Al final, ¿qué queda de bueno?

El balance es claro: los números quedaron en rojo. Se sigue poniendo sobre la mesa los arbitrajes pero, más allá de lo que pudieron influir, está claro que el primer culpable de no haber podido avanzar a octavos de final del Mundial de Qatar 2022 fue la propia selección uruguaya.
Es cuestión de repasar resultados, pero sobre todo lo planteado dentro de la cancha. Apenas si se rescata la victoria ante Ghana, cuando Uruguay mostró su mejor cara; la que tuvo escondida en los dos primeros partidos; en los primeros 45 minutos del último compromiso.

Pero no alcanzó. La historia, a esta altura, es conocida. Y hay mil opiniones diferentes sobre lo que sucedió, que se dividen en el grupo que cree que Uruguay estuvo lejos de lo que podía y su técnico Diego Alonso prometió dar elevando la esperanza de los uruguayos al mil por mil, y el grupo que prefiere directamente tirar las tintas a los árbitros.
Más allá de todo la pregunta es qué queda. Qué es lo que se rescata mirando al futuro. El presidente de la AUF, Ignacio Alonso, rescató hace un par de días las cosas positivas que se vivieron afuera de la cancha, en lo logístico, dirigencial y de convivencia. Pero claro: es algo que al hincha, porque desea ganar, no le interesa.

A ese vaso medio lleno, habrá que sumarle la experiencia del cuerpo técnico, al que le quedó claro a los golpes que un Mundial es otra cosa y no hay tiempo para especular. Diego Alonso corre con chances de continuar al frente de la selección (aunque no pareciera tan firme con el paso de las horas), y seguramente podrá capitalizar esa experiencia para el Mundial 2026, teniendo en cuenta que Uruguay se clasificará, salvo una catástrofe, entre los seis que irán por Conmebol.

Después, quedan nombres importantes de cara al futuro. Más allá de José María Giménez (que podría recibir durísima sanción) o De Arrascaeta, por ejemplo, están Sergio Rochet, Mathías Olivera, Ronald Araújo, Rodrigo Bentancur, Federico Valverde y Darwin Núñez, entre otros. El que mejor rindió fue justamente el que ya tenía experiencia mundialista, Bentancur.
Y es importante pensando en la necesidad de tener una columna vertebral con experiencia cuando ya no estén Muslera, Godín, Cavani, Suárez y Cáceres, que afrontaron su cuarto Mundial.
Las eliminatorias están a la vuelta de la esquina. Más allá de los resultados, quedaron cosas como para poner en la balanza. Y hay que comenzar a capitalizar la experiencia rápidamente para afrontar el camino, a partir de marzo, para el Mundial de Estados Unidos, México y Canadá.

Y la pregunta es si se descarta todo y comienza de cero, o se comienza a transitar un camino en el que se aproveche la experiencia, como sucedió en el ciclo de Oscar Tabárez, a quien tras la Copa América de 2007 se le pedía la renuncia. Y no solo haciendo referencia al cuerpo técnico, sino también a algunos de los jugadores históricos, que podrían seguir dando una mano en marzo cuando comiencen las eliminatorias, no solo para aportar su calidad (Suárez fue clave ante Ghana, cuando el equipo se acordó suyo con el planteo) sino la experiencia que necesitarán los más nuevos, antes de despedirse definitivamente en el camino de la Celeste.

Más allá de los resultados, de la pronta eliminación, hay cosas positivas a rescatar de cara al futuro, que se viene en un abrir y cerrar de ojos.
Pero, es cierto, no convence el hecho de haberse vuelto rápido. Aunque tampoco había un equipo para ser campeón del mundo. Porque los más experientes ya no estaban en su apogeo, su mejor momento como para marcar la diferencia, como sí lo estuvieron en Brasil 2014 y Rusia 2018. Y para el resto, estaba claro que “su” Mundial será el que viene.