Manejo del estrés calórico en vacunos para evitar pérdidas

Sombras artificiales ante la falta de sombra natural.

En verano, las altas temperaturas y los altos índices de humedad inciden para que los bovinos sufran estrés calórico o térmico. Esta situación afecta a los animales negativamente, disminuye la productividad de los vacunos y en peores situaciones, pone en riesgo su supervivencia.
El Instituto Plan Agropecuario (IPA), demostró hace algunos años que reduce la producción de leche entre un 5% y un 10%. A su vez, en ganadería de carne, mostró una pérdida en la ganancia de peso de los terneros de 15%.

La doctora Valentina Herrera, técnica de Río Negro, explicó algunas claves necesarias para mitigar el estrés calórico y sus efectos en la productividad. En el caso de no contar con sombra natural, recomendó espacios artificiales de unos 4 metros de altura, entre 3 y 4 metros cuadrados por animal y una inclinación que evite la acumulación de agua, a fin de evitar el estrés y enfermedades.

Es necesario el acceso al agua de calidad, en tanto duplican su consumo. Evitar arreos, castraciones, vacunaciones y transportes durante las horas de mayor calor y organizar los trabajos para terminar antes de los picos de mayor temperatura.

La alimentación debe tener alto contenido energético y controlar los síntomas del estrés calórico. En caso de observar un animal con aspecto muy grave se siguiere bajarle la temperatura de inmediato con un baño de aspersión o manguera.

Cambios

Herrera reconoció que “a los animales de producción siempre los sometemos a cambios. Tratan de adaptarse a cambios del ambiente o del productor, ya sea por llevarlos a mangas o cambios de lotes. En los lotes tiene, a su vez, cambios jerárquicos. Cada nuevo animal que ingresa debe acomodarse y ver el lugar que ocupará en el lote”.

Asimismo, debe acostumbrarse a los cambios de dieta y puede adaptarse sin problemas o requerir de un mayor esfuerzo, utilizando mucha energía. “Esa energía, en principio, estaba destinada a la producción y ahora se utilizará para soportar ese cambio. O el peor escenario que el animal no se adapte y termine muriendo. Lo mismo ocurre con las olas de calor que tenemos desde noviembre, continuaron en diciembre y seguirán en estos meses. Los bovinos son capaces de regular su temperatura corporal, más allá de los cambios de la temperatura ambiente y su temperatura normal se ubica en torno a los 37 o 38 grados”.

El balance térmico es un equilibrio que hace el animal y logra sostener su temperatura constante. “Por ejemplo, ante una temperatura de 25 grados y una humedad del 70 por ciento, el animal se encuentra sometido a condiciones de estrés. En ese momento hay que estar alertas y tomar las medidas necesarias para tratar de mitigar las pérdidas tanto productivas como reproductivas y brindarle mejores condiciones de bienestar”.

Explicó que “cuando la suma del calor interno del animal –producido por el metabolismo– se agregan las altas temperaturas ambientales que superan la disipación por las glándulas sudoríparas, es cuando el animal ingresa en una zona de estrés térmico”.

Este estrés tiene dos aristas, una de las cuales se enfoca a las pérdidas de la producción, así como en su desempeño productivo y reproductivo. El otro punto es la parte ética, que son las condiciones de bienestar animal.

Equilibrio

El animal baja el consumo de alimentos y aumenta los requerimientos de energía. “Por eso hay que tratar de equilibrar esos mecanismos. Con el jadeo, aumentan la frecuencia respiratoria y el consumo de agua –hasta un 20% más de lo que beben normalmente– si se toma en cuenta que un bovino de carne bebe aproximadamente unos 70 litros”.
Dejan de comer, dejan de rumiar y buscan la sombra o quedan cerca de las aguadas. También tiene problemas de reproducción tanto el macho como la hembra. “En el macho puede traer problemas de calidad y cantidad en el semen. En la hembra tiene un impacto directo sobre el útero por la irrigación de sangre que que va para otros lados y pueden darse problemas en la concepción”.