Argentina tras las PASO: un candidato polémico que potencia incertidumbre

Desde esta orilla, los uruguayos hemos asistido en las últimas semanas a un proceso en la Argentina que desembocó este domingo en la realización de las elecciones PASO, (Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias), elecciones intermedias que fueron creadas en el 2009, tras la aprobación de la Ley Nº 26.571.2.
Su carácter de elección primaria indica que se trataba de una instancia en que cada partido busca respaldo de la ciudadanía para definir cuáles serán sus candidatos a la Presidencia y otros cargos de gobierno en las elecciones nacionales que han sido convocadas para el 22 de octubre, por lo que éste será el verdadero escenario de definición electoral en la Argentina, tras esta instancia preparatoria del domingo 13 de agosto.
Ese día, precisamente, se definió básicamente qué partidos están habilitados a presentarse a las elecciones nacionales, que según la ley son aquellos que obtengan al menos el 1,5% de los votos válidamente emitidos en el distrito de que se trate para la respectiva categoría. También quedó definida la lista que representará a cada partido político, de ahí lo de interna abierta, es decir con participación de todo el electorado habilitado.

Pero en estas internas tenemos por un lado que al ser primarias, en lugar de definirse cargos, primero se determinan las candidaturas oficiales; abiertas: porque todos los ciudadanos participan en la selección de candidatos, estén o no afiliados en algún partido político; simultáneas: todos los precandidatos por las distintas posiciones dirimen su postulación para la elección general en simultáneo la misma fecha y en el mismo acto eleccionario, a la vez que el carácter obligatorio implica que todos los ciudadanos que tengan entre 18 a 70 años a la fecha de la elección nacional y para todos los partidos y alianzas que pretendan competir en las elecciones nacionales aún para aquellos que presentan una única lista de precandidatos, la participación no es voluntaria, y en caso de no participar, se aplican multas y otras medidas punitivas. Adicionalmente, el voto en las primarias es voluntario para los mayores de 70 años y para los jóvenes desde los 16 a los 18 años.
Ahora, en lo que respecta al resultado de las PASO, ha tenido gran impacto que el partido donde hubo más participación –prácticamente el 30 por ciento de los votantes– fue el de Javier Milei, de la agrupación de derecha La Libertad Avanza, en tanto el oficialismo kirchnerista, quedó en tercer lugar con el 27 por ciento, aunque su principal candidato, el ministro de Economía Sergio Massa, resultó ser el segundo candidato con más votos individualmente.

En la interna de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, exministra de Seguridad, se impuso sobre Horacio Rodríguez Larreta con más de 5 puntos de ventaja, pero entre ella y Rodríguez Larreta, del partido del que surgiera el expresidente Mauricio Macri, obtuvieron el 28 por ciento, lo que indica que el peronismo a nivel nacional quedó en tercer lugar y por lo tanto con un mal augurio para poder pasar en la elección nacional al balotaje o segunda vuelta, y en caso de sí hacerlo, para ganarla, porque en esencia los votantes de Milei y los de Juntos por el Cambio son abiertamente hostiles al oficialismo kirchnerista.
Ahora, el triunfo –es un decir, porque en realidad es el candidato del partido más votado en las elecciones internas– de Milei resultó sorpresivo por la magnitud, porque las encuestas lo situaban a lo sumo en el entorno de un 20 por ciento, y los propios dirigentes de La Libertad Avanza consideraban que un 23 por ciento hubiera sido una votación magnífica, cuando en realidad fue abiertamente superada con el 30 por ciento.

Javier Milei, identificado con ideas de extrema derecha liberal, es un candidato mediático, particularmente drástico en sus apreciaciones –muchas salidas de tono y a veces hasta payasescas– muy a tono con la política argentina asimilada a la farándula de este país, y por lo tanto no es fácil de analizar desde países que como el nuestro, tienen otra manera de ser y actuar en el ruedo político – electoral, aún cuando lenta pero inexorablemente nos vamos “argentinizando” también en lo que a política respecta.
El “programa” enumerado por Milei se enmarca en un plan que promete transformar el país en tres etapas que abarcarían 35 años. La plataforma electoral nacional de su partido, –donde formaliza su programa de gobierno– señala que en una primera instancia se trabajaría en un recorte significativo del gasto público y una reforma para reducir impuestos, con una flexibilización en los ámbitos laboral, comercial y financiero.
Las medidas de segunda generación incluirían una reforma para recortar los fondos que se destinan a jubilaciones y pensiones, una reducción del número de ministerios a ocho y disminución paulatina de los planes sociales. Y para concluir con el plan se prevé la “liquidación” del Banco Central y reformas de los sistemas de salud, educación y seguridad.
Otras propuestas polémicas, como la dolarización de la economía, convierten a Milei en la gran novedad de la política argentina en las elecciones de octubre de 2023.

Según el documento inscrito en la Cámara Nacional Electoral, La Libertad Avanza promueve valores como “la meritocracia, la defensa del derecho a la vida desde la concepción, la honestidad en la administración de los recursos públicos”, entre otros, y sienta sus bases en “el libre mercado y la libre competencia”.
A la vez, plantea que lo que denomina “los gobiernos populistas y totalitarios” generaron un “Estado paternalista” que fomentó la “relajación de los esfuerzos” y desincentivó a las empresas privadas y a las personas “que terminaron quebrando o yéndose del país”.

En resumen Milei aparece como un “outsider” depositario de aquel voto del “que se vayan todos” por el descreimiento en los políticos argentinos, representados sin dudas por políticos de la talla de la expresidente Cristina Fernández de Kirchner, quien desde el gobierno ha tenido un enriquecimiento enorme y que nunca pudo justificar, como otros de sus colaboradores directos, y estos elementos se suman al crecimiento de la pobreza en el vecino país –del orden del 40 por ciento– y una inflación que supera con mucha luz el 100 por ciento anual.

Pero no está todo dicho en el plano electoral ni mucho menos, porque las primarias, si bien son un indicativo de hacia dónde se van a canalizar los votos en las elecciones nacionales, en una suerte de encuesta política de gran alcance, no son definitorias y la verdad la va a tener en sus manos el electorado con los alineamientos que se den en el balotaje, donde dos más dos no son cuatro, y donde la expresión del soberano suele también dar alguna sorpresa.
El punto es que más allá de las sorpresas y la contundencia del resultado de las PASO, hay mucho paño para cortar de aquí al 22 de octubre cuando se decante la opinión del soberano, y porque más allá de los dichos sobre el “programa” del candidato de derecha Javier Milei, sus drásticas salidas de tono difícilmente se acompasen en un todo ni mucho menos con lo que va a hacer o pueda hacer, porque seguramente no es tonto y en caso de llegar al poder –lo que está muy por verse– va a aterrizar sus propuestas para adecuarlas a la realidad y necesaria gradualidad de un país con una economía desquiciada, plagada de subsidios y “planes sociales”.

Es decir, un verdadero pozo sin fondo para los recursos que obtiene el Estado de la actividad privada y los recursos naturales, lo que obra como un factor que espanta a los inversores y capitales de riesgo, que son la única apuesta valedera para hacer viable una economía plagada de irracionalidades y voluntarismos.