Paseo a San Javier con más de 60 participantes de Ceupa

El grupo posa junto a las muñecas matrioshkas en la plaza.

Organizado en cada detalle por la Comisión Directiva de Ceupa, se realizó un tour a San Javier con la presencia de 61 talleristas participantes de las diferentes áreas, el 1º de octubre, Día del Adulto Mayor.

A las 7:30 partió el paseo en lancha, en embarcaciones con capacidad para 18 personas con salvavidas que salieron en dos excursiones, abordando en el Puerto de San Javier rumbo a Puerto Viejo y el segundo, a los Esteros de Farrapos, mientras el resto del grupo hacía los senderos con la guía de Nelly Chulak, visitando el monte nativo, arenales, monte galería, monte parque, humedal con variedad de garzas y monte rivereño.

Al arribo del primer tour de lancha se realizó el paseo histórico, conociendo el cine con capacidad para 348 personas donde el grupo de danzas Kalinka se presenta frecuentemente, junto a otros encuentros culturales, el Museo de San Javier de los Inmigrantes, la Sabraña –del ruso: “juntarse”–, templo ruso de la religión Nuevo Israel rodeado por retratos de matrimonios devotos de inmigrantes, en homenaje a Nina Semikin Oriova, por mantener vivas las tradiciones y costumbres del pueblo ruso en San Javier.

El nombre San Javier se debe a que desde una colonia jesuítica a mediados del Siglo XVIII, llegaron misioneros portando una cruz a la zona y dijeron “el día que acá se funde un pueblo, se llamará Javier, en honor a San Francisco Javier”.

Las 300 familias que inmigraron desde Rusia, guiados por Basilio Lulkov se asentaron en 1913, durante gobierno de José Batlle y Ordoñez, y para establecerse obtuvieron créditos del Banco Hipotecario y tierras del Instituto de Colonización, las cuales fueron “probadas” –por boca– por emisarios y dijeron que eran “dulces”, concretando así el lugar del asentamiento.

Con el dinero aprobado, plantaron girasol, cultivo desconocido en Uruguay de aquél entonces, que sorprendió a las autoridades del Banco, y también fundaron la primera fábrica de aceite de girasol. Pasear por el pueblo y observar sus cuidados jardines y pintadas casas con varios colores, completa el paseo rumbo al restaurante para saborear el exquisito plato típico ruso, shashlik o canelones, alzándose las copas en el brindis a la voz de “na zdorovie”, del ruso “a vuestra salud”, compartiendo luego una amable sobremesa en espera del retorno de parte del tour que realizó el paseo histórico, al regresar de su paseo en lancha, para finalizar con la visita a la plaza donde se encuentra el monumento de las típicas muñecas, las matrioshkas en grandes tamaños.

Un maravilloso día primaveral acompañó al grupo, en una enriquecedora experiencia de confraternidad que vigoriza los lazos generados en los talleres de Ceupa.