Escribe Danilo Arbilla: La paja y el trigo

En medio de la avalancha de éticas –política, periodística, de la función pública, revolucionaria supongo–, en estos días también sucedieron otras cosas relacionadas con escenarios más reales. Pocas pero casi pragmáticas que permiten ir separando la paja del trigo. Por fuera de las redes sociales por supuesto; en éstas, con muy poca ética, son continuas las gárgaras y los buches éticos.
La noticia de la reunión de Lacalle con Mujica es una de esas cosas. Creo que no vale la pena especular sobre todo lo que hablaron. Ni tampoco calificar de si es bueno o si es malo; es diferente, para empezar. A la vez es una forma de precisión: cuando son temas o reuniones que importan la presidencia del Frente Amplio pasa a ser un cero a la izquierda.

Que el presidente Lacalle haya invitado a los expresidentes Sanguinetti y Mujica para que lo acompañen a la cambio de mando en Brasil, es otro buen dato. Viene bien cada tanto un baño de vejentud.
Otras tienen que ver con las candidaturas. En ese plano el FA aventaja al PN, el principal partido de la coalición republicana. El Frente ya tiene los dos favoritos de la interna: Cosse y Orsi. Lo pueden llevar más tranquilos y no adelantarse en el tire y afloje. Podrán dedicarse a hacer cosas –incluso demagogia y populismo– en sus propios territorios. Endeudándose todo lo que sea necesario. Que pague el que venga. Ambos juegan fuerte, duro y ¿sucio? Y no se dan ni un metro de ventaja: la presidencia del Congreso de Intendentes es una prueba ilevantable. Con relato a medida: ninguno de los dos quería compartir, pero le echaron la culpa a los blancos, que para eso está Pereira.

También en esta pulseada quedo claro cuál la función de la presidencia: ni bola. En realidad Pereira, calificado como “cuadro” (y no del MPP precisamente), es una especie de instancia panfletaria. Es parte de la doctrina que prevé este tipo de pasaje de la “trade-union” a engranaje en la lucha por la dictadura del proletariado.

El partido de gobierno, por su parte, comienza a rechinar. El prelanzamiento de la candidatura de Laura Raffo, resulta una forma de poner las cartas sobre la mesa y que cada uno haga lo suyo. Salvo en la Lista 71, en el resto del partido no cayó bien. A dirigentes que creen que es tiempo de apoyar al gobierno y el presidente y nada más, les dolió por el futuro del partido según me comentaron. Uno me vaticinó: Laura va a ser al partido Nacional lo que Talvi fue al partido Colorado.

A los que peor les cayó fue a los simpatizantes e impulsores de la candidatura del Secretario de la Presidencia. Se entendía que Delgado, algo en baja es cierto, aún era el caballo del Comisario.Pues esta especie de manto herrerista del otro día cambia el panorama. La lectura de muchos dirigentes es de que “Alvaro, retrocedió un casillero”. “La 71 no lo haría sin ‘la anuencia’”. Estos ven a Raffo como la “elegida” del Presidente.

“Que lo fue y que lo es, pese al chasco”, dicen. Entienden que la elección de Raffo como candidata de la coalición –un dedazo insisten– no sumó un voto. Y si se compara con los resultados de las generales de octubre, se retrocedió mucho en simpatías montevideanas. Y eso –advierten los consultados– que corría con el apoyo oficial y de todos y el exitismo a favor.
Delgado va a tener que reencaminar sus pasos. El “síndrome” del Secretario de la Presidencia, sobrevuela desde que Hector Giorgi renunció cuando Pacheco nominó a Bordaberry.