Las perspectivas de rendimiento para cultivos de verano “lamentablemente no son muy buenas, porque seguimos en una previsión de año “Niña”, o sea, con lluvias en primavera y verano inferiores al promedio y los informes indican que esto finalizará recién en el mes de marzo”, manifestó a EL TELEGRAFO el ingeniero agrónomo Luis Giménez. No obstante, sostiene que “esta predicción puede fallar, por ejemplo como vimos en enero llovieron casi 270 milímetros, muy por encima de los promedios para ese mes y estamos en un año ‘Niña’. Entonces veremos que sucede con las lluvias en los meses de febrero y marzo que son los meses claves para el rendimiento de soja de secano en el país”.
Por ahora en Paysandú, “vamos ya 15 días sin lluvias desde el 27 de enero –esto hasta el pasado viernes–, y el jueves en los ensayos de soja y maíz en la Estación Experimental Dr. Mario A. Cassinoni (Eemac) de Facultad de Agronomía empezamos nuevamente a regar, es decir, ya está faltando agua”.
Al referirse a la situación hídrica de la primavera y del verano, hasta la fecha, el director de la Eemac indicó que “como en casi todos los años, en primavera-verano, se produjo una deficiencia hídrica importante, y esto es habitual en el país. En 9 de cada 10 años hay deficiencias hídricas”, aseveró.
Expresó que en cada año agrícola “se modifica el periodo en que ocurre y en cada año se modifica la intensidad, pero las deficiencias hídricas son una constante, en los meses de primavera y verano del Uruguay. Y esta aseveración esta basada en las mediciones de las demandas evaporativas atmosféricas y del contenido de agua en suelo que hemos realizado día a día en la Eemac hace 20 años. En los ensayos de maíz y soja hacemos balances hídricos de suelo de paso diario, en los que constatamos objetivamente la evolución del agua en el suelo y podemos determinar cuando falta agua en el suelo. Esto no es posible verlo a simple vista, cuando uno ve efectos de falta de agua en los cultivos y en las pasturas el daño ya ha comenzado bastante antes”, sentenció Giménez.
Cuando las deficiencias hídricas son acumuladas y causan grandes daños en cultivos y pasturas “ahí las deficiencias hídricas pasan a ser titulares en los diarios y de los informativos, pero las pérdidas de granos de verano y de pasturas por falta de agua son una constante y vuelvo a indicar aproximadamente en 9 de cada 10 años”.
En este año en particular, en la Eemac la medición de las demandas atmosféricas “fueron interesantes”, acota. “Por ejemplo, comenzó en primavera con demandas elevadas; en el mes de noviembre la demanda mensual fue de 150 milímetros, un 15% superior al promedio y en diciembre las demandas fueron de 196 mm en este caso 10% por encima de la media. En cambio en enero las demandas atmosféricas fueron de 150 mm, es decir 20% inferiores al promedio. Y este nivel de variaciones son las que ocurren habitualmente”, estableciendo que “la variación entre años de las demandas atmosféricas oscilan entre 10 y 20 % del promedio”.
Las precipitaciones entre noviembre y enero “han sido como siempre, muy variables”, indica el experto en riego. “Si lo analizamos por meses, noviembre presentó precipitaciones normales que fueron de 92 mm. En diciembre fueron prácticamente nulas, hubo un registro de solo 2 mm y en enero llovieron 267 mm, las que principalmente ocurrieron a partir del 16 de enero”.
Indicó que el problema de las deficiencias hídricas hasta la etapa actual, “se situó entre el 15 de noviembre y el 15 de enero, ya que en ese periodo llovieron 60 mm y la demanda atmosférica entre mediados de noviembre y mediados de enero fue de 368 mm, o sea hubo una diferencia de 300 mm, entre las demandas atmosféricas efectivas y las precipitaciones”.
Sostiene que “si partiéramos de un suelo lleno y con buena capacidad de almacenamiento de 160 mm, en esa situación, entre el 15 de noviembre y el 15 de enero nos hubieran faltado 200 mm de agua, aproximadamente, para los cultivos. Este volumen de deficiencia hídrica es normal, incluso es menos de lo que nos falta habitualmente en verano”. “¿Porqué afectó tanto?”, se pregunta el profesional. “Porque los 200 mm que faltaron fueron acumulados en dos meses consecutivos. Las deficiencias normalmente en el ciclo de los cultivos de verano que va desde octubre a marzo son del orden de los 250 mm, o sea el volumen de deficiencias este año hasta la fecha no nos llama mucho la atención”, dijo.
Efectos o consecuencias
Consultado el referente en riego sobre que efectos o que consecuencias para los cultivos de verano se pueden prever, manifestó que los efectos de las deficiencias hídricas en los cultivos y las pasturas en general “dependen de cada situación productiva. Es variable la situación de acuerdo a diferentes factores que inciden en la situación hídrica de cada chacra en particular”.
Respecto a que factores hacen que las situaciones hídricas sean diferentes, mencionó que el tipo de suelo “es clave; no es lo mismo una situación de basalto superficial donde el almacenaje de agua es de 30 mm, que un buen suelo agrícola del Litoral donde se almacenan 150 mm”. Sostuvo que los cultivos “ubican los periodos críticos en diferente momento y además algunos cultivos presentan mecanismo morfológicos y/o fisiológicos que les da cierta tolerancia a las deficiencias de agua. Y digo cierta porque es así, el agua es indispensable para el crecimiento de los cultivos y si hay deficiencias hídricas hay efectos negativos en todos los cultivos, entonces no hay cultivos adaptados a deficiencias hídricas”.
El manejo de los cultivos es otro factor que influye, principalmente la fecha de siembra. “La elección de la fecha en que se siembran los cultivos incide en la ubicación temporal de las diferentes etapas de desarrollo e importa significativamente la ubicación del periodo crítico de cada cultivo. Y otro factor que influye y es muy obvio, es la variabilidad habitual geográfica de las precipitaciones en verano, las cuales en distancias mínimas son muy variables y eso también modifica el balance hídrico”.
Maíces
En términos muy generales, “podemos decir que los maíces sembrados temprano en setiembre, ubicaron el periodo crítico en diciembre y fueron los cultivos a los que les fue peor, ya que este año en diciembre no llovió nada, los sembrados en octubre también ubican el periodo crítico a fines de diciembre y parte de enero y hasta el 15 de enero las lluvias fueron muy escasas. En definitiva, este año maíces tempranos fueron los que se picaron o se van a picar porque el grano que tienen es mínimo”.
Soja
Por otra parte en las sojas tempranas y de ciclo corto “sucedió lo mismo que en maíz (pero en general esto no se usa mucho en el país materiales de ciclo corto y siembras tempranas)”, según Giménez.
Las siembras de primera en soja en general se siembran a fines de octubre y durante noviembre. “En estos cultivos hubo efecto sin duda de las deficiencia hídricas, que no son muy visibles porque en la etapa vegetativa se desarrollan también las estructuras reproductivas; se generan los nudos y esa etapa estuvo con deficiencias luego de las lluvias, crecieron las sojas y en materiales de ciclo medio hubo compensación. No obstante, igual hubo pérdidas, las que visualmente no se detectan, pero cuando se mide se constatan”.
Explica el investigador que la floración en soja, “es una etapa con bastante tolerancia a las deficiencias hídricas por su longitud y porque la mayor parte de los materiales que se utilizan son de crecimiento indeterminado y pueden llegar a florecer hasta etapas avanzadas. Las etapas del ciclo más importantes en soja para la determinación del rendimiento son el final de la fructificación y el llenado de granos, y esto va a ocurrir mayoritariamente en los meses de febrero y marzo”.
En síntesis, el técnico expresa que los daños en soja por las deficiencias hídricas ocurridas entre noviembre y enero “fueron inferiores a los de maíz. En sorgo los meses de diciembre y enero son importantes porque es la etapa en que el cultivo arma el aparato vegetativo y esto es fundamental para el desarrollo de la tolerancia habitual a las deficiencias hídricas”.
Aclaró que estas aseveraciones “salen de los resultados que hemos logrado por estudiar durante varios años los efectos de las deficiencias hídricas en los cultivos de verano, no son relatos, sino que hay información que sustenta y respalda las aseveraciones realizadas”.
Rendimientos
Al consultarle si ya a inicios de febrero están determinados los rendimientos de los cultivos de verano, Giménez aseveró que “como dijimos la soja que mayormente se siembra en el país es de ciclo medio y ubican el periodo crítico entre los meses de febrero, las siembras de primera, y marzo en las siembras de segunda. Así que faltan las etapas de desarrollo más importantes para soja. O sea son las etapas reproductivas avanzadas en soja. En los maíces de segunda o de siembras tardías ocurre algo similar, sin embargo en muchos casos los maíces quedaron con altura baja”, finalizó. → Leer más