Presencia de escarabajo “siete de oro”; alerta por mortandad de rumiantes

Astylus atromaculatus, conocido como siete de oro.

La Unidad de Registros de Diagnósticos de la Dirección de Laboratorios Veterinarios (Dilave) “Miguel C. Rubino” (Uniradd) alertó por la mortalidad en rumiantes asociada a la ingesta del escarabajo vulgarmente conocido como “siete de oro” o Astylus atromaculatus. Recientemente se registraron brotes del escarabajo por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en la localidad argentina de Balcarce, a consecuencia de la sequía.
Esta enfermedad ocurre en Sudáfrica, Argentina y Uruguay. De constatar o sospechar casos, se solicita consultar o remitir muestras refrigeradas (incluyendo contenido ruminal) o en formol al 10% por parte de veterinarios a los distintos laboratorios de diagnóstico de la red Dilave.
El brote registardo es severo y también se detectaron en ovinos pastoreando alfalfa en Soriano. Los animales presentaron diarrea, con muerte de 15 ovinos. En las necropsias realizadas se constató la presencia del escarabajo en el contenido ruminal, enrojecimiento en intestino delgado y contenido intestinal líquido rojizo. Los escarabajos Astylus atromaculatus son voladores, se alimentan principalmente del polen y son más abundantes en el período de enero a marzo, cuando son frecuentemente vistos agrupado en masas en una variedad de flores y cultivos como el maíz, girasoles y alfalfa.
La entomofagia por parte de los animales es accidental y se produce en la mañana o tardecita cuando está más fresco y los escarabajos vuelan menos. La enfermedad se caracteriza por severa diarrea mucoide o sanguinolenta debido a la irritación del abomaso e intestino. Las vacas pueden cortar la leche y secarse. Los animales se deben retirar del potrero infectado.

Por la seca

El Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) explica que “se deduce que la sequía de la presente zafra causó un retraso o ausencia en la floración de especies vegetales que el siete de oro suele utilizar, por ejemplo, maíz u otras especies autóctonas. Consecuentemente, el insecto está utilizando otros hospederos menos frecuentes como son la alfalfa, la soja o el cardo en flor. Desde INIA estamos interesados en relevar la situación en el territorio nacional, por lo que agradecemos a técnicos y productores que puedan reportar focos de este insecto aquí. Este reporte es a los efectos de monitorear la información, INIA no visitará la totalidad de los sitios reportados”, aclaró.
INIA alertó que “el siete de oro está reportado como plaga de implantación de los cultivos de sorgo, maíz, girasol y soja, aunque actualmente no hay reportes de daño producto de la larva en Uruguay. El adulto se alimenta de polen, y es considerado un polinizador importante en regiones áridas y tropicales, pudiendo dispersarse y transportar polen en distancias de hasta 200 metros”. El informe explica que “si bien el adulto no es plaga de cultivos, puede causar intoxicación en rumiantes. Se ha demostrado la intoxicación suministrándoles escarabajos a nivel experimental en ovinos, mientras se sospecha de intoxicación en bovinos que han ingerido escarabajos adultos accidentalmente con el forraje”.

En Uruguay

“Las poblaciones de adultos de siete de oro reportadas hasta el momento en Uruguay parecen ser menores a las reportadas en Argentina por lo que no es esperable daños del adulto en cultivos agrícolas. En lo que respecta a la toxicidad para el ganado, se sugiere evitar el pastoreo directo o mecánico (cortado o picado) de recursos forrajeros que tengan severas infestaciones”, señala la investigación.
Según el INIA, “el pastoreo directo de praderas con baja infestación no debería generar problemas de intoxicación, ya que el insecto vuela al ser perturbado”.
INIA La Estanzuela no recomienda la aplicación de insecticidas, entendiendo que las infestaciones en Uruguay son bajas comparadas con Argentina. “Los controles químicos resultan poco eficientes, debido a que los insecticidas recomendados son prioritariamente de contacto. Ante la aplicación, es común que los insectos vuelen en respuesta al agroquímico y vuelvan a localizarse en la zona debido a que la señal de la feromona sigue activa. Estas aplicaciones con insecticidas de contacto son, además, muy tóxicos para organismos benéficos, especialmente para las abejas”.