Cierre de cursos: la Escuela de Artesanías es también “un espacio social y humano”

Las instalaciones del Espacio Gobbi se vieron colmadas por el público que se acercó para conocer el trabajo realizado en la Escuela de Artesanías.

Con una multitudinaria asistencia de autoridades, profesores, funcionarios, alumnos, familiares y amistades, tuvo lugar el acto de cierre de cursos de talleres de la Escuela Departamental de Artesanías, en el Espacio Cultural Gobbi, con una muestra de trabajos en el que se pudieron apreciar hermosas y variadas piezas elaboradas en marroquinería, guasquería, arte textil, pintura, diseño, telas bastidor, telar en cuadro, fieltro artesanal, crochet, macramé y fragua para cuchillos artesanales.

En la oportunidad, el encargado de la Unidad de Artesanías, Rodrigo Vercellino, valoró que más allá de ser este un espacio para “crear emprendedores, oportunidades, herramientas, conocimiento, a lo largo del camino hemos visto que ha terminado y ha aflorado algo más importante de lo que se pueda hacer en la parte técnica”, ya que “la escuela ha terminado siendo como un espacio social humano para ir a aprender artesanía”. En este sentido, celebró el aporte de “aquellas personas que dan esa milla más”, reconociendo ese valor en “los profesores” por su tarea “social y hasta casi de salud mental”, ya que según lo manifestado por los propios alumnos “cada taller termina siendo un espacio humano y emocional”. Para Vercellino, “que se plasme eso, es ver una tarea cumplida”, que “llena el alma”, significó.

En su alocución, a la vez, tuvo palabras de reconocimiento para Carolina Correa, por su rol en la planificación de estos talleres, cuyo éxito también interpretó se debe en gran medida a que se diseñaron en función de lo que el público manifestara oportunamente que deseaba aprender.

“Celebro que la Escuela de Artesanías termine siendo un espacio social y humano, que la excusa sea aprender artesanía”, cerró.
El intendente Nicolás Olivera, por su parte, extendió sus felicitaciones a alumnos y fundamentamente a los profesores que “le ponen mucho cariño” a su labor, que en realidad no es solamente un trabajo sino “la vocación de servir en cuanto a transmitir lo que uno sabe y hacer que el otro pueda aprender todo eso” y la satisfacción de ver que el alumno “no sólo hace lo que uno le enseñó sino que busca superarse y a veces termina sabiendo más” que el propio docente. Reafirmó que se trata de “un espacio para desarrollar sus talentos”, lo que luego “para muchos” se transformará en “una fuente de ingresos también”, a la vez que aludió a cómo se puede observar la evolución de los aprendices cuando se asiste a la ferias y se observan la calidad creciente de sus trabajos.

En representación de los 403 alumnos de estos talleres, primero habló Yanet Bremerman, quien asiste desde hace dos años, y que encontró en este espacio “un grupo humano precioso”, donde compartir vivencias y momentos, por lo que le ha resultado, más allá del aprendizaje “muy gratificante para el alma”, un lugar en el que “nos enriquecemos día a día”.

Posteriormente, Mercedes Notaro, que concurre a los talleres desde hace 3 años, se refirió al rol del artesano y entre sus conceptos, destacó que este “actualmente gana espacio ante el aumento del turismo, que valora el trabajo manual de cada cultura, formando parte del folclore de la región, revelando usos, costumbres y tradiciones”.
Culminó sus palabras recordando el enunciado de Picasso, “la inspiración existe, pero te debe encontrar trabajando”. “Y todo esto hacemos en los magníficos talleres”, finalizó.