua. “No hace un uso cotidiano de la lengua. Es un uso propio de la literatura”, señaló Molinelli, para luego, a modo de ejemplo, leer un fragmento de la obra. El libro también es literatura “porque es ficción. Lo que se cuenta es una invención del autor, no es lo que a él le pasó. O sí, pero el modo de decirlo lo aleja de lo anecdótico. Es literatura además, porque no intenta enseñarnos nada. Solo pretende entretenernos, y de paso que sintamos, que aprendamos, que pensemos, que nos emocionemos. Esas son las características de la literatura, que la separan de la realidad”.

Al enumerar las que considera fortalezas del libro, mencionó “el libro como objeto –es precioso, tiene lindísimas imágenes, la letra es grande, no es demasiado extenso, tiene buen tamaño–”; las descripciones, que “son poesía pura”, la historia, “que es preciosa”, y los nombres de los personajes, que “no se olvidan. Hay que leerlo, y cada uno debe tomar su propio camino, su propia interpretación, y quedarse con lo que más le gusta de la historia”. Las atractivas ilustraciones de Oscar Scotellaro pueden llevar a pensar que se trata de un libro para niños. Molinelli recordó que en principio la novela tuvo la pretensión de serlo, y que ella misma le sugirió al autor que no lo fuera.

“Si tuviera que describir atrevidamente esta novela, diría que es un relato que propone, al adulto, empezar a construir verdaderos sitios para vivir la vida como un espacio en libertad. Para leerla, comprenderla y disfrutarla, hay que tener camino vivido. Porque si bien parece un relato lineal, que empieza como un viaje en soledad y termina en un encuentro, Pancho nos propone simbólicamente, que la vida está hecha de encuentros”. Luigi Lemes, por su parte, compartió tres poemas de Machado a los que puso música –“Verso libre”, “Canción por este ahora” y “Coplas de Juan Lucero”–, que muestran otra interesante veta creativa del autor, vinculada a la canción popular.