Las habilidades blandas en el trabajo

En la presente entrega consideraremos un informe de los académicos Sonia Gontero y Rafael Novella, titulado “El futuro del trabajo y los desajustes de habilidades en América Latina”, que fuera difundido por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

1. Habilidades

Los investigadores expresan que “un primer aspecto analítico que se debe tener en cuenta es la diferencia entre cualificaciones (o competencias) y habilidades. Las primeras hacen referencia a conocimientos adquiridos a través de la educación formal o informal que permiten a los individuos realizar una actividad o tarea de manera adecuada y que pueden aprenderse, adquirirse y ampliarse a través del aprendizaje. Las segundas hacen referencia a la capacidad de aplicar y utilizar el conocimiento adquirido para llevar a cabo las tareas requeridas en un determinado trabajo, así como resolver problemas, y comunicarse y relacionarse con otros. En general, las cualificaciones o competencias formales se identifican, por ejemplo, a través de la certificación por haber finalizado con éxito algún nivel educativo o programa o la validación de conocimientos adquiridos a través de la educación no formal (por ejemplo, la certificación de competencias).
Las competencias informales son aquellas que no están oficialmente reconocidas como equivalentes a un nivel de calificación formal y son, por lo tanto, más difíciles de identificar. Las cualificaciones adquiridas a lo largo de la vida determinarán las habilidades o capacidades de las personas.

El concepto de habilidades ha ido evolucionando a lo largo del tiempo para incluir una amplia gama de atributos mentales, físicos y emocionales de las personas, que no solo contribuyen a la productividad laboral sino también a tener conductas y relaciones saludables y armoniosas. De manera simplificada, el conjunto de habilidades de los trabajadores se suele dividir en tres grupos: cognitivas, sociales y de comportamiento (también definidas en la literatura como habilidades socioemocionales, no cognitivas o blandas) y habilidades técnicas”.

2. Nuestra región

Según este documento, “en América Latina y el Caribe, una importante proporción de empresas declaran tener dificultad para encontrar trabajadores debidamente cualificados que cuenten con las habilidades necesarias para el trabajo. Las deficiencias y desigualdades del sistema educativo (pese a la mejora en el acceso a la educación experimentada en el último decenio), así como la limitada disponibilidad y pertinencia de los programas de capacitación, explican en parte la escasez de habilidades denunciada por los empleadores.

En principio, la brecha de habilidades podría indicar una economía dinámica que genera una demanda constante de habilidades nuevas, por ejemplo, como consecuencia de los avances tecnológicos.

En la región, sin embargo, los sistemas de educación y formación profesional no han demostrado ese dinamismo para adaptarse rápidamente y proporcionar las habilidades demandadas. Las brechas de habilidades implican un uso ineficiente de los recursos humanos disponibles en una sociedad.

La reducción de esos desajustes a través del desarrollo y la mejora de las habilidades es un factor clave del éxito económico, el bienestar individual y la inclusión social, y debe constituir una prioridad en el programa de políticas públicas”.

3. Desempeño laboral

Para los autores, “el desempeño en el mercado laboral no solo dependerá del nivel de educación alcanzado, sino del conjunto de habilidades técnicas específicas, cognitivas y socioemocionales con las que cuenten los trabajadores. (…) Un patrón que parece surgir es que, a medida que las economías se desarrollan y diversifican, aumenta más la demanda de habilidades cognitivas de nivel superior en comparación con la demanda de habilidades manuales específicas para el trabajo.

4. Desajuste de habilidades

De acuerdo con esta publicación, “el desajuste de habilidades es un término utilizado para describir distintos tipos de desequilibrios entre las habilidades disponibles y las requeridas por el mercado laboral. (…) Las principales causas del desajuste entre la oferta y la demanda de habilidades se pueden agrupar en: i) factores de la oferta laboral; ii) factores de la demanda laboral; iii) deficiencias de planificación y coordinación entre entidades del sector educativo y el laboral y productivo; y iv) deficiencias en los sistemas educativo y formativo”.

Ante este panorama, “la región debe seguir invirtiendo en reforzar la calidad de la educación, a fin de propiciar el desarrollo de habilidades en condiciones de igualdad.

En América Latina y el Caribe, la participación en actividades de aprendizaje formal y no formal en el ámbito laboral no está muy extendida. (…) En un contexto de avances tecnológicos acelerados, es posible que los desajustes entre las necesidades del mercado laboral y la oferta disponible se intensifiquen, lo que afectaría principalmente a los trabajadores más vulnerables con menor capacidad para adaptarse rápidamente.

Para hacer frente a este desafío es fundamental promover las innovaciones tecnológicas con potencial de ofrecer nuevas oportunidades de empleo, incrementar la productividad de los trabajadores y facilitar la adquisición de nuevas habilidades por ejemplo a través sistemas de aprendizaje flexibles”.

Rodrigo Deleón

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