Escribe Danilo Arbilla: Más grieta, ¡ya!

Advertencia: la imaginación es la loca de la casa.
No voy a decir ninguna novedad: en Argentina la grieta está instalada. Un tajo tamaño. Y como si fuera poco, a partir de mañana, lo que faltaba: Maradona o Messi, el Lio vs. el Diego.
¿Cuál es el mejor ?, ¿cuál es más argentino y representa mejor la Argentina?, ¿quién de ellos es K y quién no K? ¿Y como ejemplo para los jóvenes y guía para admiradores, qué significan?
Tamañas diferencias.

Gane o no gane habrá grieta. Si sale campeón una breve tregua. Luego, la discusión: Messi o Maradona. ¿Qué Argentina queremos?
Maradona, con la pelota en los pies un maestro, ¡qué dominio! Verlo era un deleite y si estaba encendido, dos veces. El gol que le hizo a los ingleses, a ras de tierra, de lo mejor que se ha visto. ¿Querés Malvinas?, ¡tomá Malvinas! Protestón y no solo en la cancha. En algunas tenía razón: la FIFA, por ejemplo. En otras olía a oportunismo.
De todos sus goles, que fueron muchos, por el que más de le recuerda es por el que le hizo a los ingleses –¿querés Malvinas?, ¡toma Malvinas!– pero la vez que fue por aire. Y el más festejado. Fue ilícito. Una jugada sucia; lo hizo con la mano. “La mano de Dios”, se dice y se repite. ¿Hasta dónde llega la idiotez y la hipocresía del ser humano? ¿Cuál la escala de valores, y no solo de la multitud sino la de honorables señores y destacadas instituciones, hasta universidades con larga y reconocida tradición?

Y después le echan las culpas a los políticos. Fuera de las canchas, Maradona fue hombre de familia por un rato, luego dejó mucho que desear. Violento, lo acusaron de “castigador”, agredió repetidamente a periodistas, y fue adicto. En el campeonato en EE. UU. no pasó el examen antidoping –se habló de cinco sustancias prohibidas– y dejó el cuadro con diez por todo el campeonato. En Sudáfrica llevo a Argentina al fracaso: como DT quería ser la estrella mayor, alardeaba y al tiempo ponía techo e inhibía a un Messi que comenzaba a reinar.
En política fue activo. En ocasiones si cuadraba hacía las genuflexiones necesarias. Se declaro de izquierda: fue protegido de Fidel y pensionista de Cuba; terapia dicen. Los chavistas le financiaron bastante.

Muchos escándalos: los argentinos dicen que es Dios; supongo que porque los brasileños ya habían impuesto el Rey. Ahora lo quieren santificar. Los argentinos, en particular los peronistas, tienen esa manía, y no es fácil. Pregúntenle a Perón lo que le pasó con Evita. Cierto que con Bergoglio hubiera sido otra cosa. Francisco en cualquier momento beatifica a Hebe de Bonafini; que nadie se extrañe.

Messi con la pelota no tiene nada que envidiarle al Diego. Parejos, cada uno a su estilo. También capitán y con la 10 en la espalda como aquél.
Pero Lio es diferente en otros planos; hombre de familia ejemplar, amigo de sus amigos, más bien humilde e introvertido. No se mete en política ni se deja usar. Poco escándalo, algún lio impositivo solucionado y alguna salida de tono en su papel de capitán, muy manijeado. Ayuda y creo que tiene alguna fundación dedicada a apoyar a niños enfermos de cáncer. Los visita, juega con ellos, se saca fotos. ¿Cuántos querrían? Verlo conmueve.

En fin, si me peguntan: soy hincha de Argentina. Quiero que salga campeón. Siempre ha sido así: primero Uruguay, y si no está, entonces Argentina. Y además, tengo una nuera argentina, Laura, que es maravillosa. Argentina y porteña: la admiro. Es mi nuera preferida.