El fin de semana “largo” que provocó el feriado del 25 de Agosto el pasado viernes volvió a dejarnos las ya habituales imágenes de largas filas de vehículos para cruzar hacia (primero) y desde (después, en ese estricto orden) la República Argentina. El panorama se viene repitiendo desde la reapertura de los puentes y es fruto, claro está, de la diferencia cambiaria, como largamente se ha referido tanto en las noticias como en los diferentes espacios de opinión.
Pero más allá de las fotos, de los comentarios de quienes se quejan por la lentitud con que se hacen los trámites en el paso de frontera, hay otro dato a considerar y es el efecto acumulativo de los recursos que el país está “exportando” hacia la vecina orilla, y las cifras no son nada despreciables. Es más, en lo que va del año, con nuestra población de apenas 3 millones y algo de habitantes, Uruguay se ha convertido en el país que más visitantes ha aportado a la vecina república. Según los datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), a partir de estimaciones provenientes de la Encuesta de Turismo Internacional (ETI), los orientales fueron el 26,1% de los 947.800 visitantes no residentes que llegaron por las diferentes las vías de acceso. Y sí, obviamente que ayuda que seamos un país fronterizo, lo corrobora el hecho de que el segundo país fue Brasil (23,8%) y Chile (16,8%), también fronterizos. Solo que los brasileños son más de 216 millones de habitantes y los trasandinos casi 20 millones.
El pasado mes de julio fue el tercero consecutivo en el que Argentina logró un superávit turístico. A ello ayuda su situación económica, marcada por una fuerte devaluación de su moneda y con un dólar “paralelo”, el “blue”, perforando permanentemente el techo de su cotización. Esto ayuda a que también seamos los uruguayos quienes lideremos el gasto diario promedio, con 131,8 dólares, dato que casi duplica el gasto promedio general de visitantes estimado en 74,1 dólares.
Según datos de CPA Ferrere, citados por Ámbito, “el déficit turístico con Argentina entre abril y junio se estimó en 305 millones de dólares. La cifra es 80% superior a la registrada en el mismo período del año 2019 (prepandemia), en términos reales”. Al revés, el gasto de los argentinos en Uruguay se calculó en unos 100 millones de dólares en el mismo período, y marcó una caída del 43% real, comparado con el año 2019. El saldo turístico fue negativo en 205 millones de dólares en el segundo trimestre.
Pero esto sigue porque –de acuerdo con el mismo artículo de Ámbito– Uruguay no se encuentra dentro de los principales destinos elegidos por los argentinos a la hora de salir del país. Se estima que salieron al exterior unos 732.700 turistas del vecino país y sus destinos preferidos fueron Europa, con 18,2%; Brasil, con 15,5%; y Paraguay, con 14%; que conjuntamente representaron el 47,7% del total.
Un informe del Ministerio de Turismo estimó que en los primeros seis meses del 2023 se hicieron más 1.800.000 viajes a Argentina en los que visitantes orientales gastaron casi 600 millones de dólares. “Los turistas van a comer y a comprar distintos artículos, en especial los de farmacia, con un cambio favorable, una situación que impacta en la economía uruguaya”.
El presidente de la Confederación de Cámaras Empresariales (CCE), Diego O’Neill, planteó que la afectación por el cruce a Argentina ya no es patrimonio solo de las ciudades con puentes internacionales. “Todos los sectores de los comercios, los servicios están muy afectados en todo el litoral y no solo el litoral, este fin de semana largo (vimos) el éxodo del pueblo oriental a la Argentina, eso afecta a la actividad comercial en todo el país”. En la misma nota citan al ministro de Trabajo, Pablo Mieres, reconociendo el impacto que esto ocasiona. “Las cifras del litoral muestran un número más alto de desempleo y obviamente ese es un impacto que es imposible de neutralizar”, dijo.
El lunes, luego de una asamblea de la Confederación de Cámaras Empresariales de Uruguay, se realizó una rueda de prensa para dar a conocer cómo están evaluando la situación del país, en función de sus intereses, por supuesto. Y más allá de señalar la preocupación que tienen por lo que indican como una “baja inserción internacional del sector productivo y exportador del país” y la falta de acuerdos comerciales —aún reconociendo los esfuerzos que ha hecho el gobierno en ese sentido—, también estuvo sobre la mesa esta situación con Argentina y la aspiradora de dinero uruguayo en que se ha convertido.
Para O’Neill, la diferencia de precios con la vecina Argentina es “insostenible” y, para colmo de males, los pronósticos no son auspiciosos, entiende. “Lamentablemente, no hay buenas noticias de ese lado, habrá que ver qué pasa con el cambio de gobierno, pero igual nosotros entendemos que vamos a seguir teniendo una diferencia cambiaria importante por un tiempo prolongado”.
La coyuntura es complicada, el mismo presidente ha dicho ya que no se le puede seguir el ritmo a la economía argentina, y tampoco se puede decir que no se haya hecho nada, porque sí se han tomado medidas. Tampoco es válido señalar y acusar a quien quiere aprovechar las circunstancias para pasear y de paso hacer rendir un poco más sus pesos, teniendo la posibilidad, porque siempre ha ocurrido así en todas las fronteras del mundo y no es algo que vaya a cambiar ahora. Es decir, no es culpa de nadie, pero el dinero se sigue yendo para el otro lado del río.
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