“Tengo un sueño”, un proyecto esperanzador en Liceo 3 con alumnos como protagonistas

Como anexo al proyecto “Restaurarte” que se lleva a cabo desde hace varios años en el Liceo 3, este año se desarrolló la idea “Tengo un sueño”, a través de la cual se pintaron puertas del centro educativo con leyendas que contienen mensajes esperanzadores y de contención.
El proyecto “Restaurarte” fue presentado por el profesor de Comunicación Visual-Dibujo Fernando Irecio y “se viene haciendo hace varios años con la anterior directora que se jubiló, Dinorah Gutiérrez, y con el nuevo director John Álvarez”, explicó el docente.
Se trata de “a través del arte intervenir los diferentes espacios de la institución, ya sea en el armado de murales colectivos en el techo de la institución, restauración de bancos donde los gurises pintaban sus diseños; ahora intervenimos el salón de arte”, entre otros espacios, indicó.
“Antes de la pandemia nos había quedado pendiente la intervención de las puertas, que era parte del trabajo”, comentó Irecio. “El año pasado, cuando volvimos a la presencialidad, notamos que los gurises estaban como muy apagados, poco colaborativos porque la pandemia fue una experiencia que a todos nos marcó. Entonces, pensamos que había que hacer algo y presenté un proyecto anexo, que se llama “Tengo un sueño”, relató Irecio. “Se nos ocurrió empezar a trabajar desde el arte el tema de cómo sobrellevar este duro momento. Creímos que las puertas es un lugar donde los chiquilines tienen mucho tránsito y todo el tiempo las están leyendo. El proyecto se llama también así por Martin Luther King; cuando el año pasado mataron a un afroamericano en Estados Unidos, a manos de la policía, pensamos como que el mundo es cíclico, entonces tomamos esa frase en medio de la pandemia para trabajarla y la estampamos en el liceo porque queremos que este se convierta en un lugar donde los chiquilines construyen sus sueños”, apuntó.
“Eso fue el año pasado, y pintamos una puerta”, acotó.
Irecio dicta sus clases en 5 grupos de tercer año y 3 grupos de cuarto, alumnos a los que les planteó “poner mensajes en las puertas, para que a la gente que está pasando mal y está sufriendo les dé un incentivo, una forma de encarar esos problemas, o evadirlos por un momento o afrontarlos, y que vean que todo puede cambiar, que uno va a estar mejor, que estos momentos son pasajeros y que todo va a volver a la normalidad”.
Cuando los liceales “presentaban los proyectos, automáticamente les pedía una frase que represente, que hable sobre lo que ustedes hicieron, que dé un mensaje en lo visual y el texto en sincronía y que, a la vez, sea interesante de ver”, explicó.
“El objetivo de la actividad es esa, tratar de afrontar estos momentos de incertidumbre y de dolor, transmutando el dolor en el arte”, puntualizó.
Es así que este año se empezó a trabajar en esta actividad desde el retorno a la presencialidad, el docente en el dibujo y los alumnos pintando en pequeños grupos.
A la vez, y tras una charla en el liceo sobre prevención del suicidio, “en una de las últimas puertas consideramos que era interesante poner los teléfonos de las líneas de prevención”, destacó.
La temática abordada en los mensajes plasmados en las puertas abarcan desde “el bullying, la aceptación, el tema de la libertad, la igualdad, la revindicación femenina, el convivir, el pensar que los problemas tienen solución, que el estudio te saca adelante”, precisó.
Se pintaron “entre 9 y 10 puertas”, aseguró el docente, quien agradeció “a los colegas que permitieron salir a los chiquilines de sus clases para pintar, a la Dirección por darnos la libertad, al director John Álvarez que siempre creyó en la propuesta, la apoyó y la presentó como proyecto del centro, que otros docentes lo tomaron en algún momento y lo desarrollaron, y a APAL, que también se movió para gestionar dinero para la compra de la pintura”.