Sector pujante, pero que debe tener más valor agregado dentro del país

Documentos como el suplemento recientemente publicado por EL TELEGRAFO con motivo del día del trabajador e industria de la madera, más allá de su carácter de reconocimiento a esta actividad y a quienes en ella trabajan, son a la vez reveladores sobre la realidad de un sector y sobre todo de su proyección para el país, y fundamentalmente su esencia de polo de desarrollo para las localidades cercanas, como es el caso notorio de lo que se da en el Departamento de Paysandú, con un claro ejemplo de Piedras coloradas y Orgoroso, por citar un ejemplo ya de larga data.
Nos encontramos con que nuestro país cuenta con un 11 por ciento de superficie de bosques, de los cuales 7% corresponden a bosques implantados para explotación comercial y un 4 por ciento a nativos, en tanto la ganadería sigue contando con la mayor superficie, un 79 por ciento, y la agricultura un 9 por ciento.

A su vez, a partir de la Ley de Desarrollo Forestal aprobada en diciembre de 1987, la superficie forestal ha crecido explosivamente, al punto de que Uruguay ha dejado de ser aquel país sin árboles que fue hasta la década de 1980, para contar con una riqueza forestal que el año pasado implicó exportaciones por 2.300 millones de dólares.
No es poca cosa, como tampoco lo es el dato que en el marco de la implantación de bosques y la construcción de plantas de celulosa, además de aserraderos y plantas para procesamiento de subproductos como paneles y los contrachapados, en poco menos de veinte años, desde 1999 a la fecha, prácticamente se ha duplicado la superficie forestada, pasándose de 565.793 hectáreas a un millón 34.712 en 2018.

De estas implantaciones, la variedad de eucaliptus gobulus tiene destino pulpa a partir de una implantación y crecimiento que lleva entre diez y doce años, en tanto la variedad Grandis y Dunil se vuelca principalmente a aserrío, lo que necesita un período de crecimiento de entre 18 y 24 años.
En el caso del pino, el período de crecimiento y entrada en producción es similar, para el destino de aserrío.

En el marco de este panorama, la Sociedad de Productores Forestales (SPF), da cuenta de que el presente año se cerrará con unos 1.800 millones de dólares de ingresos por exportaciones de celulosa y unos 540 millones de dólares de divisas generadas por madera en rolos, madera aserrada y paneles.
El presidente de la SPF, Ernesto Ledesma, destacó a EL TELEGRAFO que en este momento hay un panorama de incertidumbre debido a la baja de la demanda de China, Europa y Estados Unidos, como derivación de la inflación mundial.

Explicó al respecto que “Europa y Estados Unidos, como forma de corregir la inflación, subieron las tasas de intereses y eso hace que baje la demanda de productos. Prácticamente diríamos que en algunos casos bajó a cero”, a la vez de explicar que estos factores han repercutido “en aumento de costos en las hipotecas de las casas, tanto en Europa como en Estados Unidos”, y consecuentemente “dejan de construir, de demandar este tipo de activos y repercute inmediatamente en el precio de los productos, sobre todo en la demanda”.
Consignó además que “las perspectivas son de incertidumbre en los próximos meses”, mientras que en el plano interno, “tenemos una inflación en el orden del 8,5 por ciento y un rezago en el dólar en el último año del 12 por ciento, con lo cual tenemos un aumento en dólares del orden del 20 por ciento” en lo que refiere a costos.

En realidad, se trata de problemáticas coyunturales tanto del mercado internacional como del escenario interno, pero por otro lado la realidad estructural del sector en nuestro país tiene sus fortalezas que le permiten atenuar el impacto por tratarse de inversiones de mediano y largo plazo, por lo que la foto de hoy debe enmarcarse en una película donde se alternan los escenarios favorables y los no tanto. También hay que tener en cuenta otros aspectos que trascienden el plano empresarial, por supuesto, y es la transformación socioeconómica que implican las inversiones forestales en el país, de carácter revulsivo en las zonas directamente beneficiadas, desde donde se saca la madera para enviarla a las plantas de celulosa, y donde se han contratado trabajadores de zonas aledañas que encuentran oportunidades de obtener ingresos donde por cierto hay muy pocas posibilidades en otras actividades.

A ello deben agregarse los servicios conexos e infraestructura, la logística, la reparación y suministro de maquinaria y equipos, los servicios técnicos, los insumos para los servicios y el efecto dominó por el reciclaje de recursos, que tienen carácter de derrame sobre la comunidad toda.
Asimismo, como surge de la lectura del suplemento a que nos referíamos, también se está capacitando a funcionarios en áreas específicas para que puedan acceder a empleos más calificados, incluyendo tanto el completar estudios curriculares como la capacitación específica.

Es fundamental por lo tanto el contar y ampliar estos polos de desarrollo en el interior profundo, donde las oportunidades laborales escasean hasta lo indecible, y hay en el mejor de los casos posibilidades de empleo temporal que son pan para hoy y hambre para mañana, lo que limita el desarrollo de los centros poblados y desestimula que se incorporen servicios para atender a la población rural.
Y es clave el contar con empresas para contratar la mano de obra desocupada que abunda lamentablemente en los pueblitos y zonas rurales, porque ello contribuye a cambiar la cara del lugar. Un caso concreto que se nos mencionaba es el de la empresa china que está trabajando en la extensión de la electrificación en la zona de pueblo Morató, la que ha contratado a numerosos jóvenes de la zona y ello ha sido determinante para que de un tiempo a esta parte se haya volcado dinero a la zona, por cuanto esta mano de obra ha hecho dinamizar el comercio local y otros servicios, así como actividades en general, dando por lo menos un renacer temporal a un lugar donde hay muy pocas oportunidades y movimiento.

Pero en el área forestal, con otra dinámica y proyección, nos encontramos con que estas fuentes de trabajo que se han generado, con ser muy significativas para las regiones involucradas, se dan en medio de una generación de riqueza que tiene un inmenso campo para la dotación de mayor valor agregado mediante industrias que permitan procesar dentro de fronteras esta materia prima que se exporta casi en bruto.
Por ello es clave insistir en que se generen condiciones para invertir en proyectos de industrialización a efectos de cerrar el circuito de la producción forestal en nuestro propio país, que es la pata que está faltando todavía, pese a que desde hace ya varios años está saliendo esta materia prima, con el contrasentido de que da fuera de fronteras mucho más trabajo que donde se produce la riqueza.