En un futuro distópico, en el siglo XXIX, un pequeño robot tiene a su cargo la misión imposible de apilar la basura acumulada que cubre la superficie del planeta, un suelo en el que nada crece y no es posible la vida; un planeta que el hombre ya ha abandonado para irse a vivir al espacio. Es una visión conocida, forma parte del contexto en el que se desarrolla la película Wall-e (Pixar, 2008). Han transcurrido 15 años desde su estreno y aquella visión distópica planteada por la película animada ha tomado otro cariz, más semejante a una premonición. La basura producida por la humanidad se ha vuelto uno de los grandes temas ambientales, junto con el cambio climático y la pérdida de biodiversidad.
De acuerdo con el mensaje del Programa de las Naciones Unidas, Pnuma, con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, la humanidad produce anualmente más de 430 millones de toneladas de plástico, dos tercios de las cuales son productos de vida corta que pronto se convierten en residuos. Se estima que los costos sociales y económicos de la contaminación por plásticos oscilan entre U$S 300.000 millones y U$S 600.000 millones al año. La preocupación por la creciente contaminación por plástico ha sido, justamente, el tema central de la celebración del 5 de junio este año, un año en el que además se están buscando los consensos internacionales para llegar a acuerdos que permitan una reducción progresiva, pero lo más inmediata posible, de esta fuente de contaminación.
El ministro de ambiente, Robert Bouvier, aludió en su mensaje institucional a estos esfuerzos, destacando que la reunión de la semana pasada en París, la segunda para la negociación de un tratado global para abordar la problemática de contaminación de plástico, forma parte de un proceso “que avanzará durante lo que queda de 2023 y 2024, para concretar un instrumento internacional que permita revertir los impactos para la salud y el ambiente que el consumo de plástico ha generado”. Bouvier también explicó con precisión la razón por la cual el plástico ha sido un material (en realidad se trata de una amplia variedad de materiales) tan “exitoso”, a punto tal que se volvió omnipresente. “Las cualidades en cuanto a su precio, por ser liviano y por su resistencia, ese material que se viene desempeñado un rol importante del desarrollo de la sociedad y la economía generando múltiples múltiples soluciones en distintas áreas. También tiene un uso creciente, indiscriminado por aplicaciones de muy baja vida útil. Esto desencadenó graves problemas ambientales y es uno de los ejemplos más claros de un proceso de consumo insostenible basado en usar y tirar”. Maleable, liviano, resistente y barato. Esa es la ecuación que terminó por enamorarnos. Cincuenta años después estamos lidiando con un problema que aun no sabemos cómo manejar.
Es que el plástico hoy forma parte de la cotidianidad de todos. Casi no se puede pasar un instante sin estar en contacto con un objeto plástico. Si nos ponemos a darle vueltas al asunto se puede volver casi agobiante, así que no lo hagamos y centrémonos en el detalle en el que enfoca Bouvier para trazar la línea: la durabilidad del uso que se le da al objeto como forma de considerar justificado su uso. Es decir, plantear el problema como un efecto de los plásticos de uso efímero, o de un solo uso. Algunos cuya vida útil se limita a la cuadra y media que dista de nuestra casa el almacén, como caso extremo. Pero en el mismo orden las bandejas descartables, los envoltorios, envases en general.
“Cuanto más plástico producimos, más combustible fósil quemamos y más agravamos la crisis climática. Pero tenemos soluciones”, agregó el Secretario General de la ONU, António Guterres, en su mensaje, en el que llamó a “trabajar de forma mancomunada —gobiernos, empresas y consumidores por igual— para acabar con nuestra adicción a los plásticos, defender la política cero desechos y construir una economía verdaderamente circular”.
En parte esta idea aplica al instrumento que ya había anunciado y que ahora está poniendo en marcha el Ministerio de Ambiente, con la creación del sello “Desafío libre de plástico de un solo uso”. Este sello ambiental fue fruto de un trabajo en el que participaron “el sector público, privado y académico. Tiene como objetivo la adopción de medidas para la reducción de generación de residuos plásticos un solo uso de manera voluntaria en distintos sectores del área de comercio y los servicios. Así mismo, y no menos importante, se busca que los usuarios de los sectores se concienticen en la problemática y que esto repercuta en un cambio en los hábitos de consumo de la población”, dijo Bouvier.
Y aquí, tanto en las palabras de Guterres como en las de Bouvier se menciona a la población como un sujeto activo, en cuyas decisiones pareciera recaer la responsabilidad de salvar o cuidar al planeta, como ha sido el mensaje desde siempre. Y no es que esté mal, que no lo está, porque al final es el usuario el que va a decidir dónde se descarta un envase, por ejemplo, y todavía hay mucho por hacer en la materia. Pero a veces se carga demasiado el mensaje sobre uno de los pilares, y es difícil ponerse rigurosos en los límites para quienes introducen estos elementos en el mercado y, por lo tanto, a la postre, en el ambiente. De un tiempo a esta parte las soluciones en las que se exige una responsabilidad extendida de los fabricantes han tenido resultados auspiciosos, incluso con ejemplos en varias cadenas en nuestro país, promoviendo la reutilización, una segunda vida al menos a los que antes se consideraban residuos. Es decir, ha ido creciendo la preocupación y el interés del sector industrial y comercial por hacer las cosas de forma amigable.
El desafío es ahora escalarlo al plano mundial y saber cuánto tiempo nos puede llevar eso. El Pnuma, estima que “la contaminación por plásticos podría reducirse en un 80% de aquí a 2040, si los países y las empresas efectúan profundos cambios de política y de mercado utilizando las tecnologías existentes”. Claro, eso sería un primer paso, porque después hay que ver qué hacer con todo el plástico que llevamos medio siglo acumulando, bajo tierra o en los océanos. → Leer más