La educación como pilar del tratamiento

Tanto para medicina en general y más en diabetología, la educación debe ser un pilar fundamental del manejo de la diabetes; ya en 1919 Joslin describió la importancia de la educación en el paciente con diabetes.
Desde fines de los 70 se han desarrollado seminarios y cursos centrados en la atención integral en diabetes, de manera que los programas incluyen los tradicionales aspectos biomédicos junto con los psicológicos, socioeconómicos y culturales, enfocando el objetivo en el paciente como persona, más que en la enfermedad como entidad. Con estos cambios de paradigmas, a pesar de los progresos, se han encontrado complicaciones como frustración, insatisfacción en su cuidado y educación. Los educadores también se sienten frustrados a veces por no poder lograr motivar a los pacientes en algunas circunstancias.
El nuevo modelo se basa en la disponibilidad de suficiente información por parte de los pacientes para poder tomar sus propias decisiones y generando capacidades de poder tomar decisiones compartidas, en reemplazo de modelo clásico paternalista de la relación médico-paciente, donde el médico era el único que tomaba las decisiones.
Un elemento central del nuevo modelo se inscribe en la filosofía del empowerment (empoderamiento) y cuyo concepto podría resumirse como “el descubrimiento y desarrollo de la capacidad innata para ser responsable de la propia vida”.
La idea de empoderamiento es nueva e incompatible con la extendida creencia que el objetivo de la educación es cambiar la conducta de los pacientes para adaptarla a las recomendaciones (cumplimiento o adherencia).
Para que se cumpla el proceso de empoderamiento, las personas deben disponer de suficientes conocimientos para tomar decisiones racionales, control, recursos para implementar sus decisiones y eficacia para evaluar sus propias acciones.

La decisión compartida se basa en la confianza y el respeto donde dos requisitos previos en la construcción de ese tipo de relación son:
a) crear un ambiente en el que el paciente se sienta seguro y aceptado.
b) proporcionar al paciente los conocimientos y habilidades necesarias para convertirse en actor de sus propias decisiones.

Por su parte, la construcción de una decisión compartida generalmente comprende:
a) identificación del problema.
b) exploración de sensaciones y sentimientos.
c) definición de una estrategia.
d) evaluación de resultados.

Finalmente, a pesar de los indiscutibles logros alcanzados, factores como la falta de preparación en metodología de enseñanza de los profesionales sanitarios, escasa sensibilidad de algunos actores sanitarios, falta de tiempo de los profesionales, sobrecarga de las consultas y la poca conciencia de los pacientes respecto a sus necesidades, terminan generando educación de mala calidad o ausencia total de ella. Por eso es que resaltamos la gran importancia de estos medios previamente citados para poder llegar de una forma diferente a los pacientes con diabetes. Destacamos este tópico dada la situación que vivimos en el interior del país, que muchas veces por la distancia se dificulta, tanto a los profesionales como a los pacientes, alcanzar los niveles óptimos para educar y ser educados. De esta manera esperamos que estas distancias en un país tan pequeño vayan desapareciendo, siendo este uno de los objetivos fundamentales del COLEGIO MÉDICO DEL URUGUAY.

Dra. María Jiménez Larre Borges Consejera Regional Norte CMU