“Me repetía que con 55 metros podía hacer podio”

El Uruguay deportivo está maravillado con la medalla de bronce lograda por Manuel Rotundo en el Mundial U20 de atletismo.
Pero son pocos dentro de ese Uruguay deportivo los que conocen a ciencia cierta el principio. Porque todo tiene un principio.
Y en este caso el entrenador Julio Acosta tiene mucho que ver.

“En el momento en el que Manuela lanzaba, solo pensaba en estar ahí. Para darle algún grito aunque sea, como cuando tiró por debajo de los 50 metros”, reconoció el técnico que no dudó en asegurar que lloró tras el logro de la lanzadora de jabalina. “Sufrí los últimos tres lanzamientos. Cuando tiró la marca que finalmente le dio el podio, y luego le tocaba a las que hasta ese momento iban mejor, lagrimeaba porque no quería que le sacaran ese tercer puesto”, comentó.
Y continuó: “Ya con el sexto puesto estaba más que contento. Pero miraba y me repetía que con 55 metros podía estar en el podio y era una marca que ya había logrado. Igual, hay que ser consciente de que lo logró una sola vez, en el Iberoamericano de España. Y lo logró en competencias internacionales”:
Acosta remarca que “Manuela se transforma. No sé qué saca. Pero lo hizo de nuevo”.

La relación de Acosta con Rotundo es por demás particular. Sobre todo la actitud del entrenador, que sorprendió a todos hace algunos años, cuando su atleta comenzó a trascender fronteras.
Acosta no dudó en asegurar que con él Rotundo tendría techo. Y no era algo que se iba a permitir, por lo que apostaba a que Manuela estuviera en manos de otro entrenador.

La actitud fue insólita para el mundo de hoy. “Si pensaba en mí, clasificábamos a España, al Mundial, hacía los récords y ya está. Pero tenía que sumar a Milton (Cardozo, entrenador que estuvo con Manuela en el Mundial de Cali) porque no sé si conmigo iba a llegar a esto”, reconoció.
Acosta confiesa que “pensé en ella, como corresponde. Aposté a un poco más. Cuando no había apoyo, Luciana (Acosta, su hija, lanzadora e integrante del cuerpo técnico de Rotundo) siempre me decía cuando teníamos alguna duda que consultáramos a Milton, y así lo hacíamos. Y a fin del año pasado decidimos integrarlo al equipo”, para lo que fue clave la tarea del director de Deportes Guillermo Arias.
“Se dio todo redondo. No hubo trabas, Milton se integró sin problemas y Manuela tomó mucha confianza con él, lo que me dejó tranquilo”, sumó.
Acosta reconoce que “estoy alineado con Milton porque cuando no sabía nada de lanzamiento, le mandé a Luciana y la clasificó al Mundial. Y me dijo que me tomara el trabajo de ver cómo se trabajaba con Luciana. Yo voy atrás de Milton, y nos complementamos muy bien”.
Acosta conoce como nadie a Manuela.

A aquella atleta que en 2017 compitió en disco y salto largo en los Juegos Deportivos Nacionales. Y que en mayo del año siguiente comenzó de la mano de Acosta a entrenar lanzamiento de jabalina.
Pocos saben, y el entrenador lo reconoce con perfil bajo, que el propio Acosta decidió aquel año comprar una jabalina en Buenos Aires para que la deportista pudiera entrenar sin problemas en el velódromo, porque en aquel momento se construía la pista sintética de la Plaza de Deportes.
Pocos se acuerdan que Rotundo compitió en los Juegos Deportivos Nacionales, y que clasificó al Sudamericano Escolar de Perú. Y menos que se fue a aquella competencia con el récord nacional U18, con unos 38 metros, y que en el Sudamericano se despachó con 41. “Fue oro, algo que no teníamos dentro de los planes. Pensé que los 41 metros eran por la altura de Arequipa, pero en 2019 arrancamos el año y en la primera competencia pasó esa marca y estableció un nuevo récord U18”, recordó.
El resto sí es historia conocida. Los logros, las medallas, los récords. Pero esto recién empieza.
Ahora, por lo pronto, se viene el Sudamericano U23 de Brasil y los Odesur.

Pero Acosta mira más allá. “Y… el futuro está afuera. Si no tenés ese tipo de competencias, al Mundial de mayores y a los Juegos Olímpicos no clasificás”, dijo. Y piensa que, como a los hijos, habrá que soltarle la mano a Manuela para que pueda crecer fuera de fronteras. Algo que ya experimentó, sorprendiendo a todos en este mundo egoísta, también en el deporte.