Escribe: Danilo Arbilla: Nada para festejar

A veces me asusto. ¿Otra vez?
Mucho me comentan que ya no ven informativos uruguayos. Se han pasado a los argentinos. Son mucho más divertidos. ¡Qué quilombo! Y contagian. Te cagas de risa. Muy contagiosos. No informan nada.
¿Y por qué los ven?
Se dan como en bolsa. Son de un bando o del otro. Todos militantes. Ciento por ciento operadores; eso sí, a cara descubierta, no como aquí donde hay quienes hacen lo mismo pero la juegan de periodistas.
La vieja es una chorra y se lo dicen clarito. Los otros dicen que es una santa. Que la persiguen. La Constitución y la ley no existen. No son ni meras sugerencias, ya. Fernández es un pobre mozo; pero se las pasa por donde quiere. Cumple órdenes. Más pobre mozo, aún.
Se decía que con el kirchnerismo iban transformarse en Venezuela. Parecía algo imposible. Hoy van en camino a Venezuela, y algo de México (en donde el gobierno no maneja la droga). Están muy divididos. Están en guerra, sin muertos (si obviamos Rosario) pero en guerra.
Realmente cuando uno ve esos informativos se pregunta, cada vez mar perplejo, ¿cómo van a salir de ese quilombo?, por decirlo así. ¿Quién arregla ese país?
Aquí es diferente. ¿Será así?
El ritmo no es el mismo quizás; todo en menor grado, más prudente, o provinciano, al estilo uruguayo.
Somos otra cosa. ¿Si? Estamos en otra cosa. ¿Seguro? La foto de “los tres” es una prueba elocuente, se dirá. Es cierto, pero al día siguiente los muchachos de Ancap encendieron una mecha que asustó: adiós a la tan esperada temporada. Una cosa es la fotito para la tribuna y otra “encender la mecha” inventando cualquier motivo.
Las “barras bravas” era cosa de ellos, aquí eso no podía pasar. ¿Sí?
Es un hecho que aquí se hace otro tipo de periodismo. Profesional o más tradicional, diría, pero con algunas caídas: hay determinadas reglas, ciertos códigos positivos que no se están respetando: “no meterse en las cuestiones personales, íntimas”, al decir de Mujica al semanario Búsqueda.
La diferencia, es que aquí la confrontación es a nivel de dirigencia y partidos políticos, los que en casos están más tiempo en la TV que los propios periodistas que preguntan. Y además en todos los canales.
No estamos en guerra, pero el tono y las formas son preocupantes. Y no nos engañemos, el Frente Amplio es kirchnerista, a veces disimula los apoyos –mil millones de dólares se “papó” Cristina– pero todo cae bajo ese manto protector del “progresismo”, y hablan de “lawfare”, de persecución política.
No lo dicen pero lo hacen. Hablan de confrontación creciente que en términos porteños que es algo así como “se puede armar quilombo”. Tienen su propia “Cámpora” y hasta mejor, más organizada y con los sindicatos alineados. Fernando Pereira es como una mezcla de Máximo, Axel Kicillof y Grabois.
Y enfrente un “Juntos por el Cambio” autóctono, –la multicolor– con distintos “tonos” de centro. Indecisos en algunas cosas, mala comunicación, desacuerdos increíbles o sorprendentes, voces que pegan fuertes, que no aflojan y meten el dedo en el ojo y también “blandengues”; éstos, por supuesto, ponderados por el enemigo. Y además demasiada preocupación por las candidaturas.
Me parece que el clima se está enrareciendo, efectivamente…
Otra vez.
Este año se cumplen 50 años del golpe de Estado y también 60 años desde que los Tupamaros iniciaron la lucha armada en pos del poder.
Nada para festejar; ni para olvidar.